EFE 10y

Benfica busca homenajear a Eusébio y acabar con maleficio de Guttman

LISBOA -- La muerte de Eusébio en enero conmocionó a toda la familia benfiquista, que ahora confía en honrar a su mejor jugador con una victoria en la Liga Europa ante el Sevilla que serviría además para acabar con el largo maleficio de Guttmann.

A la desaparición de la "pantera negra", como se conoce a Eusébio da Silva Ferreira, se unió este año el fallecimiento de otro futbolista legendario, Mário Coluna, al que los aficionados benfiquistas también desean rendir tributo con un triunfo el miércoles.

Un año después de perder la final de la Liga Europa contra el Chelsea en el último minuto, el Benfica vuelve a tener la oportunidad de alzar un cetro continental 52 años después del último, una Copa de Europa ante el Real Madrid de Di Stéfano del memorable 5-3.

El delantero Eusébio y el medio Coluna, ambos de origen mozambiqueño y compañeros del glorioso Benfica los 60, jugaron en aquel encuentro que estaba precisamente dirigido por el húngaro Béla Guttman, a quien atribuyen la famosa maldición continental que persigue al club encarnado.

A pesar de que llevó al equipo hasta lo más alto del fútbol europeo, diferencias con los dirigentes del club sobre las primas a cobrar le llevaron a abandonar su cargo, no sin antes pronunciar una inquietante profecía: "El Benfica no volverá a ser campeón europeo sin mí".

Al contrario de lo que dice el refrán, esta vez las palabras no se las llevó el viento y están grabadas a fuego en el ánimo de los lisboetas, que acumulan siete derrotas en finales continentales desde entonces.

Claudicó en las Copas de Europa de 1963 y 1990 (las dos ante el Milan), 1965 (Inter), 1968 (Manchester United), 1988 (PSV Eindhoven) y en la Copa de la UEFA de 1983, ante el Anderlecht belga, y en la Liga Europa ante el Chelsea en el 2013.

Quizá para alejar el mal fario de una vez, el club luso inauguró a finales de febrero una estatua en recuerdo del entrenador de origen judío, iniciativa que surgió a instancias el embajador de Hungría en Portugal.

Ahora Guttman -que falleció en 1981- tiene un lugar propio en el Estadio da Luz con una imagen de bronce y de dos metros de altura a la altura de la puerta 18, donde se puede leer otra de sus frases más conocidas, aunque bien diferente a la maldición por la que aún se le recuerda: "No hay ningún club en el mundo con una mística como la del Benfica".

Los aficionados encarnados, sin embargo, prefieren mostrar su devoción a escasos metros del lugar, donde se erige la estatua en recuerdo a Eusébio, que murió el 5 de enero a punto de cumplir 72 años.

Lisboa entera lloró entonces la muerte de un ídolo futbolístico cuya importancia trascendió los límites del deporte, convertido más bien en un símbolo del país, cuya selección también lideró.

Fueron miles las personas que salieron entonces a la calle para rendir homenaje a la "pantera negra", como si de un funeral de Estado se tratase.

De hecho, está previsto que sus restos mortales sean trasladados en 2015 al Panteón Nacional portugués, lugar reservado para las mayores figuras de la política y la cultura lusa.

El futbolista mozambiqueño, apodado "la pantera negra", consiguió durante su carrera registros de récord y marcó 320 goles en la primera división; fue 11 veces campeón de Liga; recibió el Balón de Oro en 1965; y se proclamó en dos ocasiones "Bota de Oro" de Europa, con 43 goles en la temporada 1967/68 y 40 en la 1972/73.

En la selección de Portugal, marcó 41 goles en 64 participaciones y se proclamó tercero en el Mundial de Inglaterra de 1966, en el que fue máximo anotador.

También fueron notables los actos de homenaje organizados en memoria de Coluna, que falleció a los 78 años en Maputo (capital de su Mozambique natal) .

Con honores de Estado, fue enterrado en Mozambique aquel centrocampista goleador (marcó 127 tantos) que lideró junto a Eusébio a la mejor generación de futbolistas del Benfica y de la selección lusa.

A las dos Copas de Europas ganadas en 1961 y 1962, al Barcelona y al Real Madrid, respectivamente, se le unieron diez Ligas y seis Copas portuguesas y un tercer puesto en el Mundial de 1966 con Portugal, selección a la capitaneó.

Con el Benfica, al que representó en 525 ocasiones entre 1954 y 1970, marcó 127 tantos, a pesar de jugar como centrocampista.

Después de 16 años en el club encarnado, militó dos temporadas en el Olympique de Lyon francés, entre 1970 y 1972, para después retirarse con 37 años.

La final de Turín llega en un momento especial para las "águilas" a nivel emocional, que se suma a su excelente trayectoria esta campaña, en la que ya se han coronado campeones de Liga y de la Copa de la Liga.

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