Billy Russo 10y

Prado es un altruista en el béisbol

SCOTTDALE -- La ansiedad que genera el crear y dejar una buena impresión cuando se está por primera vez en un lugar puede afectar el rendimiento de cualquier persona, más si se pierde el control de ese sentimiento.

Martín Prado fue víctima de esa situación en el 2013, a su llegada a los Diamondbacks de Arizona, luego de ser cambiado por los Bravos de Atlanta, organización con la que se dio a conocer y debutó en Grandes Ligas, en el 2006.

El venezolano arribó a los Diamondbacks queriendo hacer más de lo que es capaz de hacer, queriendo mostrar algo que la novena de Arizona no necesitaba, porque ya lo conocía y sabía lo que querían y podían esperar de él.

A Prado le tomó un tiempo entender la situación y volver en sí, volver a ser el pelotero que había sido durante toda su carrera.

El instante de ese reajuste ocurrió, curiosamente, en el mismo lugar en el que destacó y llamó el interés de los Diamondbacks.

"Después que fui a Atlanta --en junio-- fue algo que cambio toda la mentalidad y la visión que tenía. Era como si me hubiera dado cuenta de que el cambio estaba ahí, de que ya las cosas habían pasado, tenía que seguir adelante y dejar esa página de mi carrera atrás. A partir de ahí empecé a ser yo mismo en el home plate, empecé a ser yo mismo en mi approach, sin tratar de hacer algo más de lo que yo podía con mi swing", dijo Prado a ESPNdeportes.com, antes de que los Diamondbacks emprendieran viaje a Australia este domingo.

Ese reconocimiento de su falla, de la desviación que estaba teniendo en su juego, le permitió reubicar su rumbo, para finalizar la campaña con tope ofensivo de carreras remolcadas (82) y dejar registros de .282 de promedio, con 36 dobles, dos triples, 14 jonrones, .333 de porcentaje de embasado, .417 de slugging y .750 de OPS.

En su segundo año con los Diamondbacks y tras haber pasado por esa experiencia, Prado continúa hacia adelante, buscando la fórmula para alcanzar la perfección de su juego, porque él es un perfeccionista, un adicto a su trabajo.

"Ahora estoy tratando de simplificar mucho la mecánica, estoy tratando de hacer menos cosas con mis manos, con todo lo que es la parte de la cintura. Son cosas, son detallitos que estoy tratando de finiquitar y hasta el momento han dado buenos resultados", dijo el venezolano acerca de su ofensiva.

En este spring training, el tercera base de la organización de Arizona está con el madero encendido, probando que los ajustes que ha hecho y que continúa haciendo para la temporada están arrojando buenos dividendos.

Eso sirve para reafirmar la confianza y poseer la certeza de que se está andando por buen camino.

"Los números en spring training no son de gran significado para tomar lo que es el concepto de lo que va a hacer la temporada, pero eso crea una gran confianza. Espero que el approach y los ajustes que tengo en el home plate duren durante toda la campaña y pueda ser más consistente en mi ofensiva", expresó.

En la pretemporada, Prado tiene promedio de .486, con 18 hits --seis más que los disparado en los entrenamientos del año pasado, con siete juegos menos--, cinco dobles, un jonrón, seis carreras remolcadas y nueve anotadas.

El manager de los Diamondbacks, Kirk Gibson, ha expresado públicamente lo que ve en el futuro de Prado, en el que vislumbra un título de bateo.

Siempre fiel a su circunspecta personalidad, el venezolano tomó las palabras de su estratega con responsabilidad y orgullo.

"Quisiera sentirme totalmente confiado al respecto --ganar un título de bateo. Pero es el trabajo, la concentración y el sacrificio durante 162 juegos lo que realmente te puede llevar a hacer eso. Uno tiene que venir al estadio todos los días con una mentalidad, con una visión de lo que tienes que hacer. Eso también es parte de un trabajo mental bastante fuerte ya que si tienes un mal día no lo puedes traer al siguiente. Eso toma bastante trabajo, pero en mis posibilidades y en mi mente, siendo yo una persona muy positiva, considero que todo es posible y me encantaría estar entre los mejores bateadores de la liga. Jamás me he puesto límites en mi carrera, estoy tratando de alcanzar la mayor capacidad que pueda alcanzar", soltó Prado.

Pero el venezolano no es un jugador al que le gusta estar pensando en individualidades, él lleva consigo ese espíritu del colectivo, del sacrificios por su grupo, por su equipo. De ahí que siempre esté dispuesto a hacer lo que sea mejor para su organización, aunque él no se sienta del todo cómodo con su función.

Tanto en Atlanta como en Arizona, Prado ha sido empleado en diferentes posiciones defensivas, por la capacidad que tiene de jugar bien en tercera y segunda base, así como en el jardín izquierdo, sin dejar de lado que también puede resolver en el campocorto y en la inicial. Él asegura mantener esa disposición por su equipo hasta que su cuerpo no pueda más.

Este año, como en el pasado a esta altura, los Diamondbacks planean tenerlo como su tercera base titular y esperan no tener que moverlo alrededor del infield, confiando en la salud del resto de sus jugadores. Pero de no ser así no hay problema para Prado.

"Sé que va a llegar un momento en el que mi cuerpo no va a ser el mismo y no voy a poder jugar todas las posiciones que suelo jugar, pero el tiempo dictará eso, por los momentos no tengo ese pensamiento de decirle a un equipo: "mira mi prioridad es esta", porque en realidad no sería yo", dijo Prado, quien reveló la raíz de ese pensamiento de sacrificio: "Uno de los conceptos que yo tengo, es que después de la
pelota, después que me retire quiero ser una persona que no piense tantos en mis números, sino en cómo fui como compañero de equipo, como pelotero, como profesional".

Esa mentalidad del venezolano le he permitido ser reconocido entre sus compañeros y entre los equipos con los que ha jugado. Incluso en esa visita que tuvo el año pasado a Atlanta fue sorprendido por un gesto de Chipper Jones, su ex compañero en los Bravos y a quien le estaban haciendo un homenaje en el estadio de los Tomahawks.

"No me lo esperaba. Yo tengo una muy buena relación con Chipper Jones, aprendí mucho de él, que es una leyenda del béisbol. Entre nosotros siempre hubo ese respeto, siempre hubo esa comunicación, pero jamás me imaginé que en ese momento él diría esas palabras. En ese momento fue como si se hubiera parado el tiempo y me di cuenta de todo el sacrificio y de todas las cosas que he hecho en mi carrera. Eso me dio a entender más que el no ser egoísta, el no irrespetar a la gente, el ser profesional e ir al estadio a trabajar siempre es agradecido por todos", expresó Prado, un hombre de 30 años de edad que todavía siente mariposas en el estómago antes de cada juego, "como cuando era un niño, eso no ha cambiado. Cuando no sienta el nerviosismo de jugar creo que me daré cuenta de que estoy perdiendo el amor al béisbol y entonces me tenga que alejar, porque cuando dejas de amar algo lo mejor es alejarte".

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