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Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Stephens, serena
En el cemento de Miami, en el clay de Charleston, en la altura de Bogotá. Sloane Stephens solo conoció la derrota en las últimas semanas de competencia y perdió buenas chances para acortar distancias con el Top 10. Pero por más que pueda sorprender su seguidilla negativa, la estadounidense lejos está de impacientarse.

"Siempre hay urgencia de ganar, cada semana quiero que me vaya bien. Pero de los errores se aprende. Hay que saber construir desde allí. No me sirve de nada llegar a un torneo y pensar: 'Necesito ganar estos partidos para subir mi ranking'. Soy joven y estoy Top 20, tengo mucho por aprender", enmarcó la pupila de Paul Annacone, excoach de Roger Federer.

"No me frustra perder por perder, sí cuando tengo, no sé, 58 errores no forzados en 12 minutos. Pero son cosas que sé que puedo mejorar. No dejo que me mortifiquen", explicó. E insistió: "Apenas tengo 21 años. Me queda un montón de tenis por jugar. Puedo ganar el próximo Grand Slam o puedo ganar uno recién en seis años, e igual va a estar bien. No me apuro ni me fuerzo a lograr nada del otro mundo".

Las palabras de Stephens, semifinalista en Australia 2013, marcan un evidente contraste con la postura de Eugenie Bouchard, otra promesa de la WTA, que en Charleston graficaba: "Quiero tener 10 años de éxito, no cinco regulares y cinco buenos". Curiosamente, y con o sin temple en el proceso, lo cierto es que hasta el momento ninguna registra títulos en el circuito.

Manejo de tensiones
Mariana Duque Mariño venía de su primera victoria sobre una Top 20, y el pase a octavos en Bogotá. La esperaba Irina Khromacheva, ex-N°1 Junior. Y la colombiana ensayaba ante la prensa una radiografía sobre su siguiente rival: "Es zurda, juega bien, le pega duro de los dos lados...". Pero pronto dejó el análisis más formal y se fue directamente a lo extratenístico, con un giro particular: "De cabeza no es muy fuerte. Normalmente llora cuando va perdiendo. Así que si el público logra desestabilizarla, mejor".

Duque finalmente logró imponerse a Khromacheva y escaló a cuartos en el certamen, pero allí cedió ante Vania King y fue la propia colombiana la que acabó entre lágrimas. Visiblemente compungida en conferencia, lamentó sus errores en la devolución, elogió la estrategia de la estadounidense y remarcó "las ganas que tenía de jugar este torneo en casa". Sobre el final, le preguntaron qué le quedaba mejorar tras la buena semana en Bogotá. La respuesta, un retrato del momento: "Todo".

Lo primero es la familia
Cuatro años después, Agnieszka Radwanska volvió a competir en Polonia. Y lo hizo en Katowice, a solo 70 kilómetros de su Cracovia natal. Esa cercanía permitió que la N°3 del mundo tuviera entre el público a una admiradora especial: su abuela. "Es muy emocionante para mí. Ella me apoyó siempre. Desde que empecé mi carrera, mira todos mis partidos en TV o por internet. Pero nunca antes había podido verme jugar en vivo. Y aquí tuve la chance de tenerla conmigo todos los días", contó en el sitio oficial de la WTA.

Meses atrás, todavía en el calendario 2013, Radwanska ya anticipaba el encuentro, enfatizando el entusiasmo de su seguidora más fiel: "Toda mi familia está al tanto de lo que hacemos con Urszula. Pero mi abuela es un caso aparte. No importa si los partidos tocan en el medio de la noche o bien temprano a la mañana. Ella mira todo".

Algo parecido vivió Victoria Azarenka previo al arranque del circuito 2014, llevando a su abuela a Los Angeles para su pretemporada: "Ella nunca viaja a ningún lado, pero pude convencerla. Fue hermoso pasar tiempo con ella, caminar por la playa, salir a comer. No sé cómo describir el amor que le tengo. Es la persona más dulce del mundo, está feliz todo el tiempo", rememoraba la ex-N°1 del mundo durante el Abierto de Australia.

Curiosamente, sin ella Victoria no habría sido Victoria: "Mis padres querían ponerme 'Daria', que no va conmigo para nada. Es más, así figuró mi nombre en mi acta de nacimiento, pero mi abuela empezó con que 'no pueden llamarla así, tiene que ser Victoria'. Y me encanta, porque es un nombre internacional y al mismo tiempo me hace sentir mis raíces bielorrusas".

Y el vínculo también alcanza un carácter simbólico, cuando Azarenka encuentra en su historia de vida una renovada perspectiva para bajar a tierra algunas actitudes: "Mi abuela trabajó toda su vida hasta los 71 años. Tuvimos que hacerle firmar una hoja en la que decía que iba a dejar de hacerlo, porque de lo contrario se iba a seguir levantando a las cinco de la mañana para continuar yendo a trabajar. Ya era algo que me molestaba. ¿No puedes relajarte un poco? No sé, ve a un spa. Pero igual siempre me pareció increíble ese compromiso, ver la entrega al trabajo que tiene tanta gente y nosotros jugando al tenis nos quejamos de pequeñeces. Es algo bastante tonto... ¿Habré perdido un partido? Sí, ¿y qué? La vida continúa, hay que mirar más allá.

El rating y las críticas

Al margen del contexto familiar que vivió, fue la estrella de la semana. En el WTA de Katowice, Agnieszka Radwanska partía como máxima favorita, además de ser la mayor atracción en un torneo que contó con quejas de varias jugadoras, que se encontraron con canchas de hasta tres velocidades distintas. Y así lo fue tanto dentro como fuera de la cancha.

Y una de sus posturas fue más allá de su propio juego. "Cada uno de mis juegos se muestra en la televisión pública, eso es bueno para la popularidad del tenis", contó en una de las conferencias de prensa, consciente de que su imagen ya es responsable de la difusión del deporte. "Tengo curiosidad por saber cuánta audiencia hubo".

Pero también hizo alusión a Jerzy Janowicz y sus sorprendentes declaraciones en Copa Davis, refiriéndose a que no es lógico que el tenis en su país tenga éxito. "¡Estaba esperando esta pregunta!", inició. "Se sabe que Jerzy es una persona de carácter, sus nervios se pueden ver en la cancha y fuera de ella. No sé qué tan rápido fue la conferencia después del partido. ¿Pronto? Fue el error más grande. Se tiene que esperar media hora para enfriar. Pero aparte de eso, francamente, Jerzy está en lo cierto. De hecho, ¿qué pasaría si yo hubiera perdido el partido de hoy?", analizó, haciendo referencia a las críticas de la prensa polaca. Finalmente, la ídola cedió en semifinales luego de comenzar adelante 6-0. ¿Soportará las críticas?

¿Natalie Hingis? ¿Jennifer Hingis?
Su carrera bien podría ser un guión de película. Argumentos, sobran. La suiza Martina Hingis, sin dudas, no desentonaría en lo más mínimo si fuera utilizada por algún productor de Hollywood para recrear un film que una deporte, amor, éxito, decepción.

Su llegada al circuito WTA con 14 años, con triunfos ante Top 30; su título en el Abierto de Australia y su posterior llegada al N°1 del mundo, tres meses después, con apenas 16 años, siendo la más joven en lograrlo; su primer retiro en 2002, con 22 años. Círculo cerrado. No, lejos, porque después vendría la parte más oscura.

Su vuelta, escalonada, en 2005 y su nuevo abandono del tenis en 2007, con una acusación por doping positivo (cocaina) inclusive; En el medio, la ruptura con el checo Radek Stepanek en un noviazo que iba camino al altar. De película.

"He sido acusada de dar positivo en un control de dopaje. Nunca he consumido drogas y me siento completamente inocente. Encuentro esta acusación horrenda y monstruosa. Mi única arma en la cancha fue siempre la imaginación. Y para este estilo solo hay una cosa: el amor por el juego", supo decir Hingis en 2007.

¿Quién la podría interpretar? "Quizá Natalie Portman o Jennifer Garner", dijo la suiza en Wimbledon.com, donde lanzó algunas apostillas más, como sus ganas de volver a la Catedral, su "torneo favorito" para despuntar el vicio disputando dobles, tal como lo hace desde el año pasado.

"Amo el prestigio, la tradición, la atmósfera cuando entras en el campo, el olor de las flores, la perfección del estadio", marcó Hingis, en relación al certamen londinense. Y además encendió una luz de ilusión en los organizadores con una simple respuesta. "¿Mi pareja de dobles ideal? Me gustó mucho jugar la Copa Hopman con Roger Federer. Fue un gran compañero, con el que podía hacer de todo. No respondería 'no' si él me pidiese jugar con él en Wimbledon".

Podría darse un gran final para la película...

Ella, el payaso que ahora ama a su cuerpo
Reconocida por el público como una jugadora aguerrida y a la vez con malas reacciones y desplantes que hasta le costaron sanciones, Serena Williams aclaró que ella juega limpio fuera de la cancha. A los 32 años, la Nº 1 del mundo se mostró muy abierta y clara en la charla con la revista Fitness. "Creo en mí misma como dos personas diferentes. Ahí está la Serena Williams que todo el mundo sabe: ella es una loca... ella no puede cometer un error... y ella se enoja y simplemente no es agradable. No es mi verdadero yo", explicó.

Enseguida, la estadounidense aclaró: "Para ser honesta, no soy más que esa persona durante tres horas al día, cuando estoy en la cancha. El resto del tiempo sólo soy Serena, el payaso de la clase". Así contó la menor de las Williams, que posó con un sexy traje de baño rojo, que dejó en claro sus curvas, las mismas curvas que aprendió a valorar, a diferencia de lo vivido en su época de adolescente.

"Cuando era joven pensaba que debía estar construida físicamente más como una atleta alta y delgada, no con una figura femenina. Pero chicas de mi edad vinieron a decirme 'te amo también por la forma de verte'. Y eso fue muy motivador para mí. Así que aprendí a estar orgullosa de mis curvas y abrazar mis grandes senos", comentó la dueña de 17 títulos de Grand Slam, a la que tanto se elogia por la potencia de sus golpes y a la que tantos fans querrían verla desafiar a algunos colegas de la ATP. "Esto se debe al amor que una se tiene y darse cuenta que es hermosa". Con el sello de Serena. Sin vueltas.

La palabra autorizada en Colombia

Jelena Jankovic se transformó en talismán del WTA de Bogotá. En 2013, cuando aun estaba lejos de su mejor momento, se quedó con el título. Y ahora, ya de regreso en el top ten, la ex - número uno el mundo cayó recién en la final cortándose, entonces, su racha de nueve victorias consecutivas en la capital colombiana. "Me encanta Colombia. Bogotá es un lugar muy especial y una nueva oportunidad para muchas tenistas del circuito que quieran lograr cosas importantes".

Por todo ello, la serbia es palabra autorizada en Sudamérica sobre lo que sucede en el circuito, rodeado de críticas constantemente, siempre que se lo compara con el circuito ATP. "¿Qué cambiaría del circuito femenino?", le consultaron. "La verdad es que no cambiaría nada. Se está haciendo un buen trabajo y la WTA se ha esmerado por mantener en las mejores condiciones el circuito, los torneos, todo lo que tiene que ver con nosotras. Hacia el futuro, si se presenta algo que no funciona, pues creo que deberíamos pensarlo, pero por el momento no creo que haya necesidad de hacerlo", comentó en declaraciones al diario El Tiempo.

Claro que la mayor distorsión surge en el tema monetario. Por un lado, muchos opinan que no es justo que desde hace unos lustros, mujeres y hombres reciban lo mismo en los torneos del Grand Slam. Por otro, se sabe que una mujer que se encuentre todo el año 100º del mundo, difícilmente gane más que un hombre que esté 200º. Pero la serbia, en la élite hace tiempo, no se queja: "Si haces un buen tenis y consigues los resultados, obviamente recibirás un muy buen pago. Se han hecho muchos esfuerzos para que las mujeres estemos al mismo nivel de los hombres en cuestión de premios. No podemos quejarnos".

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