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Ganaron Cibulkova y Li y avanzaron a la final del Abierto de Australia

MELBOURNE -- El Abierto de Australia, que tendrá una nueva campeona, ya conoce a sus finalistas: ellas son la eslovaca Dominika Cibulkova (20ª cabeza de serie) y la china Na Li (4ª). La primera aplastó a la polaca Agnieszka Radwanska (5ª) al ganarle 6-1 y 6-2 y la asiática venció por 6-2 y 6-4 a la canadiense Eugenie Bouchard (30ª) en las semifinales.

Fueron dos partidos cortos, de trámites claros y con una ganadora que sorprendió, como el caso de Cibulkova, quien solamente había jugado una semi de Grand Slam en su vida, por lo que ahora se metió por primera vez en la final de uno de los cuatro grandes campeonatos. En tanto, Li alcanzó esta instancia por cuarta oportunidad.

Después de la gran victoria de Radwanska (finalista de Wimbledon 2012) sobre la bicampeona australiana, la bielorrusa Victoria Azarenka (2ª), aparecía la polaca como favorita para la segunda semi. Pero en la cancha estuvo desdibujada, errática, sin su habilidad mental para cambiar los ritmos y ser clara e inteligente para resolver con oficio su falta de potencia.

Sin dudas, los méritos se los llevó Cibulkova, en este duelo de tenistas de 24 años, porque fue agresiva, tomó la iniciativa en casi todo el desarrollo del partido y no dudó en tomar riesgos y forzar a su rival, haciéndola jugar incómoda y buscando cada tiro sin pausas.

Ambas jugaron por primera vez en semi de Australia y la eslovaca se movió como una experta. Cibulkova le quebró el saque a Radwanska en el inicio mismo del encuentro, soltó su derecha y fue haciendo lo que quiso, ante la mirada atónita de la polaca y un público que creyó ir a presenciar otra historia, o al menos un duelo equilibrado, pero no una paliza así.

En el segundo capítulo fue parecido todo. La ganadora quebró en el segundo y el cuarto games para ponerse 4-0 arriba. Pero fue el momento en el que, al menos por unos minutos, reaccionó Radwanska consiguió un rompimiento y luego sostuvo su juego de saque. Así descontó y quedó 2-4. Fue sólo una insinuación, ya que retomó la manija la eslovaca, fue dominante y no dudó a la hora de la definición. Fue implacable.

De hecho, Cibulkova finalizó su brillante tarea con 21 tiros ganadores, contra 12 de la polaca, y tuvo menos errores no forzados, aún cuando arriesgó muchísimo, con 20 frente a los 24 de la 5ª del ranking mundial. Otro punto a tener en cuenta fue el oportunismo de la eslovaca, que en total logró seis quiebres de saque sobre nueve chances y su adversaria, ante la misma cantidad de opciones, apenas obtuvo un rompimiento.

Por algo Cibulkova apenas había cedido un set en su recorrido por Melbourne, justo ante la rusa Maria Sharapova (3ª). Estaba feliz de haber completado llegar a cuartos de final en Australia, el único Grand Slam donde no había escalado tanto. Su segunda semi "grande" será inolvidable para ella, porque le abrió esta puerta a la final del sábado. Y eso que estaba 1-5 en los choques contra la polaca.

A primera hora, el duelo generacional quedó en manos de Li, que se nota que se siente muy a gusto en Melbourne, ya que se convirtió en finalista del primer Grand Slam del año por tercera oportunidad, tras caer en las definiciones de 2011 y 2013. Y llegó a su cuarta final en los Majors, ya que fue campeona de Roland Garros en 2011.

En el primer set, Li quebró el servicio de Bouchard en el primer y el tercer games para adelantarse 4-0. La canadiense arrancó atada, visiblemente nerviosa, y lo pagó muy caro. De hecho, la ganadora se puso 5-0 arriba tras conseguir otro break. La china cedió inesperadamente su saque cuando fue a sacar para definirlo, pero luego lo cerró en el octavo juego, tras apenas 28 minutos.

Firme, arriesgando, con tiros veloces y mucha inteligencia para mover a la canadiense y no dejarla impactar cómoda, fue que Li cimentó su gran victoria en la primera semifinal. La experiencia jugó un papel clave, porque entró al estadio Rod Laver Arena muy suelta, mostrando la versión opuesta a la de Bouchard.

Ya en el primer game del segundo capítulo sufrió Bouchard para mantener su servicio. Ella se soltó un poco, quebró y se puso 2-0. Allí ilusionó un poco a sus seguidores y dio un aviso de que estaba viva, con hambre de gloria. Pero recuperó Li el quiebre y descontó. Enseguida aprovechó su táctica de jugar rápido y pegar primero y volvió a lograr un rompimiento para ponerse 3-2.

No se rindió la perdedora, de 19 años, frente a una rival de casi 32 años y mucho rodaje. Volvió a romper la canadiense y empató 3-3. Pero otra vez apareció la puntería y sabiduría de Li, para marcar otra vez diferencias y sellar un triunfo claro, en un total de una hora y 26 minutos. En total, la asiática logró 35 tiros ganadores, ante apenas 10 de su adversaria.

En el recuerdo queda el partido de la tercera rueda, en el que la china sufrió y estuvo a sólo un punto de la derrota ante la checa Lucie Safarova (26ª). Antes y después, fue rotunda con sus rivales y ahora espera que la tercera sea la vencida en la gran final en Melbourne.

Fue un duro golpe para Bouchard, quien aprendió muchísimo de su primera participación en el Major australiano y en su cuarto supertorneo como profesional.

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