MELBOURNE -- Está conforme y se le nota. El suizo Roger Federer firmó su presencia en la segunda semana del Abierto de Australia al derrotar al ruso Teymuraz Gabashvili y dijo que está contento con su nivel, tras avanzar a los octavos de final.
El suizo hizo algunas delicias de su nuevo entrenador, el sueco Stefan Edberg. "Definitivamente, es una época emocionante para mí. La última vez que ella (su esposa Mirka) estaba embarazada, jugué muy bien y gané Roland Garros y Wimbledon", dijo el ex Nº 1 del mundo.
Así, el sexto cabeza de serie se refirió a su momento dulce de juego y al embarazo de su mujer, que espera el tercero de sus hijos. La pareja anunció a finales del pasado año que serían padres de nuevo y que las mellizas Myla Rose y Charlene Riva, sus dos hijas, tendrían un hermano en 2014.
Federer recordó que le está sacando provecho a su nueva raqueta, de mayor tamaño, que refuerza su pegada. "Sigue siendo una raqueta de tenis", dijo, "pero el tenis ha cambiado mucho en los últimos años y con esta he potenciado mi servicio, y creo que ha sido una buena idea".
"Siempre que entro en un torneo mi objetivo es alcanzar la segunda semana", dijo Roger sobre la cancha, mientras que Edberg asentía desde la trbiuna del Rod Laver Arena, satisfecho con el trabajo de su pupilo de 32 años.
"Cuando él me dijo que sí me sentí feliz", matizó el suizo al recordar cómo se sintió cuando Stefan, otro ex líder del ranking mundial, se decidió a ser su entrenador.
Luego rememoró los tiempos en los que él fue recogepelotas en el torneo de Basilea, su ciudad natal, donde actuó en partidos del sudafricano Wayne Ferreira y del alemán Michael Stich, aunque no recordaba bien si lo había hecho en alguno de Edberg. "Creo que sí, pero no estoy muy seguro", dijo ante las risas del público.
Federer, dueño del récord de 17 títulos de Grand Slam, busca coronarse por quinta vez en Melbourne, donde acaba de igualar al argentino Guillermo Vilas con 929 victorias, la tercera mejor marca profesional de la ATP. Por delante ahora tiene al checo-norteamericano Ivan Lendl, con 1.071, y al estadounidense Jimmy Connors, con 1.253.