Alejandro Pérez 10y

Tiempo de ajustar detalles

BUENOS AIRES -- A menos de cinco meses para el inicio de la Copa del Mundo de España la conformación del seleccionado argentino de básquetbol es todavía una incógnita. Si bien no son muchos los nombres que generan dudas, y por el contrario, hay una buena cantidad de nombres casi "cantados", de esos que nadie duda de que estarán en el primer partido en Sevilla, el peso de algunos de los que todavía no dieron el sí es tan pesado, que puede influir en el poderío final, y lógicamente, en las posibilidades del equipo.

Es esperable que en las próximas semanas el entrenador Julio Lamas intensifique sus contactos con Manu Ginobili y Carlos Delfino (aunque este sea un caso distinto por su lesión), para saber si podrá contar con ellos. Aunque se trate de solo dos jugadores, son demasiado gravitantes para la selección. Con ellos puede ser una historia, pero sin ellos puede resultar bien distinta, aún desde el mismo armado del plantel.

Si se repasa y analiza uno puede encontrar nombres que difícilmente queden afuera de la lista mundialista. Aunque no estén oficialmente confirmados, será imposible que no la integren. Y su presencia no será una novedad.

Luis Scola y Pablo Prigioni fueron los primeros que le hicieron saber a Lamas que podrá contar con ambos. Nadie puede imaginar un seleccionado argentino sin ellos.

Scola, siempre imperturbable hacia afuera, minimizó su asistencia perfecta desde 1999 con un lacónico: "Me hace bien jugar en la selección para mantenerme en ritmo, además de disfrutarlo. Pero no soy un patriota por eso".

Lo acepte él o no, y lamento tener que usar una frase que el ambiente del fútbol argentino manoseó hasta el hartazgo, la selección de básquetbol es "Scola y once más".

A su vez, la presencia de Prigioni es una excelente noticia. "Me dolió no estar en el Premundial y me amargué después de tomar la decisión de no jugar en la selección el año pasado. Mientras el físico me lo permita, no renuncio más", me confesó, con claro arrepentimiento, el base.

De su paso por España recientemente Lamas se trajo la confirmación de Andrés Nocioni, otro histórico. El también es fundamental en la selección y su presencia está fuera de discusión.

Sin embargo, hay otros cuatro jugadores que, con menos pergaminos acumulados, se los puede contar entre los que tienen el pasaje a Europa asegurado.

Uno es Facundo Campazzo. Su puesto de armador de recambio, que en la selección, gracias a sus formas enérgicas le calza a medida, es una fija. Sobre todo porque se lo ganó en la cancha. Su demostración en el pasado Premundial lo consolidó en el grupo de selección, al tiempo que si ajusta detalles de su estilo, ganará mayor protagonismo en cada torneo.

Otro del que nadie cuestiona su presencia es el pivote Juan Gutiérrez, hoy jugando en la Liga de España. Un poco por sus correctos aportes y su experiencia y otro tanto porque no sobran jugadores altos con jerarquía, se convirtió en un hombre confiable para la selección y un habitué desde hace ya ocho años.

Dos nombres más, estoy convencido, tendrán su lugar en el Mundial. Uno es el alero Marcos Mata. Si bien no hizo un Premundial para el recuerdo, tiene capacidad para jugar internacionalmente y la experiencia que está acumulando en la Liga de España (26 minutos de promedio) son sus principales argumentos. Además, y no es un dato menor, los veteranos de la Generación Dorada lo valoran y confían en él.

También el pivote Marcos Delía estará con seguridad en España. Está dicho que no sobran hombres altos y este pibe de casi 22 años y 2,07 metros es el futuro. Es factible que todavía esté inmaduro para el más alto nivel internacional pero dentro de un proceso de renovación que está viviendo el seleccionado argentino, este chico es un hombre clave. No puede faltar, por hoy y por mañana.

Precisamente este tema del recambio, mencionado desde hace ya algún tiempo, pero que entró en ejecución concreta desde el año pasado, podrá influir en las decisiones de Lamas para determinar el equipo definitivo, sobre todo en el resto de los nombres.

¿Sostendrá ese proceso de renovación por él iniciado, confirmando a algún joven más o pensará solo en el momento, apelando a la calidad aún vigente, de otros veteranos históricos?

De la decisión que tome hará variar los nombres elegidos. Si la opción es consolidar el recambio aparecerán algunos jóvenes más, varios de los que estuvieron en Caracas 2013, en su mayoría con limitada experiencia en el más alto nivel. De ser así, no sería extraño que Leonardo Mainoldi, Matías Bortolín, Selem Safar o algún otro tengan su debut mundialista.

Si la elección es la otra, seguramente volverán al equipo hombres como Leonardo Gutiérrez, Paolo Quinteros y hasta podría marcar el retorno, luego de ocho años, del propio Walter Herrmann.

Entre la profundización dentro de una etapa de recambio o postergarla un tiempo y volver a los veteranos confiables, será la gran decisión que deberá afrontar el técnico Lamas. Y acá retomamos al inicio de esta columna: la incertidumbre que generan las presencias de Ginóbili y Delfino. Con ellos dentro, es una cosa. Sin ellos, otra muy diferente.

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