Washington Cucurto 10y

¡Hay que salvar al Barcelona!

BUENOS AIRES -- En el bar Mi refugio de Billinghurst y Mario Bravo:
"El Barcelona es la última gota de fútbol que le queda al mundo".

Musitó el hombre de sombrero, tomando un café y leyendo Clarin. Yo estaba mordiéndome las uñas. Barça y Real Madrid jugaban uno de los mejores partidos que vi en mi vida. Un partido precioso de ida y vuelta, con goles y lleno de emotividad. Por momentos, me deprimía porque veía que al Barça se le escapaba el partido (dos veces abajo en el marcador), pero al final lo ganaría casi de manera épica.

El bar es chiquito, tiene apenas seis mesitas y está instalado en un local pequeño, en el espacio que sobró entre dos grandes edificios. El bar existe por un mal cálculo de los arquitectos o los obreros. Ahora contrataron una moza muy joven. Morocha, de intenso pelo negro y bellos en los brazos. Un cuerpo muy atractivo. Cuando uno está viendo un partido distrae...

--Me escuchaste bien, muchacho. Aprovecha porque dentro de poco el Barça pasará a otro mundo.

Entonces sí, le hablé.
--Disculpe, jefe...
--Sí, muchacho. La humanidad ha ido destruyendo todo, no queremos que el Barça y en gran medida lo mejor del fútbol, desaparezcan como las pirámides o los dinosaurios. Por eso estoy en este bar, en este continente y en esta ciudad desconocida. Vine a cumplir una misión.

Imagínense, pensé lo siguiente: "Hay mucha gente loca, pero este es de colección". Macri cerró el el neurosiquiátrico Borda, pero la verdad es que es necesario. Hay que volver a abrirlo. El Barça y la belleza corporal de la moza acaparaban toda mi atención. Mis hijos se habían ido a los Bosques de Palermo a pasear y yo pensaba mandarme alguna de las mías.

El Barça sorprendía porque jamás renunciaba a su estilo de juego. Era toque y toque y el Real Madrid, tal vez un equipo más moderno, se volvía loco con tanta poesía. Iniesta era la gran figura del partido.

No vi cuando entró el hombre con el maletín y se sentó frente al otro. No lo saludó, solo puso el maletín encima de la mesa. Lo abrió, el otro miró y luego lo cerró. Entonces sí, puse la vista sobre ello. Me acordé de la frase del tipo: "hay que salvar al Barça para que no sea como los dinosaurios".

Lo dramático vino segundos después. Una moto estacionó raudamente en la vereda del bar. Bajó un hombre y le pegó tres tiros a mi conocido. El otro huyó dejando el maletín. La moto desapareció. Fue un segundo. Entre gritos y los toques del Barça me acerqué al hombre tirado en el piso y antes que muriera me dijo: "agarrá este maletín pibe, son las indicaciones para que gente de Marte se lleve al Barça lejos del Planeta Tierra".

Pagué mi café, agarré el maletín y corrí hacia mi casa. Abrí y vi todo. Pronto se llevarían a todo el equipo del Barça para otro mundo. Escribo esto para que quede constancia por si algo me pasa.
Ahora iré a la comisaría para explicarles todo.

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