<
>

Afición del Barça demuestra síntomas de cansancio en la Final de Copa

VALENCIA -- No se recuerda en el ámbito del barcelonismo una previa menos eufórica que la de esta final de Copa en Valencia. Eliminado en la Champions a manos del Atlético y descabalgado de la liga por el modesto Granada en apenas cuatro días, la cita de Mestalla representa el final de una semana entre la decadencia presente y la expectativa futura. Y la hinchada ha dado ya síntomas inequivocos de su cansancio.

El Barça, eso sí, estará fielmente apoyado en las gradas del estadio valencianista por una hinchada que este miércoles convirtió los 360 kilómetros que separan las dos ciudades en una caravana de color. Autocares, coches particulares y trenes condujeron a los aficionados desde primera hora hacia una ciudad que les recibió con mucho calor y que con el paso de las horas fue convirtiéndose en una fiesta cada vez más colorida.

Las dos hinchadas gozan de sendas zonas de animación, convenientemente separadas, y el Barça, como ocurriera en las últimas finales en que tomó parte, consiguió que la carpa, decorada con elementos claramente azulgranas, levantase el ánimo de sus aficionados, que desde primera hora de la tarde fueron acercándose para compartir las horas previas a la final, tan ocupados en olvidar penas como ansiosos de conocer una alineación que se dio por hecho seguiría en el aire hasta el último momento pendientes del centro de la defensa.

El FC Barcelona repartió 14 mil 512 boletos entre sus abonados en la más baja demanda de los últimos tiempos, por cuanto no se alcanzaron las 37 mil peticiones, una cifra muy por debajo de anteriores citas y que evidencia el poco arraigo que el fútbol de Martino ha tenido entre la hinchada. Pero, además, ayer martes en Barcelona y este miércoles en Valencia se podían comprar en la reventa localidades procedentes de hinchas a los que los últimos resultados acabaron por decidir de bajarse del partido.

Con todo, el hincha azulgrana, acostumbrado a estas citas, no dejó de lado a los suyos y con el transcurrir de las horas evidenció su veteranía. Una veteranía, una forma de ser, que le empuja a dar el paso a pesar de las reticencias y que convirtió esta final de Mestalla en un paréntesis de la depresión que se adivina en el entorno del club.

Qué y cómo se desarrolle el partido de esta noche puede ser trascendente en el futuro inmediato a todos los niveles, pero sin tener en cuenta el antes y el después, el aficionado del Barça dibujó en azulgrana la calurosa Valencia.

LA FIESTA MERENGUE INICIÓ DESDE TEMPRANO

A escasos 200 metros del hotel donde el Real Madrid descansa en las horas previas a la Final de la Copa del Rey que se disputará esta noche en el campo de Mestalla, la afición merengue se concentró en la 'Fan zone' instalada por el club bajo el Puente de la Peineta en el viejo cauce del Turia en Valencia.

En una carpa gigante con capacidad para 55 mil espectadores instalada por el club, la fiesta dio inicio al rededor de las 11:00 de la mañana (tiempo local). La afición en masa, sin embargo, apenas comenzó a acercarse al parque elegido por el club para animar a los suyos pasadas las 2:00 de la tarde. Una hora antes, Florentino Pérez, presidente del club, hizo una sorpresiva aparición en el recinto temporal para arengar a la afición. El mandatario merengue pidió 'orden' y un "comportamiento ejemplar" a lo que algunos aficionados respondieron con gritos de "mafioso".

Y es que la afición merengue ha mostrado una división inusual en los últimos tiempos, después de que el mandatario, de un plumazo, se deshiciera de gran parte del grupo 'Ultra Sur' para reemplazarlos por un grupo de animación confeccionado por él.

Pasada la visita sorpresa de Florentino Pérez, los madridistas, juntos, pero no revueltos, siguieron disfrutando de la primavera levantina. Al interior de la carpa, pocos disfrutaban de la actuación de un 'animador', pues ni el intenso sol llevó al grueso de la afición a buscar la sombra. Las 'Peñas' que acudieron desde Madrid para presenciar el encuentro, tuvieron un día de campo improvisado en el jardín contiguo. Dentro de la carpa, el litro de cerveza se vende en cuatro euros (5.50 dólares). En el jardín, libre consumo de lo que cada quien pueda aportar.

La Real Federación Española de Futbol destinó 19,350 entradas para la Final a cada equipo y distribuyó cerca de 10,000 entre neutrales. Real Madrid confirmó que sorteó el 75 por ciento, 14 mil 512 entre sus socios y destinó el resto, 4 mil 838, para cumplir con diversos compromisos.

Desde Madrid, ABC reportó el martes que la reventa oscilaba entre los 45 y los 250 euros (62 a 345 dólares), sin embargo, la alta demanda entre la afición --pues el encuentro coincide con un evento universitario en la ciudad al que se espera que acudan 14,000 jóvenes-- ha disparado la reventa. Esta tarde, el boleto más caro alcanzaba los 2,500 euros (3,450 dólares).

Los revendedores también hicieron acto de presencia en la concentración merengue, donde se mezclaban con comerciantes ambulantes que intentaban colocar 'souvenirs' y vendedores de cerveza 'de lata' que deambulaban entre los distintos grupos congregados en el jardín adyacente.

Los más pequeños, ilusionados, hacían fila de la mano sus padres para posar en una réplica en miniatura de la Fuente de la Cibeles instalada fuera de la carpa. También los turistas.

Los madridistas, eufóricos y confiados en la victoria, se dejan ver por las calles circundantes enfundados en sus camisetas blancas; la mayoría, con el 7 a la espalda --sea de Raúl o de Cristiano Ronaldo. Entre los más jóvenes, destacan las camisetas de Isco y Xabi Alonso, y una que otra con el '11' de Gareth Bale, quien tímidamente comienza a ganarse a la afición.