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Jiménez: "Llegar a esta edad y seguir jugando es algo maravilloso"

ProFocus

SANTIAGO DEL ESTERO--Como el futbolista Sir Stanley Matthews, que se retiró a los 45 años, o el basquetbolista Robert Parish, quien jugó en la NBA hasta los 43, el Torneo Nacional de Clubes de Rugby tiene su propio veterano. Ramón Jiménez tiene 45 años y aún sigue empujando como un pibe.

El pilar de Santiago Lawn Tennis debutó en Primera a los 18 años, allá por 1987, y tiene una historia muy rica dentro del club santiagueño en el que ya cumplió 27 años, siempre con la misma camiseta. Aunque alguna vez le tocó vestir la de Los Pumas B.

"El Chino fue compañero de mi viejo, del papá de Gonzalo y Juan Manuel (Leguizamón) y también de Juampi (Caldera), y por supuesto de los actuales entrenadores del equipo (Mirolo, Muhn y Basbús)", cuenta el medioscrum rojiblanco, Juan Pablo Mirolo.

"Es uno de los más bromistas, él y Mariano García son inseparables. Pero así también como se divierte, es muy trabajador y clave a la hora del trabajo táctico", agrega Mirolo. "Es un honor y un placer compartir un equipo con él, destaco mucho su cabeza y la predisposición para seguir adelante a pesar de la edad. Creo que no se va a retirar más", (risas).

El Chino, como lo conocen, tuvo una charla a fondo con Scrum y contó cómo vive esta etapa de su carrera, y que tiene nafta para rato.

-¿Qué se siente seguir jugando a esta edad?

-Llegar a esta edad y seguir jugando es algo maravilloso. Comparto equipo con chicos que podrían llegar a ser mis hijos. Es a base de mucho esfuerzo, preparase día a día y más aún que cuando era joven.

-Y la familia ¿cómo lo toma?

-Mi familia me apoya en todo momento y me pide que siga jugando. Sin ellos no podría hacer nada, me tienen todo listo y están para ayudarme.

-¿Y en el trabajo?

-Los directivos de la empresa son muy considerados con los permisos. Siempre fueron excelentes conmigo, saben lo que siento por jugar.

-¿Cómo te tratan tus compañeros?

-Los chicos siempre tuvieron mucho respeto hacia mí. Me ven como un ejemplo y estoy muy agradecido de eso. No falto a ningún entrenamiento por lo tanto ellos tampoco tienen hacerlo. Además verme a mí, que sigo empujando, los motiva a seguir.

-¿Tuviste la chance de ir a otro club?

-Pude haber jugado en Olivos y San Fernando, pero al final me quedé aquí. Incluso tenía todo acordado para ir a jugar en la segunda de Francia, con boleto en la mano y las valijas listas, pero por un tema familiar me quedé. De todas maneras, no me arrepiento. El rugby me dio mucho y creo que todavía puedo darle algo.

-¿Tenés algún recuerdo inolvidable?

-Hay muchos. Quizás las giras que hicimos en 1994 a Australia y el año pasado a Sudáfrica son de los más lindos. Soy uno de los pocos que hizo las dos.

-¿Qué sentís al seguir jugando en el rugby del más alto nivel del país?

-Es muy revitalizante, creo que cada vez que entro a la cancha me siento cargado de energía. Este torneo nos motiva mucho.

-¿Esto es un premio para el rugby del Santiago Lawn Tennis?

-Creo que es en base a mucho esfuerzo. Nadie nos regaló nada. Venimos trabajando hace más de dos años con este grupo. Para estar a la altura en el Nacional tuvimos una post temporada el año pasado y llegamos bien a la pretemporada. Hicimos una gira previa que nos ayudó a saber en dónde estábamos parados. Hay mucho detrás de esto.

-En la última fecha cayeron con Duendes, ¿consuela el hecho de perder ante el mejor?

-Cuando uno empieza a ganar se acostumbra y le agarra el gusto. Queríamos ganar a como dé lugar. Pero estamos satisfechos por lo que venimos haciendo y por cómo nuestro club está trabajando para poner el rugby de Santiago arriba.

-Después del Nacional se viene el Regional, ¿quieren ser protagonistas?

-Hay que seguir entrenando y meterle para adelante. Recién empieza el año para nosotros. Queremos ser pelear arriba nuevamente. Tenemos que ensamblar a los hombres que nos faltan porque están lesionados. Lo que estamos mostrando en el Nacional es el puntapié inicial para lo que viene. Siempre lo mejor está por llegar.

El experimentado pilar no baja los brazos y apunta a llegar más arriba. Como dijo, aún le queda nafta. "Y quizás, quién sabe, al año pueda seguir jugando".