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José regresó muy Mourinho a Madrid

José Mourinho no quiso responder una sola palabra en español. 

MADRID -- Alrededor de las 6:30 de la tarde aterrizó en Madrid la expedición del Chelsea, procedente de Londres, con José Mourinho a la cabeza.

Luego de transportarse al hotel de concentración, el técnico portugués, acompañado por el defensa David Luiz, se dirigió al Vicente Calderón, donde un nutrido grupo de periodistas, españoles e ingleses en su mayoría, esperaban ansiosos su comparecencia ante la prensa.

Dos horas antes, había sido el técnico local, Diego Simeone, el que tomó la palabra en una sala repleta. Para cuando llegó el turno al portugués, la asistencia se había triplicado, lo que obligó a los reporteros gráficos, a permanecer agazapados en el suelo.

'Mou' volvía a Madrid en una lluviosa tarde; una ciudad en que, durante los tres años que estuvo a la cabeza del Real Madrid, tuvo más de un desencuentro con la prensa local y lo hacía un día después de su primer gran derrota en casa como técnico del Chelsea, una derrota, ante el colista Sunderland, que podría costar el título de la Premier a su equipo.

Apenas se percibió su presencia en la Sala VIP del Vicente Calderón, el ambiente se impregnó de tensión. El gesto de Mourinho reflejaba un profundo hastío. El técnico tomó entonces la palabra, mientras su jugador escuchaba atentamente. El entrenamiento había acabado hacía horas, antes de salir de Londres, donde sorpresivamente dejó a Samuel Eto'o. "Tiene una inflamación en la rodilla", informó escuetamente.

"Se nota que es una Semifinal; lo ves cuando la sala está llena, hay mucha gente", dijo Mourinho mientras observaba a la asistencia detenidamente. Después, mantuvo la vista fija al frente durante casi media hora.

Tras el descalabro del sábado pasado, en Londres, Mourinho se había rehusado a admitir preguntas en una rueda de prensa que no duró más de dos minutos. Irónicamente, 'felicitó' al árbitro de aquel encuentro, en que su equipo cayó por 1-2. Los medios ingleses presentes en la sala de prensa intentaron, en vano, obtener sus impresiones sobre aquel
juego y las repercusiones que puede tener en su temporada.

"Si quieres hablar de Inglaterra, hay otros 19 equipos (de la Premier League). Aquí estamos para hablar de la Champions League. Hoy, mañana y el miércoles son días de Champions y no me interesa nada más", espetó.

"¿Qué ha cambiado en las últimas dos semanas? ¿Porqué tienes una actitud diferente?", inquirió un reportero británico. "El clima" respondió Mourinho, causando una carcajada generalizada. Él, sin embargo, no sonrió. Ni en ese momento, ni en ningún otro. Un reportero español quiso sacarle alguna frase en esáñol, que sabemos, domina bien. No lo logró.

"En inglés", dijo a la traductora, sentada a su izquierda, antes de responder a la pregunta. Concernía al rival que enfrentará mañana, el Atlético de Madrid.

"No voy a hablar del Atlético. Los he visto muchas veces y cuando nos tocaron en el sorteo, les puse más atención. Los estudié, he hecho que mis jugadores sepan qué esperar de ellos, pero no tengo interés en compartir con ustedes mi visión", dijo el técnico.

Con el gesto serio que lo acompañó durante su comparecencia entera, se negó de igual manera a esclarecer el 'caso de Courtois', a quien de acuerdo al diario español Marca habría amenazado con repatriar y condenar al banquillo de tomar parte en el encuentro de mañana.

"La UEFA ha tomado una decisión; el técnico debe aceptarla y no hacer comentarios", dijo. La pregunta había sido formulada en español. Mourinho respondió en inglés.

Se le preguntó, después, si se sentía 'madridista'. No volteó siquiera a ver a su interlocutor. Dijo que sí, pero no vio la Final de la Copa del Rey. En su lugar, vio al Manchester City frente al Sunderland, por trabajo, pues se trataba del rival que enfrentaría al siguiente fin de semana, y al Benfica frente al Porto, por placer.

"En España siempre voy a apoyar al Real Madrid, salvo que se encuentren en la misma competición que yo", dijo.

Invariablemente, el tema volvió al arbitraje. Cuestionado sobre su opinión acerca del árbitro que silbará mañana en el encuentro que se disputará en el Vicente Calderón, Eriksson, dijo que no hablaba de los árbitros "antes de los partidos".

"Espero que haga bien su trabajo, que esté preparado para un partido de estas dimensiones (una Semifinal) y que sea feliz. No tengo por qué hablar de los árbitros antes de los partidos", espetó e, inmediatamente después, abandonó la sala de prensa, dejando solo a su jugador frente al tumulto. Y mientras el técnico, ataviado en ropa deportiva abandonaba la sala, crecía el murmullo y se aligeraba el espeso ambiente.

David Luiz, sonriente, tomó la palabra. Quizás a modo de compensación, intentó responder a todos los cuestionamientos en español. Eso sí, se mantuvo en línea con su "jefe".

"Él ha dicho lo que quería decir. Si el responde de una forma u otra, nosotros siempre esperamos una respuesta, tanto en el futbol como en la vida, pero no siempre la tenemos. La presión (por ganar mañana) existe y siempre hay que encararla de la mejor manera posible. Sólo es una forma de responder, él es como es...", explicó el defensa brasileño.