GUADALAJARA -- En la primera práctica de Chivas de esta semana simplemente no circuló el balón. Un entrenamiento que estaba destinado a realizar movimientos tácticos se convirtió en pura teoría.
Y es que Ricardo Antonio La Volpe tuvo un monólogo con sus jugadores a los que ya había distribuido en la cancha Fausto Prieto del club Verde Valle, y en cuanto el portero Antonio Rodríguez dio el primer toque para salir jugando, el timonel detuvo el entrenamiento para dar sus primeras instrucciones que irían subiendo de tono conforme se dirigía a un elemento en particular.
El argentino habló con Carlos Fierro, Edgar Solís, Patricio Araujo, Omar Bravo, pero el más requerido fue el medio de contención Israel Castro, a quien le hacía reiteradas observaciones de cómo distribuir el juego hacia delante.
La Volpe ubicó a sus once jugadores que jugarían este domingo contra Monterrey y se trasladaba de un lado a otro del campo para explicar sus conceptos.
Minutos después el ex técnico de la Selección de México juntó al grupo de titulares y suplentes en el centro del campo para seguir hablando de manera fuerte mientras Aldo de Nigris decidía sentarse en el césped para escucharlo con la cabeza agachada, y Jorge Enríquez se cubría la cabeza del Sol con la casaca de entrenamiento. Tras la larga charla de aproximadamente 45 minutos, Ricardo Antonio dio por concluido el entrenamiento no sin antes seguir instruyendo a Néstor Vidrio y a Carlos Gerardo Rodríguez.
Ya en la conferencia de prensa, Gerardo Rodríguez aceptó que un buen grito del técnico "siempre es bueno para despertar al equipo".
Así, La Volpe imprime su estilo, y trata de que sus conceptos sean asimilados en busca de encontrar el mejor futbol que los clasifique a la Liguilla.