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Adiós a un segundo Mundial

MÉXICO -- Por circunstancias parecidas, los jugadores mexicanos Nery Castillo y Jonathan dos Santos se perderán su segundo Mundial consecutivo, ahora en Brasil 2014, no obstante formar parte de un club europeo.

En otros tiempos no era discutible que un jugador mexicano que actuaba en el extranjero fuera seleccionado nacional. Pero las situaciones cambian y tanto Nery (del Rayo Vallecano) como Jonathan (del Barcelona B) han experimentado bajas de juego y lesiones que, sobre todo al primero, no le han permitido sumar minutos en la chancha en los recientes años. Por si fuera poco, su forma de ser, su actitud, resultó, otro punto en contra para finalmente formar parte de un equipo mundialista. La tragedia también obró en su contra para que no fueran mundialistas.

Fue el argentino Ricardo La Volpe el primero que puso los ojos en Nery, cuando el delantero la rompía en el futbol griego con el Olympiacos, rumbo a Alemania 2006.
Pero el entonces técnico nacional de México optó por ignorar al jugador tras negarse más de una vez a formar parte del Tricolor. Nunca se supo a ciencia cierta sus razones para rechazar vestir la playera verde. Se rumoraba que ambicionaba defender los colores de una Selección con mayor jerarquía, aprovechando que tenía ascendencia uruguaya e italiana, y por el tiempo que llevaba jugando en el futbol griego, inclusive podría haberlo hecho como comunitario para el seleccionado nacional de ese país.
Al final no fue seleccionado ni por Uruguay ni por Italia ni por Grecia y mucho menos por México. Su marcado desinterés le marginó de toda posibilidad de poder brillar en un escenario mundialista, cuando atravesaba por el mejor momento de su carrera a los 22 años.

Entonces, el jugador reflexionó y finalmente se dejó seducir por Hugo Sánchez, quien comenzara en el timón del Tricolor el proceso rumbo a Sudáfrica 2010. Con su padre como representante y con su familia completa, Nery por fin jugó para México. Su etapa un que corta fue exitosa. Brilló con el Tri en la Copa América de Venezuela 2007 y en la Copa Oro del mismo año. Luego, su nivel de juego vino a menos. Su entorno fue pesado, pues además tuvo a mal de crear una mala relación con la prensa que en nada le benefició.

De Grecia pasó al Shakhtar Donetsk, de Ucrania, en donde fracasó.
Por otro lado y casi a la par, la tragedia apareció en su camino. Su madre falleció a principios de 2008 y su padre en diciembre de 2009. De tener una familia unida solamente se quedó con su hermano, pues finalmente también pasó por la experiencia del divorcio.

Entonces, en corto tiempo comenzó su peregrinar sin pena ni gloria por clubes como el Manchester City inglés, el FC Dnipro Dnipropetrovsk ucraniano, el Chicago Fire, de la LMS de Estados Unidos, el Ari Salónica griego, el Pachuca, el León y ahora mismo el Rayo Vallecano español, equipo en el que juega poco.

Nery no volvió a levantarse. En aquel tiempo confesó que el deceso de sus padres lo deprimió durante varios años. La depresión lo dejó sin fuerzas –dijo-. Aparte, por causa de las lesiones se convirtió en un jugador de cristal.

A sus casi 30 años y por su calidad indiscutible aún podría conseguir recuperar su nivel, aunque ya no para tratar de jugar una Copa del Mundo, mucho menos la de Brasil. No ha hecho méritos deportivos para ello y, mención aparte, el técnico nacional Miguel Herrera no agendó el visitarle en su gira a Europa; es decir, de antemano lo tenía borrado por esa inactividad.

EL CASO JONA
Desde que se dio a conocer por integrar las fuerzas básicas del Barcelona y, posteriormente, jugar contadas veces con la Selección Sub-17 de México a sus 15 años, dio muestras de sus virtudes en la cancha. No es un dechado de técnica ni tampoco brillante como mediocampista; no es un jugador que marque diferencia, pero de que tiene algo que puede ser aprovechado, lo tiene, como el roce internacional que posee.

Sin embargo, tal parece que la mal suerte lo ha acompañado en el Tricolor. Primero tuvo desavenencias con dirigentes de las Selecciones Nacionales y no pudo llevar un proceso en forma que le condujera a un Mundial en ese entonces a nivel juvenil.

Luego, cuando estuvo cerca de Sudáfrica 2010, se última hora quedó fuera de la lista de 23 del técnico Javier el Vasco Aguirre. Su molestia fue tal que aquella vez amenazó con no regresar a la Selección Mexicana. Prácticamente no lo ha hecho, pero no por decisión propia, sino por jugar solamente en la Segunda División del conjunto catalán.

Su carrera comenzó desde abajo, en las fuerzas básicas del Barcelona. Aunque debutó con el primer equipo el 28 de octubre de 2009 en un partido de Copa del Rey (jugó escasos 11 minutos), la realidad es que ha tenido pocas oportunidades de mostrarse, y ahora a sus casi 24 años, su panorama es más sombrío, si insiste en mantenerse en el club.

Su necedad de querer jugar y triunfar con el Barcelona lo ciega, de ahí que haya rechazado propuestas de clubes del futbol español que le ofrecían continuidad.
Pero lo peor estaba por llegar. En octubre del año pasado Jonathan sufrió una lesión en el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha, lo cual le dejaría inactivo durante seis meses. Si de por sí no jugaba mucho, con la baja mucho menos haría el intento por estar en los 23 del Piojo Herrera en Brasil 2014.

Aún es noven para hacerse de otra oportunidad. Para Rusia 2018 tendría 28 años, y si decide salir del Barcelona tal vez acumularía una importante experiencia jugando en un mejor nivel del que le ha tocado hasta ahora y cumpliría el sueño de disputar una Copa del Mundo. De él depende hacerlo; mientras tanto, hoy tiene cerradas las puertas para Brasil 2014.