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Crece el proceso de desnacionalización de clubes italianos

El magnate indonesio Erick Thohir, a cargo de Inter Getty Images

ROMA - Los ejemplos del magnate indonesio Erick Thohir en Inter y del grupo estadounidense liderado por James Pallotta en Roma, parecen indicar en el calcio que sólo desde afuera puede llegar el dinero capaz de devolver a los clubes italianos la competitividad perdida.

Roma marca el paso: Pallotta y socios han ya presentado a la Municipalidad de Roma el proyecto para la construcción de un nuevo estadio, sustitutivo del Olímipico, que será una espectacular réplica del Coliseo.

Bárbara Berlusconi, vicepresidente del Milan y en nombre de su padre Silvio, termina de efectuar una gira por el Lejano Oriente ofreciendo el 30 por ciento del paquete accionario del club rojinegro, con buena acogida en ambientes financieros. Se habla del interés de un grupo chino pero, sobre todo, del expresado en Singapur por el magnate Peter Lim: el problema es que éste ofrece 300 millones de euros por el 51 por ciento del club, mientras Berlusconi quiere vender solo el 30.

También está tentado Claudio Lotito, el polémico propietario de Lazio, quien desmintió una supuesta oferta de un grupo de millonarios rusos que están dispuestos a pagar entre 150 y 170 millones por el control del club.

Luca Silvestrone, en nombre de un fondo norteamericano por el momento ignoto, presentó a la Municipalidad de Cagliari el proyecto de un nuevo estadio, réplica en pequeño del Allianz Arena del Bayern, con capacidad para 30.000 espectadores con una inversión de 85 millones. A este dinero seguirán otros aportes hasta redondear la suma de 200 millones para comprar al club Cagliari, cuyo dueño y presidente, Massimo Cellino, quiere vender, tras adquirir al inglés Leeds United, de Segunda División.

También en camino de vender se encuentran otros clubes como Catania, sobretodo tras su descenso, Bologna y Genoa, este último después que Enrico Preziosi, el rey italiano de los juguetes y su dueño durante años azarosos, habría decidido dar un paso al costado.

Sólo resisten clubes con un fuerte sostén económico, como es el caso de Juventus, propiedad de la familia Agnelli cuya Fiat vive un momento de gloria tras convertirse en una multinacional del automóvil tras haberse transformado en socio mayoritario de la norteamericana Chrysler.

También lo hacen Fiorentina, cuyos dueños Diego y Andrea De la Valle, magnate del calzado, siguen cada vez más comprometidos, y Napoli, con el presidente Aurelio De Laurentis, uno de los productores cinematográficos más poderosos del mundo, cuya pasión es sólo comparable al más vulcánico de los "tifosi" napolitanos.