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Perdió Ortiz: ¿Regreso y despedida?

El promocionado regreso del ex campeón mundial Víctor Ortiz (29 -5-2 con 22 KOs) no duró ni seis minutos.

Fue noqueado por otro ex campeón, Luis Collazo (35-5 con 18 KOs) y además de dejarnos el combate gusto a nada, también nos dejó varias preguntas. ¿Estaba listo Ortiz para afrontar un combate tan riesgoso? ¿Los promotores no midieron los riesgos? ¿No hubiera sido conveniente que empezara con una pelea preparatoria tras 19 meses de ausencia y una complicada cirugía a su mandíbula? ¿O tal vez, Luis Collazo se preparó adecuadamente y debemos adjudicarle todo el mérito?

En realidad, hubo de todo un poquito. En primer lugar, Collazo utilizó la estrategia correcta. Empezó el combate esperando en el centro del ring, cerrándose a los embates de Ortiz y aguardando el momento para soltar el contragolpe o esperar un error del oponente.

Ya lo adelantamos en las claves previas. Si Collazo percibía que Ortiz acusaba el óxido debía encarar el intercambio en los primeros asaltos. Y así fue. Ortiz comenzó fuera de distancia, falto de tiempos, con indecisiones luego de soltar combinaciones: demoraba segundos en reestablecer la guardia.

El primer asalto lo mostró activo, pero sin dejar la sensación de que tenía poder como para llevarse por delante a Collazo. En el segundo round, llegó la catástrofe, falló un gancho de derecha arriba y Collazo le devolvió el mismo golpe a contrapié y lo acertó en la barbilla, la misma que le fracturó Josesito Lopez en la última pelea de Ortiz.

A Ortiz le flaquearon las piernas, y se vino a la lona de rodillas sobre las cuerdas. Su lenguaje gestual , a mi juicio, no lo mostró lastimado, más bien lo vi asustado. Quizás, le estaba dando segundos a los huesos de su mandíbula, a ver si respondían. No dudo que la posibilidad de una nueva lesión le hizo una trampa mental en ese instante. Un instante del que no se recobró, le faltó rebeldía o aquel corazón de guerrero y solo aguardó el conteo del referí Benji Estevez.

Collazo ganó con sus armas, con su plan y de forma legítima. Su emoción está justificada, esta victoria es un renacer y tal vez (ojalá) sea el boleto a una nueva posibilidad de título mundial. Ortiz, mientras tanto, ahora es un dilema. Será muy difícil que se recupere de este malogrado regreso. No estaba preparado para afrontar una pelea estelar de este tamaño. El tiempo pasado, los riesgos postoperatorios en su mente y la condición de favorito le pasaron la cuenta.

¿Podemos acusar alguien del error? Si, los promotores se equivocaron y deberán asumir su error. Los pugilistas no tienen condiciones de evaluar esos riesgos, ellos solo desean pelear. Son guerreros y el ring es su hábitat. Los entrenadores, los manejadores, los que cuidan la salud física, mental y económica de cada campeón deben asumir esa responsabilidad.
Seguramente Ortiz mencionará el miedo que sufrió tras el golpe en la barbilla, dirá que fue un traspié, que es joven, que planea volver y promete regresar a ser campeón algún día. Yo creo que todo puede ser posible, pero no consigo imaginarlo de esa manera.

El boxeo en la vida de Víctor Ortiz, desde la noche de este sábado, parece alejarse de sus opciones. No creo que supere el trauma de una cirugía en el lugar (la quijada) donde llega el cuarenta por ciento de los golpes que recibirá en cualquier batalla futura.

Quizás su mejor futuro, esté en lo que hizo en estos meses fuera del cuadrilátero y lo veamos aparecer en otra película junto a Sylvester Stallone o en una nueva edición de "Bailando con las Estrellas". Es difícil imaginar que tiene madera para renacer de sus cenizas, pero no por ello perderemos la esperanza. Ojalá supere este nuevo KO.