ESPNtenis.com 10y

Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Hagan sus apuestas
"Si tuvieras que jugar plata por alguno de los dos: ¿quién dirías que acabará su carrera con más títulos de Grand Slam? ¿Federer (17) o Nadal (13)?". La pregunta llegó a oídos de Nicolas Mahut y rebrotó un debate latente de unos años a esta parte. Pero el francés tuvo una salida interesante: "Depende cuánto tenga para apostar...".

"Si fueran 200 euros, iría con Nadal, porque lo veo ganando al menos otros dos Roland Garros. Ahí ya son 15", proyectó Mahut. Y siguió: "En Wimbledon tal vez no vuelva a tener muchas chances por su rodilla, pero en el US Open o en Australia creo que puede acercarse". "En cambio, si tuviera un millón, diría Federer. Por la lesión de Rafa, por lo difícil que es ganar un Grand Slam en este nivel. Además Roger puede dar el golpe en Wimbledon este año, ahí volvería a tomar distancia".

Sin dinero hipotético de por medio, Jeremy Chardy también se sumó a la discusión: "Yo particularmente prefiero el juego de Federer, es un jugador que maneja todos los recursos. Pero creo que Nadal lo va a superar. Rafa recién tiene 27 años y hoy en día no sé quién lo puede vencer en polvo de ladrillo a cinco sets. Solo Djokovic".

"Lo que tiene Nadal es una mentalidad increíble -retomó el francés-. Es el más grande luchador que haya visto. Respeta a todos por igual. Nunca da nada por sentado y juega con la misma intensidad ante el N°2 o ante el N°100. Y mantener ese espíritu en un deporte de tan alta competencia es envidiable...".

La letra chica de un retorno apurado
"Quiero irme a casa". Casi como un nene enojado tras un mal día, Benoit Paire mostró su bronca de entrada en la conferencia post derrota en primera ronda. El francés se lesionó en Australia y estuvo tres meses sin jugar, volvió en Casablanca días antes de Monte Carlo y probó suerte en el Principado, pero no pasó del debut ante Montañés.

"Me falta práctica. Juego una hora y me canso, me duelen los músculos, me molestan las rodillas. Fue extremadamente difícil mantener el ritmo físico", explicó el ex Top 30.

Pero su descargo iría en aumento: "Igual no es solo eso. Perdí los puntos de referencia en la cancha. Pego una derecha y choca con la parte baja de la red. Es catastrófico. Hago todo lo que puedo, pero ya no siento los golpes. Hoy mi nivel es cero. Necesito reaprender lo básico".

Deconstruyendo a Fabio Fognini
Octavos de Monte Carlo. El italiano marcha set arriba ante Jo-Wilfried Tsonga, 3-4 en el segundo, 30-40 con el saque. Punto sensible para el cierre del parcial. Sirve el N°13 del mundo: el impacto es bueno, pero la cantan mala. Y el show comienza. Fognini critica el fallo, se la agarra con el juez de línea y hasta pide que lo reemplacen. El juego se reanuda, el galo quiebra y minutos después se lleva el set. Pero su rival ya estaba ido...

En el descanso, tuvo que irrumpir el supervisor de la ATP para intentar calmar a Fognini, que juntó sus palmas rogándole comprensión y hasta lo sentó a su lado en el banco, como si fuera una charla entre entrenador y pupilo en plena sesión de práctica. Poco cambió. El último set, el italiano lo entregó en cero, con claras muestras de desgano y repetidos cruces verbales con su equipo, particularmente con su padre como destinatario. "La verdad es que perdí el control, era un partido parejo -se lamentó Fognini tras el encuentro-. Un mal fallo destruyó todo y me entregué a mis emociones. Pero no soy el primero ni el último en hacer algo así. Y no me da pudor decirlo".

Finalizado su acto en Monte Carlo, llegó la crítica especializada: la de sus compañeros. Tsonga alternó complicidad con cierta resignación: "Es parte del juego. Ya conocemos cómo es Fabio. Es un amigo y uno lo quiere cuando le brinda partidos así. Es capaz de lo mejor y de lo peor. Sabemos que puede explotar en cualquier momento, pero no por eso hay que dejar que demore 10 minutos un punto. Siempre encuentra algo para quejarse. Aquí fue el umpire, después su pierna, y si no es el viento... No es fácil de manejar, pero uno ya entra mentalizado de que se puede encontrar con algo así".

Federer planteó un particular entendimiento: "Rara vez vemos algo así en el circuito. Hoy todo se ha vuelto extremadamente profesional y es difícil que un jugador reaccione sin importarle el contexto. Creo que también muestra que somos humanos. En ese sentido me puedo identificar con él".

Nadal no fue tan contemplativo: "Me parece más una cuestión de educación que otra cosa. Yo desde los inicios de mi carrera estoy dispuesto a aceptar las adversidades y luchar contra ellas. No puedes dejar que un punto se convierta en excusa para el resto del partido. No importa qué haya pasado antes. Si terminas perdiendo el juego, ¿a quién le importa el porqué?".

"Con Fabio tengo una excelente relación -completó el español-. Pero no puedo hacerme el tonto e ignorar que a veces se equivoca. Y eso impacta negativamente en el público. Tiene que entenderlo. En Miami la gente se le volvió en contra y no fue algo agradable de ver. Si eso le pasa a alguien que sé que es mala persona, bueno, no me importa. Pero con él no es así para nada. Por eso me entristece que no pueda mantener el control en algunas situaciones...".

Permitido el coaching
¿Entrenador o jugador? A veces se puede ser ambas. ¿Se pierde el foco en el entrenado? Depende. En algunos casos, no. Por ejemplo, en el que sucedió la última semana en Santiago de Chile. Hasta allí fue el argentino Tomás Lipovsek para disputar un Challenger que contó con varias particularidades, como la despedida de Paul Capdeville y también un partido que definía, justamente, quién se retiraba primero.

Pero el albiceleste vivió su propio torneo. Y si bien no pudo acceder al torneo principal desde la clasificación, sí disputó el de dobles, en pareja con Alejandro Fabbri... su entrenador: "Tomás no tenía compañero y faltaban lugares para llenar el cuadro. Por eso firmé", le confía a ESPNtenis.com quien conduce principalmente a Lipovsek y algunas semanas del año a Facundo Argüello.

Fabbri, nacido hace 31 años en Rufino, ya había dicho adiós del tenis en 2012. Fue 166º en dobles en 2009, pero sus mayores esperanzas estuvieron en 2004 cuando, a base de títulos Futures, estuvo 328º en singles, hasta que las lesiones lo retrasaron y se enfocó en Interclubes europeos. Este lunes, gracias a una victoria en Chile, volvió al ranking ATP, aunque el objetivo era otro: el bien de Lipovsek.

La dupla coach-pupilo no es tan común pero hay casos. Un antecedente, también entre argentinos, se vivió con Luis Lobo y Juan Mónaco. El primero fue un sobresaliente doblista, al punto de formar parte del equipo que ascendió al Grupo Mundial de la Copa Davis. Pero en 2003 comenzó a guiar al tandilense, quien regresaba de su residencia en España. Y jugaron juntos: "La idea es entrenar, poder hablar en la cancha y perfeccionar algunos golpes típicos de la especialidad pero que sirven también para el single", confiaba Lobo por entonces. Claro, en estos casos, cualquier charla entre jugador y entrenador no puede ser sancionada por el juez de silla.

Aquel año, Lobo disputó su último Roland Garros (en pareja con Gastón Gaudio) y, en el último semestre del año, cinco torneos, de los cuales cuatro disputó con Mónaco (el restante junto a Marc Rosset). Tan mal no les fue: la relación hizo que Mónaco pase de estar fuera de los 400 primeros en single a ingresar al Top 100.

Djokovic, Nadal y el aprendizaje constante
No terminó siendo la semana más feliz para Djokovic y Nadal en Monte Carlo, pero en la previa no era difícil entusiasmarse con la recreación de la final de 2013, aquella donde el serbio frenó la tremenda seguidilla de títulos del español en el Principado. Por eso, anticipando un potencial enfrentamiento número 41, a Nole le preguntaron qué le representa hoy en día tener a Nadal del otro lado de la red. Y el de Belgrado dejó un análisis particular...

"Por el momento lo disfruto. Es la mayor rivalidad que he tenido en mi carrera. Hemos jugado 40 veces, en todas las superficies, en todo tipo de instancias. Y cada partido trae algo nuevo, son muchas emociones juntas: ansiedad, tensión, expectativa. Ojalá siga creciendo y se convierta en una de las más grandes rivalidades de la historia", enmarcó.

Y reveló: "Es un gran desafío para mí jugar contra él y ser capaz de vencerlo en rondas finales de grandes torneos. Obviamente no es fácil, pero creo que la misma rivalidad es lo que me ha hecho crecer como persona y como jugador; me permitió ir entendiendo qué necesitaba mejorar".

El historial entre ambos favorece 22-18 a Nadal, pero presenta algunas curiosidades: en los siete cruces que se dieron entre Indian Wells 2011 y Australia 2012, fue todo de Djokovic. De los siete siguientes, el español ganó seis. Y en los últimos tres, de nuevo el serbio tomó el control.

"Es normal tener altibajos -entendió Djokovic-. Creo que esas rachas también demuestran que aprendemos con cada partido y que hacemos valer incluso una derrota. Y la verdad es que no hay una palabra que pueda describir las tácticas que uso contra él. Probablemente Rafa vaya a decir lo mismo. Es algo oscilante".

Pero hubo más del serbio: "Todos evolucionamos. Cada temporada es diferente. No me puedo comparar con el jugador que fui años atrás. Cambian las condiciones dentro y fuera de la cancha. Y lo que pase en tu vida privada también puede ayudar o perjudicar tu rendimiento. Por eso siempre hay un factor mental a tener en cuenta. Porque físicamente siempre puedes estar en perfecto estado. Pero emocionalmente la confianza juega un papel fundamental. Y perderla es mucho más fácil que ganarla".

El secreto de su juego
Camila Giorgi todavía no llegó al Top 50 y recién hace unos días alcanzó su primera final de la WTA en Katowice, pero en el circuito ya se ganó el respeto de las mejores a fuerza de triunfos de jerarquía. En su lista, Maria Sharapova, Caroline Wozniacki, Marion Bartoli y Sara Errani, entre otras.

La italiana de 22 años, que tiene como cable a tierra a la música de Lenny Kravitz, muestra un juego que mezcla plasticidad y agresividad, cualidades que supo adquirir de pequeña. Siempre ligada al deporte, Giorgi combinó sus primeros pasos con la gimnasia rítmica; y luego, ya más grande, contó con una llamativa admiración por el boxeo. "Mi padre me enseñó, por eso es que mi juego es tan agresivo", señaló Camila en Ostrava, previo a la serie de Fed Cup.

Ante República Checa, no hubo ganchos, jabs ni directos de Giorgi, quien cayó ante Petra Kvitova en su único partido. No obstante, su amenaza con hacer más ruido en 2014, temporada en la que comenzó a aparecer con mayor frecuencia en las canchas, se mantiene bien latente. Segundos afuera.

^ Al Inicio ^