EFE 10y

Sevilla, por largo y tortuoso camino, y Benfica de nuevo por vía Champions

MADRID -- El Sevilla y el Benfica, que se
enfrentarán el miércoles en Turín en la final de la Liga Europa,
accedieron a la lucha por el título de forma bien diferente, entre
el largo y tortuoso camino del conjunto español y gracias a la 'vía
Champions' el luso.

El conjunto hispalense comenzó su andadura continental allá por el 1 de agosto de 2013, cuando recibió en el Ramón Sánchez Pizjuán
al Mladost Podgorica en la tercera ronda previa.

Aunque no jugó bien y tan solo respiró al final, ganó por 3-0 y
encarriló su presencia. El colombiano Carlos Bacca, hombre clave en
su primera temporada en el Sevilla, abrió la cuenta, y en la capital
de Montenegro en la vuelta el equipo de Unai Emery sentenció el pase
con un 1-6.

En el denominado 'playoff', no tuvo problemas ante el Slask
Wroclaw polaco (9-1 en el cómputo global), y luego, en la fase de
grupos, comenzaron los problemas para un Sevilla demasiado irregular
pero que se acabó haciendo con el mando de su serie ante Slovan
Liberec, Friburgo y Estoril.

Ganó tres partidos y empató otros tres, y aunque no dejó muy
buenas vibraciones, pasó a dieciseisavos, ronda en la que no lo tuvo
nada fácil ante el Maribor esloveno, con el que empató en la ida a
dos y venció en la vuelta por un ajustado 2-1.

Pero peor lo pasó en los octavos. El sorteo fue caprichoso y lo
emparejó con el Betis, que además ganó en la ida en el Ramón Sánchez
Pizjuán por 0-2.

Lejos de echar por tierra la eliminatoria, los de Emery
devolvieron el marcador en el Benito Villamarín y la eliminatoria se
resolvió en la lotería de los penaltis, que favoreció al Sevilla.

El Oporto, uno de los aspirantes al título, fue su siguiente
rival. Los lusos ganaron en el estadio del Dragon por 1-0, pero el
Sevilla, en su mejor partido del curso, remontaron la eliminatoria
con un 4-1.

La semifinal volvió a deparar un duelo español, en este caso ante
el Valencia. Fue una eliminatoria con polémica, loca y una
resolución inesperada.

El Sevilla ganó por 2-0 en la ida con una diana en fuera de juego
de Stephane Mbia, quien dio el pase en la vuelta en Mestalla cuando
el Valencia saboreaba la final tras situarse con un 3-0 tras
protagonizar una espectacular remontada. El 3-1 final situaba, de
forma increíble, al cuadro andaluz en la final y le apartaba al
conjunto de Juan Antonio Pizzi cuando ya casi lo festejaba.

El Benfica, como le ocurrió en la temporada anterior, fue tercero
de su grupo en la Liga de Campeones y accedió a la Liga Europa con
vitola de nuevo de aspirante.

Fue superado por el París Saint Germain y el Olympiacos, con el
que acabó empatado a puntos pero cedió en el enfrentamiento directo.
En cambio, la decepción le sirvió para encontrarse de nuevo con la
segunda competición continental.

El conjunto benfiquista se ha mostrado como un equipo sólido,
sobrio y eficaz. No ha perdido ningún partido. Ha ganado todos menos
la vuelta de octavos ante el Tottenham en La Luz (2-2).

Tras superar con solvencia al PAOK heleno, el Tottenham era un
rival más que comprometido para el conjunto lisboeta. Pero lo
liquidó prácticamente en la ida con un 1-3, ya que ante los
londinenses llegaron incluso a soñar en la vuelta no pudieron pasar
del empate.

Al AZ Alkmaar no le permitió ni siquiera marcar gol alguno en
cuartos, y en la semifinal dio muestra de su auténtico potencial al
dejar en la cuneta al gran favorito y anfitrión de la final, el
Juventus.

Ganó en la ida el Benfica por 2-1 y en la vuelta, en el escenario
de la final, tuvo los arrestos y la capacidad suficiente para
mantener su exigua pero importante ventaja y acceder a la lucha por
el título continental que tanto se le resiste.

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