John Brewin 10y

Resultados, desilusiones, el clima hizo inevitable el despido de Moyes

LONDRES -- Cuando el Manchester United perdió a Sir Alex Ferguson como entrenador, se convirtió simplemente en otro equipo más.

La vida habitual de un entrenador de fútbol es breve y salvaje. Los clubes de fútbol se deshacen de los técnicos que fallan; algo que pasa todo el tiempo. La salida de David Moyes no sería ninguna sorpresa en casi cualquier otro equipo, sin embargo, con un contrato de seis años, el United se ha rendido a la pretensión de ser diferente.

Cualquier equipo consideraría el futuro de un director técnico que ha fracasado tan singularmente en cumplir con los objetivos. La pelea por el título del United terminó el día de Año Nuevo tras la derrota ante el Tottenham; la Copa FA fue entregada días después al Swansea. Un lugar en la Champions League la próxima temporada pasó a ser algo prácticamente imposible cuando el Olympiakos -- un equipo al que todos esperaban que vencieran con facilidad -- superó al United por 2-0 en Grecia. Esa derrota ante un oponente de tan baja calidad en el partido de vuelta fue el punto culminante de Moyes.

Sólo una vez se lo vio a Moyes con un aspecto ligeramente más cómodo como técnico del United, y fue en su primer día en el puesto. Cuando su equipo aplastó al Swansea en el Liberty Stadium, los fanáticos le hicieron una seña para que los saludase. Lo hizo con timidez y luego tuvo muy pocas posibilidades de repetir el gesto. Sólo durante las destructivas rachas ante el Bayer Leverkusen su equipo pudo convencer. En el momento en que su equipo venció al Bayer por 5-0 en noviembre, Europa estaba proporcionando un refugio para las crecientes preocupaciones domésticas.

Tras ser golpeado en casa y de visitante por el Liverpool, el Manchester City y el Everton, humillado ante el Chelsea y perder en casa ante el Newcastle, por primera vez desde 1972 -- la vergüenza se extendió de una manera inimaginable para toda una generación de seguidores del United. Peor para Moyes, fue que tales derrotas ocurrieron sin sorpresa. El punto culminante fue, probablemente, los 70 segundos en los que el United lideró ante el Bayern en Múnich sólo para que la realidad los mordiese rápidamente con tres rápidos -- e inevitables -- goles de los campeones de Europa.

La paciencia siempre es probada por los resultados, pero la falta de un sentido claro de la dirección futura es lo que finalmente mató a Moyes. Hace una temporada, el Liverpool experimentó dolor y sufrimiento, pero el entusiasmo evangélico de Brendan Rodgers les dio más tiempo. Hosco y defensivo tanto en términos de tácticas de fútbol y como de personalidad, Moyes no ofreció tales destellos de un futuro más brillante. Que el Liverpool y el United hayan intercambiado la primera y la séptima posición en la Premier League durante el mandato de Moyes es quizás lo más devastador.

No le ayudó a Moyes la vacilación del vice-presidente ejecutivo Ed Woodward en las transferencias ni la herencia de un equipo que probablemente se haya perpetuado demasiado, pero sus pleitos con las figuras del equipo también lo perjudicaron. Los jugadores deben asumir una responsabilidad importante, pero no cabe duda de que Moyes no logró motivarlos adecuadamente. Sumado a ello, los recién llegados Juan Mata y Marouane Fellaini, quienes supuestamente debían prosperar bajo el hombre que los reclutó, han tenido la misma disonancia como colegas titulares. Si pretenden gastar £150 millones en nuevos jugadores este verano, entonces Moyes no era de fiar.

El domingo, Moyes y su asistente Steve Round pasaron una presentación en PowerPoint de jugadas a balón parado en los laterales de Goodison Park mientras el progresivo conjunto del Everton destruía al United. El United -- un club que se enorgullece de su intrépido fútbol ofensivo tanto en los buenos como en los malos tiempos -- estaba en manos de un hombre que buscaba las mismas respuestas que un DT cualquiera de la Football League. Su veredicto tras el partido de que su equipo había jugado bien fue una tontería. "Jugamos bien, tuvimos un buen control del partido", dijo Moyes, desafiando todas las críticas lógicas de una derrota merecida. Con este delirio entregó su epitafio de falta de idoneidad para un trabajo que claramente le quedaba demasiado grande.

La decisión de apartar a Moyes aleja aún más al United de la era de Ferguson. Moyes fue la elección del escocés, pero el "candidato por la continuidad" interrumpió dos décadas de éxito en 10 cortos meses. Ferguson ciertamente no recibirá la convocatoria la próxima vez, una clara señal de que su base de poder, antes dominante, se ha reducido rápidamente. La próxima elección será de la familia Glazer, y será la primera decisión que tomen solos, sin Ferguson o David Gill, el director general que también dio un paso al costado el verano pasado.

Los fracasos de la temporada obligaron al United a tomar el tipo de decisiones que otros clubes toman con frecuencia. Moyes se tenía que ir. No le dio al United ningún motivo para retenerlo.

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