Zac Crain 10y

¿Qué más necesita hacer Dirk?

"¡Ay, dale Dirk!"

El grito llegó en el amanecer del primer cuarto durante un partido de los Mavericks como locales contra los New Orleans Pelicans. Yo he escuchado a esa oración, o algo parecido a eso, muchas veces desde que Nowitzki llegó a Dallas proveniente de Alemania en 1999. Sin embargo, esta vez fue diferente a las otras. Nowitzki solamente había…la verdad que no me acuerdo lo que él había hecho. ¿Se erró un doble?, ¿perdió su marca? Era tan insignificante que en realidad no importaba. Ese no es el propósito de la historia.

Esto me llamó la atención por dos razones en particular. Primero que nada, era una evidencia más de que aún después de todo lo que Nowitzki ha hecho por el básquetbol en Dallas – en principio, lo rescató de una de las peores décadas de cualquier equipo en la historia de la liga – él todavía no recibe amor incondicional de parte de la hinchada en Dallas.

¿La segunda razón por la que esto llamó la atención, la más importante de todas? Esa sucedió durante el primer cuarto del primer partido de los Mavericks en la pretemporada.

He estado pensando mucho sobre ese momento a medida que progresaba esta temporada, a medida que Nowitzki volvía al nivel de una estrella que parecía haber desaparecido la temporada pasada. Nowitzki fue el capitán de un equipo que pertenecía a la Isla de los Juguetes Inadaptados durante la temporada 2012-13 – y aún en ese caso él casi llevó a los Mavs a los playoffs por decimotercer año consecutivo a pura fuerza de voluntad. Nowitzki ha llegado a un punto en su carrera durante el cual la gran mayoría de las personas pensaba que él sería un jugador secundario.

Pero aquí esta él, todavía vigente, quizás no mejor que nunca pero tampoco demasiado lejos, ya que él todavía es capaz de convertir a un tiempo de un partido de básquetbol en un partido de H-O-R-S-E con esos tiros con salto utilizando al pie equivocado desde ángulos que prácticamente no tienen sentido. Cuando él está inspirado, como lo está generalmente, su manera de tirar parece ser la de siempre, como si alguien que nunca ha visto un partido de básquetbol en su vida hubiese puesto un poster de Dirk en la pared sin luz en el cuarto.

Olvídense de esta temporada. Den un paso hacia atrás para poder apreciar a la obra de arte en la pared en su totalidad. Nowitzki es un miembro del Salón de la Fama que llegará a este cuando tenga su primera oportunidad de hacerlo, y su camiseta número 41 va a colgar del techo del American Airlines Center poco después de que él deje de ponérsela. Él va a terminar su carrera como uno de los 10 máximos anotadores de la historia de la NBA, seguramente ubicado entre Moses Malone y Shaquille O'Neal. Él ya es, sin lugar a dudas, el mejor jugador europeo de la historia de la liga, y él también forma parte de la discusión por el mejor jugador extranjero. Él ha salido campeón de la NBA, ha sido nombrado como Jugador Más Valioso y es uno de los pocos jugadores que pueden ser reconocidos como una silueta. Él es como un Jerry West de siete pies de altura.

Pero igual: "¡Ay, dale Dirk!"

Uno lo escucha en los bares y en la cancha, impacientemente gritado tras cualquier error o falla percibida. Los simpatizantes de los Mavericks se ven reducidos a ser el tipo de entrenador de básquetbol juvenil para el cual no quieres que tu hijo juegue. Esa es tu recompensa por haber conseguido más de 26,000 puntos, un trofeo de MVP y un anillo de campeón..

Nowitzki no les cae mal a los simpatizantes de los Mavericks. Lo que yo sí creo es que – más allá de la campaña improbable del equipo que ganó el campeonato en el 2011 – ellos no lo han apreciado del todo lo suficiente.

Nowitzki no posee el tipo de capacidad atlética al mejor estilo de un rayo que te inspira y te deja boquiabierto. Él no es de hacer una clavada muy seguido en los partidos, así que cuando eso sucede, cada una de ellas se aprecia por separado . Además, él no es el tipo de jugador que absorbe faltas ofensivas, le pega al piso y que los hinchas idolatran; él es blanco pero es europeo, así que él no cuenta con la garra estereotípica de un jugador tipo Brian Cardinal. Él es como el BMW de los deportistas: Nada lujoso, simplemente ingeniería alemana en su versión más precisa. Los dobles desde media distancia no venden zapatillas o camisetas o nada de nada en realidad.

Sin embargo, todo esto no es solamente sobre Nowitzki. Tú también tienes que adoptar una perspectiva a largo plazo. Después de que los Mavericks dieron el ejemplo sobre cómo se puede convertir a un equipo de expansión en un candidato permanente al título en los años 80, el equipo pasó la próxima década en la oscuridad, tocando fondo cuando ganaron 11 y 13 partidos respectivamente en dos temporadas seguidas (1992-93 y 1993-94). El trío de los supuestos salvadores de la franquicia --Jamal Mashburn, Jim Jackson y Jason Kidd -- solamente se las arreglaron para traer al clima de telenovela de "Dallas" a la cancha.

Para cuando Nowitzki finalmente llegó a finales de la década, sin poder jugar bien durante su primera temporada en la liga, él era considerado apenas otro tipo blanco que era alto y que decepcionaría a todos, y los Mavs ya habían visto a varios de ellos: Cherokee Parks, Eric Montross, Chris Anstey.

Esto dolió todavía más cuando la mala costumbre de los Mavs de convertirse en veteranos de la lotería coincidió con el regreso de los Dallas Cowboys como El Equipo de Todos. Una generación de potenciales simpatizantes de los Mavs se convirtió en mercenarios que solo pensaban en ganar, hinchando por los Bulls o los Lakers o cualquier otro equipo que no sea el de su ciudad. A pesar de que (bajo la tutela de Mark Cuban) los Mavericks habían renacido como una organización de primera clase, las semillas plantadas en los años 90 seguían floreciendo. Yo recuerdo que, hace unos anios, un cantito de "¡M! ¡V! ¡P!" inspirado por mucha gente se hizo escuchar por toda la cancha durante un partido entre los Mavs y los Lakers en el AAC.

El cantito era dedicado a Kobe Bryant.

Para ese entonces, Nowitzki ya tenía su propio trofeo de MVP, pero él lo recibió pocos días después de que los Mavs que habían ganado 67 partidos en el 2007 fueran eliminados de los playoffs por los mismos Golden State Warriors que habían clasificado a la postemporada en octavo lugar. Este resultado llegó un año después de que los Mavs se quedaron con las manos vacías contra el Miami Heat en las Finales de la NBA del 2006. Tres series antes de que los Mavericks consigan el primer título de su historia, un colapso total tras ir ganando por más de 10 puntos en el último cuarto contra los Trail Blazers era considerado evidencia de que Nowitzki simplemente no poseía el talento necesario para ganar.

Más que nada, la gente no prestaba la atención suficiente. Ellos se olvidaron de él en el 2007, con su confianza ya de por sí frágil demolida por dos eliminaciones desastrosas en la postemporada. Dallas se considera una ciudad de ganadores, aun cuando eso no es cierto, y Dirk no parecía querer encajar en el molde. Ellos no se daban cuenta que él se estaba moldeando como tal mientras ellos debatían las selecciones del draft y cada cosa insignificante que hacían los Cowboys.

Aun después de que Nowitzki demostró que estaba a la altura de ser parte del panteón de ídolos del deporte en Dallas, él no tuvo tiempo para disfrutarlo. El cierre patronal sucedió, los dirigentes de los Mavs se prepararon para incorporar a agentes libres que nunca llegaron, y además Nowitzki se lesionó la rodilla, lo que generó su primera ausencia por un tiempo extendido. Y ahora, tras pasar gran parte de su carrera como el símbolo de una franquicia que era muy buena pero nunca excelente, él es la cara de un equipo predispuesto a la frustración, ocasionalmente muy bueno pero nunca llegando a la altura de lo que pudo haber sido si, digamos, Chris Paul o Dwight Howard hubiesen llegado a Dallas.

Así que: "¡Ay, dale Dirk!"

Él ya se retirará algún día –- quizás dentro de una o dos temporadas, quizás tres si tenemos suerte. Espero que los Mavericks piensen en un plan para tener un sucesor a mano para ese entonces, y así poder continuar siendo un equipo perpetuamente respetable. Pero si soy honesto, también tengo algo más en mente:

Quiero que ellos sean horribles por un tiempito después del retiro de Nowitzki. Solamente por una temporada. Solamente para que todo aquel que haya dudado sobre la peculiaridad de su talento, aquel que lo haya insultado durante un partido amistoso de pretemporada, aquel que no entiende que los dioses también pueden tirar dobles desde media distancia –- para que todos ellos entiendan exactamente lo que perdieron. Y lo que siempre tuvieron en algún momento.

Zac Crain es un editor en jefe de D Magazine.

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