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Se sacan las garras... literalmente

Nota del editor: Primero en una serie de cuatro días sobre las rivalidades más encarnizadas en el béisbol invernal.

SANTIAGO, República Dominicana -- A los niños espartanos de la Grecia clásica-- entre los años 320 y 30 Antes de Cristo-- se les educaba para ser los mejores soldados del mundo conocido y, sobretodo, se les enseñaba que morir por la patria debía ser la máxima aspiración del individuo.

A los niños de la región del Cibao-- una extensa zona de 14 provincias, cuyo centro es Santiago, en el norte de República Dominicana-- se les instruye desde el nacimiento que un buen ciudadano adora a las Aguilas Cibaeñas y, por consecuencia natural, aborrece a los Tigres del Licey. Cultura oral simple, directa, sin rodeos.

"A uno desde pequeño le inculcan el regionalismo y eso incluye seguir a las Aguilas y tener al Licey como enemigo", dijo Stanley Javier, un cibaeño que jugó toda su carrera invernal con las Aguilas y esta temporada debutó como el gerente general del conjunto. "Hay muchas cosas [que impulsan la rivalidad]. Nosotros los cibaeños somos regionalistas. El fanático del Licey nunca se da por vencido. Cuando yo jugaba, no había nada más satisfactorio que darle una línea al Licey", dijo Javier.

"He sido un jugador que ha estado envuelto por muchos años en esa rivalidad. Solamente escuchar el nombre Licey hace que se te suba la adrenalina", dijo Luis Polonia, uno de los jugadores más importantes que ha tenido la liga quisqueyana y el actual coach de bateo de las Aguilas.

Polonia ayudó a las Aguilas a ganar 12 títulos, incluyendo cinco en finales ante Licey, y se retiró como el líder vitalicio de hits en la liga tras 27 temporadas, siempre con la camiseta amarilla. No obstante, Polonia se vistió de azul ocasionalmente, por supuesto para la Serie del Caribe como refuerzo felino.

"Cuando se trata de Serie del Caribe se trata de República Dominicana y cuando me tocó ponerme el uniforme del Licey me sentí orgulloso. Orgulloso porque yo era fanático del Licey antes de ser profesional y esas fueron las únicas oportunidades que tuve de ponerme ese uniforme", confesó Polonia.

Son muchos los factores que entran en consideración para tratar de entender la rivalidad entre Aguilas y Licey, un fenómeno sociodeportivo que gravita en las vidas de un amplio sector de la población hasta convertirse en la punta de lanza de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional, cuyo torneo de invierno es la actividad de larga duración más importante de la isla cada año.

Mientras el Licey es el baluarte de Santo Domingo, la capital del país, las Aguilas representan la segunda mayor ciudad de la isla y al mismo tiempo a una región rica y pujante que históricamente ha buscado igualar o desplazar a la primera como principal metrópolis de la nación. Antes que una lucha deportiva, la rivalidad entre Aguilas y Licey es el reflejo de una batalla regional y política entre Santiago y Santo Domingo por ostentar la principalía del país.

Un enfrentamiento entre estos dos equipos es un acontecimiento, no importa la etapa del torneo o el lugar que ocupan los contendores en el standing. Si se realiza un domingo y si los dos clubes están peleando una clasificación o una final, entonces aumentan los niveles de rabia entre los seguidores de ambos, que casi siempre abarrotan los estadios cuando se enfrentan amarillos y azules.

Por razones obvias, la calentura es más evidente cuando juegan en Santiago, que pese a su acelerado crecimiento y modernización sigue siendo rural y romántica, mientras que Santo Domingo, como la mayoría de las capitales, es más "cosmopolitan" y liberal y por lo tanto, menos enfocada en los detalles.

"En realidad, a uno no le enseñan a odiar a Licey, pero sí a querer a las Aguilas y mientras uno crece ve lo que está pasando", dijo el destacado locutor deportivo Kevin Cabral, quien siguió los pasos de su padre Dennis Cabral como comentarista de los partidos de Aguilas en la radio y la televisión.

"No es que te lo inculcan, sino que lo adquiere por osmosis. Ser aguilucho y ver al Licey como el gran rival está en nuestro ADN", dijo Cabral, un nativo de Santiago.

"Esta rivalidad es una bendición de Dios", dijo el torpedero Erick Aybar, uno de los jugadores más importantes del Licey en la última década. "Son nueve peloteros por cada lado en el terreno, como en cualquier otro partido, pero este es uno que todos quieren ver", dijo Aybar.

RIVALIDAD EN CIFRAS

Pese a que tiene que dividirse la fanaticada de su propia sede con otro club, los Leones del Escogido, Licey es el club más popular del país, de acuerdo a las últimas mediciones de popularidad. Una encuesta realizada por la empresa Gallup, ordenada por el periódico Hoy, reveló en diciembre del 2011 que Licey y Aguilas poseen el 79.4% de la fanaticada de República Dominicana, dejando apenas un 20.6% para los otros cuatro clubes.

Licey encabezó el sondeo con un 39.2%, las Aguilas obtuvieron un 33.2%, el Escogido un 11.1%, Estrellas Orientales y Toros del Este empataron con el 2.7% de la preferencia y los Gigantes del Cibao, el equipo más joven de la liga, quedó en último puesto con apenas un 0.7%.

Esos datos no estuvieron lejos de los que arrojó otra encuesta (donde quedaron así: Licey 38.8%, Aguilas 31.7%, Escogido 11.1%, Toros 2,3%, Gigantes 1,9% y Estrellas 1,7%) que realizó Gallup en el 2009.

El Escogido ha ganado tres de los últimos cuatro torneos para llegar avanzar en el tercer lugar y acercarse un poco más a los dos grandes, pero aún debe recorrer un largo camino en términos de popularidad para recuperar el brillo de antaño, cuando era el "eterno rival" natural de los Tigres.

Contrario a otras rivalidades -- la de Medias Rojas de Boston y Yankees de Nueva York en Grandes Ligas es el mejor ejemplo -- en la que un equipo que ha ganado mucho tiene como némesis a uno con pocos palmarés, la de Aguilas y Licey es entre dos titanes que prácticamente van empatados en todos los escenarios.

"No creo que en béisbol existe una rivalidad como la de Licey y Aguilas. Hablan de Boston y Yankees, pero ellos no juegan tanto entre sí ni se enfrentan en playoffs como Aguilas y Licey", dijo Javier. Al gerente aguilucho se le olvidó mencionar que Nueva York supera ampliamente a Boston en la cosecha de campeonatos, contrario a lo que ocurre en República Dominicana.

Aguilas y Tigres lideran la liga quisqueyana en títulos nacionales con 20 cada uno. Con 10 coronas, Licey es el más ganador de la Serie del Caribe, el campeonato de campeones que se juega cada febrero en uno de los países miembros de la Confederación de Béisbol del Caribe.
Las Aguilas poseen cinco cetros caribeños, empatadas en segundo lugar con los puertorriqueños Cangrejeros de Santurce.

Debido a la cancelación del torneo de Puerto Rico en el invierno 2007-08, la Serie del Caribe que se celebró en Santiago en febrero del 2008 tuvo como representantes dominicanos al campeón aguilucho y al sub-campeón del Licey. Los Tigres vengaron la derrota en la final local, venciendo dos veces a las Aguilas para conseguir su décimo título caribeño, y de paso, amargar lo que debió ser un mes de celebración en el Cibao.

Las Aguilas dominan cerradamente la serie particular ante Licey en series regulares (446-440) y un poco más holgado en semifinales (77-58), pero los Tigres superan a las rapaces en juegos de series finales (68-61) y han ganado 10 de los 19 playoffs finales disputados entre los dos grandes rivales.

Vale destacar el hecho de que en todos esos enfrentamientos de series finales, nunca ha ocurrido que el ganador lograra barrer al perdedor, una muestra más de la clase de rivalidad que hay entre los dos conjuntos.

En total, las Aguilas han aparecido en 37 finales de la Liga Dominicana desde 1951, mientras que el Licey ha jugado en 32. Incluyendo todas las etapas (regular, semifinal, final y Serie Caribe), la serie particular entre Aguilas y Licey en partidos oficiales está 584-568 a favor del orgulloso conjunto cibaeño.

"La rivalidad de Licey y Aguilas aumenta el nivel de los jugadores. La concentración individual de cada pelotero es mejor", dijo Mike Guerrero, quien dirigió al Licey por temporada y media hasta dejar el cargo hace dos semanas. "Estos son los equipos que más gente mueven en el país. Los que mueven las grandes masas", dijo Guerrero.

"Son dos equipos que se respetan mucho, formados por jugadores que respetan el béisbol. Donde sientes cuando el pelotero aprecia la rivalidad es cuando se pierde o se gana. La celebración es diferente, el ánimo es diferente", dijo Félix Fermín, quien ha estado atado a las Aguilas por más de tres décadas como jugador y manager.

"Aunque digan que no, yo sé que sí", dijo Fermín sobre la forma en que se preparan los jugadores de Aguilas y Licey cuando se enfrentan entre ellos. "Es algo especial que existe entre las dos franquicias. Los jugadores tienen hambre de ganarle al otro", agregó Fermín, el único dirigente con más de 400 victorias en series regulares de la liga.

Con cinco títulos nacionales y tres de Serie del Caribe, todos con las Aguilas, Fermín es el manager más exitoso de todos los tiempos en el béisbol quisqueyano.

ERA DE LEONES Y CONSPIRACIONES

Los Leones, el tercer mayor equipo del país, no solamente ha ganado tres coronas nacionales y dos de la Serie del Caribe en los últimos cuatro años, sino que recientemente avanzó a la gran final quisqueyana por tercer torneo seguido. En los primeros cinco años de Moisés Alou como gerente general del club para el cual jugaron su padre Felipe, sus tíos Mateo y Jesús y su primo Mel Rojas, el Escogido ha clasificado cada vez a la postemporada y jugado en cuatro finales.

Alou, quien tomó las riendas de los melenudos justo después de retirarse como jugador de Grandes Ligas, planea tomarse uno o dos años de descanso, alejándose de cualquier compromiso que le impida pescar, cazar y viajar con su familia.

"Necesito un descanso. No he parado desde que salí de la universidad a los 20 años para firmar mi primer contrato profesional en 1986. Son 27 años consecutivos trabajando", dijo Alou.

Sin embargo, hasta una historia de exitos como la de Alou y los Leones fue oscurecida por la batalla de Aguilas y Licey por llegar a la final de este año y la subsecuente "teoría de conspiración" que la directiva de los felinos enarboló públicamente contra la de los pájaros amarillos por los acontecimientos de la última jornada del round robin semifinal.

En el día final del calendario de la semifinal, el viernes pasado, Licey estaba empatado con Gigantes en el segundo lugar y las Aguilas a un partido de ambos. Las Aguilas necesitaban vencer a los Gigantes y una derrota de Licey ante el clasificado Escogido para producir un triple empate en segundo lugar.

Las Aguilas ganaban su encuentro 5-4 en el octavo inning en San Francisco de Macorís, pero quedó eliminada cuando el Licey completó un triunfo 6-1 ante los Leones en Santo Domingo. Un par de jugadas de las Aguilas, que para muchos observadores fueron "displicentes", facilitaron el regreso de los Gigantes que terminaron ganando el juego 6-5 para forzar un partido extra con Licey para definir el rival de Escogido en la final.

Las redes sociales y los programas deportivos se inundaron de acusaciones contra las Aguilas de supuestamente haberse rendido después que el resultado en Santo Domingo las dejó sin opción de seguir avanzando, afectando al Licey, que con una derrota de los Gigantes habría pasado directamente al máximo playoff.

"Para esto trabajé un año entero? Y me he alejado de mi familia por 4 meses? Gane o pierda mañana, me siento avergonzado d ser parte de esto", escribió Manny Acta, el gerente general de Licey en su cuenta de Twitter (@MannyActa14) tras los resultados. "Y que se sepa... Que hay muchas personas que desde hoy jamás les volveré a tener el mismo respeto. #Integridad #Penoso", agregó Acta.

"Quiero dejar muy claro que yo dirijo como me da la gana, a los fanáticos del Licey que se dejen de llorar tanto, ellos lo que tienen que hacer es ganar su partido frente a los Gigantes", dijo Fermín a un programa radial el sábado. "Yo hice los movimientos que entendí necesarios en ese partido frente a los Gigantes, estoy seguro que el Licey hubiese hecho lo mismo si estuviera en nuestra situación. Ellos tuvieron 17 juegos para ganar, ahora que se dejen de estar llorando", agregó.

Los Tigres eventualmente derrotaron a los Gigantes 9-8 con un dramático cuadrangular de Juan Francisco en el noveno inning, pero eso no evitó que la directiva de los felinos depositara una queja formal contra las Aguilas ante la presidencia de la liga, donde reclama una investigación por los acontecimientos de las últimas entradas en el juego contra los Gigantes.

"Tengo una queja escrita por el Licey y he iniciado las investigaciones para que la liga tenga un resultado, pero personalmente descarto que un equipo juegue para perder", dijo Leonardo Matos Berrido, presidente de la liga dominicana. "Personalmente entiendo que eso es producto del fanatismo, la emoción del fanático, la pasión del fanático, que ha llevado a eso", agregó el directivo.

El último capítulo agregó fuego a una rivalidad que arde como la llama eterna mencionada en las leyendas de varias culturas, incluyendo los ricos y pintorescos relatos griegos.