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Martino acepta la falta de profundidad

VALENCIA-- Con el gesto serio, la mirada grave y el discurso sereno, ocultando la decepción de una derrota cruel y sufrida cuando se adivinaba la prórroga, Gerardo Martino dio por hecho que el Barça cayó con honor, manteniendo su propia personalidad y con un orgullo que difícilmente se entendió.

"No diré si la derrota es o no justa" comenzó por advertir el entrenador argentino, quien admitiendo que ha sido "una semana muy dura para todos nosotros por todos los resultados que se dieron" felicitó al rival "y punto".
Si se esperaba una comparecencia dura por la situación que atraviesa el Barcelona y que le tiene en la diana a él personalmente, la depresión del ambiente que se adivina en el club azulgrana suavizó las cosas de manera extraña. Como si existiera un pacto de no agresión, los medios no acosaron a Martino y el entrenador no se vio acorralado. Quizá eso ocurra en breve, pero no en Mestalla.

"Tuvimos mucho control de juego pero pocas ocasiones, a diferencia del partido ante el Atlético o el de Granada. Quizás la que más cerca estuvimos fue en el remate al palo al final de Neymar" admitió el argentino, quien no dudó en defender la implicación de sus futbolistas: "El Barça tiene una forma de jugar determinada. No hay pelotazos, no hay jugadas a un '9' grande, y cuando no estás preciso para meter el balón en esas zonas no llegan las ocasiones de gol" explicó a modo de disculpa, recordando que para este equipo "es muy importante marcar primero, y en estos tres últimos partidos no hemos convertido".

Al Tata pareció disgustarle solamente la referencia directa a la nula aportación de Messi en el partido, asunto que cerró de manera inmediata explicando que no quería individualizar. "No quiero hacer referencias individuales. El golpe es durisimo porque las expectativas eran grandes y todos, todos, queríamos ganar esta final" cortó.

La clave del choque Martino la atribuyó a "dos contragolpes" del Real Madrid, simplemente, sin entrar a valorar lo ocurrido durante los 90 minutos, no motrando arrepentimiento ninguno por la manera de enfocar el choque o en la alineación presentada.

"Este equipo es el mismo que no tuvo buenos resultados con el Atlético pero sí frente al Real Madrid en la Liga y contra el Manchester City" proclamó el técnico argentino, quien volvió a hacer referencia al control necesario en el fútbol azulgrana: "A este equipo le va mejor el juego de control y por eso apostamos por esta alineación. No hay más secreto".

Solo hubo, al final de su plana conferencia de prensa, un apunte a lo que puede significar en el plano personal esta derrota. Y como si el tiempo se hubiera detenido, Martino repitió su discurso conocido: "No siento que mi futuro tenga un cambio por todo lo que perdimos ni hubiera sido distinto si lo hubiéramos ganado todo". De hecho, cerró cualquier debate admitiendo que "ahora estoy de la única manera que se puede estar. Lo demás no cuenta".

Y triste y apesadumbrado se levantó del pupitre, con la mirada perdida, sin ver ni mirar nada en especial, y abandonó Mestalla llevándose la pena de todo el barcelonismo. "Quería haberles ofrecido a ellos la victoria por lo mucho que nos apoyaron" dejó ir. Un triste consuelo para el deprimido universo azulgrana.