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Un derbi a la antigua

MIAMI --
Táctico al extremo resultó ser el primer encuentro de las semifinales de la Copa del Rey. Un partido que necesitaría tantos árbitros como cámaras para detectar lo subterráneo y oscuro que mostraron los dos rivales engañando al extremo al mismísimo reglamento.

Choques y raspaduras fueron la constante de un primer tiempo en el que fue más futbolísticamente el Madrid de Ancelotti, que teniendo la pelota evito el daño que le podía causar un Atlético ordenado, que de la mano de Simeone, en dos años ha dado un notable salto de calidad táctica y de efectividad en la conclusión.

Real Madrid concentró su táctica en desconectar a Diego, con base en los recorridos de Xabi Alonso y los relevos a su zona de Pepe, que de paso se multiplicó para todo. Jugó, pegó, raspó y hasta hizo gol con la complicidad de Insúa que cambió el trayecto del disparo del naturalizado portugués.

Arbeloa jugó gratis el partido. Cometió faltas y se atrevió a patear a Diego Costa dentro del área ignorando que el futbol no es ajeno hoy en día al ojo escrutable e inquisidor del Gran Hermano. Tanta cámara denuncia cualquier detalle, pero parece que a los futbolistas de hoy en día y no importa de qué dimensión, no les advierten ese detalle que casi siempre los delata y quedan a los ojos del mundo como ingenuos o ignorantes.

Los agarrones fueron la nota del partido y por ello hablábamos de árbitros como cámaras, que desvirtuarían la realidad del futbol, pero dejarían felices a estas nuevas generaciones que pretenden el futbol se juegue como en el video.

El dominio de la primera mitad fue para el Madrid, pero lo llamativo fueron los duelos y las provocaciones en las que se gradúa con honores Diego Costa. Se peleó con Pepe primero. luego con Arbeloa, raspó con Sergio Ramos y cruzó palabras con Coentrao... Después retrocedió por disciplina táctica y se miró feo con Xabi Alonso, quien también tuvo un partido aparte con Raúl García.

En esas condiciones era un espejo, pero no táctico sino de sustos y fricciones, el que planteaban los dos rivales que sin quererlo ignoraban en el trámite a los virtuosos. No fue un partido cómodo para Cristiano, como tampoco lo fue para Koke y menos para Diego que sólo vio acción en la primera mitad, cuando el 'Cholo' le dio entrada al "Cebolla" Rodríguez y no funcionó, porque por allí y en su cara se gestó una jugada de otro partido que nació de un cambio de frente y el genio de Di María inventó un callejón, con el que eliminó cinco rivales y dejó a Jesé, para que este sólo le pusiera puntería al servicio y venciera con sutileza a Courtois.

Dos a cero y la temperatura del juego se subió nuevamente reflotando los roces, hasta que por fin el colegiado Clos Gómez le mostró la cartulina amarilla a un trastornado Diego Costa.

El delantero del Atlético es punto aparte. No sólo es un señor goleador y un gran jugador. Es el "guerrillero" más provocador de los gramados españoles, dejando la sensación de que sus éxitos son producto del miedo combinado con fastidio que genera en los defensas rivales.

Por eso el Clásico de hoy fue a la antigua. Como cuando sólo había cámaras de fotografía en los estadios y todo lo sabíamos por la crónica de prensa y la solitaria foto que adornaba la nota. Lo jugaron como si no existiera la tele y como si el globalizado mundo no tuviera los ojos puestos en ellos. Atentaron contra todo y casi no sale ileso el reglamento.

La segunda mitad no tuvo nada nuevo más allá de las variantes, básicamente del Cholo, que con dos goles en contra movió el equipo, pero esta vez con pocos resultados porque el Madrid se acordó del Barcelona, y aunque sin jugar bonito con la posesión le alcanzó para no darle opciones ni minutos al Atlético que sin la pelota se le noto por primera vez algo extraviado.

A falta de 17 minutos es Di María nuevamente quien dispara con la izquierda cerca del área, y como no podía ser de otra forma, otro autogol, esta vez de Miranda, sentencia el partido para los blancos. Tres a cero, con dos goles sucios, como le decimos en el argot del futbol a estas anotaciones de las que el Madrid no tuvo la culpa, pero que son producto de lo propuesto por los rivales en el campo de juego.

El cotejo fue intenso, y en medio de todo, saca buena calificación por la entrega de sus protagonistas, aunque el estilo de hoy quizá no sea el más recomendable. Sólo faltaron en el juego tres touchdowns y los jugadores con cascos.