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Otro Márquez, el mejor Márquez

Tal como lo prometió, Juan Manuel Márquez no especuló a la hora de regalar una gran batalla a toda la fanaticada que lo acompañó este sábado en el emblemático Forum de Los Ángeles. Venció con autoridad, contundencia y su mejor boxeo a Mike Alvarado.

Seguramente fue un buen apronte para su quinta batalla contra Manny Pacquiao el próximo 16 de noviembre, aunque el mexicano no confirma aún si acepta esa batalla. "Tomaré pronto una decisión" fue su elusiva respuesta ante la insistencia de Max Kellerman de HBO.

No obstante, la alegría de Dinamita envió un mensaje claro. Quedó satisfecho con su desempeño y se demostró asimismo que a los 40 años le queda suficiente poder para ir por su gran sueño: el quinto cinturón. Y es verdad que por momento vimos al mejor Márquez, al de sus grandes batallas. Lanzando rápidas combinaciones, variando en el ángulo de sus impactos, llegando con volados potentes por arriba y fundamentalmente, trabajando con una desacostumbrada secuencia de ganchos, con las dos manos o en veloces repeticiones a la zona media.

Pero también es verdad que la estrategia y las limitaciones de Mike Alvarado, en gran parte de la pelea le facilitaron el trabajo. El estadounidense, con mejor altura y distancia, fue inoperante en el uso del jab. Además, consciente de sus problemas defensivos, demoró en arriesgar y fue torpemente a buscar la pelea en la corta distancia. Con ello evitaba el contragolpe letal del mexicano, pero sin espacio para trabajar su ofensiva se diluía en un esfuerzo inútil.

Juan Manuel Márquez, lució más lento y también adoptó precauciones. Desde el comienzo vio que Alvarado no arriesgaría y debió salir a buscar la pelea, aunque lo hizo de manera intermitente. Por momentos empleaba rápidas combinaciones, con las cuales conectaba y lastimaba a su oponente o retrocedía y administraba energías. También fue consciente de que la edad le podría pasar factura antes de tiempo a la hora de administrar el cardio.

Su mejor momento ocurrió en el octavo asalto cuando mandó a Alvarado a la lona con un terrible derechazo y no terminó allí mismo la batalla debido al sonido de la campana. Para el noveno episodio aparecieron los primeros síntomas de cansancio en la humanidad del mexicano y también su momento más complicado, cuando Alvarado le devolvió la misma receta y con otro violento derechazo lo mandó a la lona. Fue el mejor round de la pelea.

Los asaltos de campeonato fueron la parte más equilibrada del combate. Hubo duros intercambios, los dos se conectaron con buenos golpes y en el décimo primer asalto, Márquez estuvo a punto de ir nuevamente a la lona, alcanzado con un buen golpe por Alvarado.

En el último episodio, Juan Manuel Márquez volvió a arriesgar y fue agresivo terminando la batalla a todo tren. Como avisando que la edad no pesa y tiene aún el fuego suficiente para seguir escribiendo su historia en los cuadriláteros.

Creemos que su capacidad técnica, su poder y el estado físico, aún le permiten afrontar duros desafíos, sin embargo el paso del tiempo es un factor inocultable en el desempeño de Márquez. Siente el desgaste en la pelea larga como lo demostró en su esquina jalando aire en el tramo final de la batalla. Sus reflejos no son los de antes, le vimos absorber golpes que pudo evitar con un simpe movimiento de torso y también lo vimos vacilar ante el cambio de libreto de Alvarado, que prefirió esperar y cederle la iniciativa.

Así y todo, pese al cambio de estrategia, pese a su mejor distancia y altura, Alvarado (tal como lo preveíamos) fue un rival adecuado al estilo de Márquez. El mexicano mostró la vigencia de sus ganchos y la doble combinación de jab y volado por arriba, con el que alcanzó una y otra vez a su oponente.

Sin duda alguna, es otro Márquez. Moderado, precavido, pero que mantiene la esencia de su mejor boxeo. Y si tenemos en cuenta que también Manny Pacquiao ha bajado revoluciones y evolucionado hacia un boxeo menos explosivo y más técnico, no hay ventajas ni diferencias para la próxima pelea entre ambos.

Las mismas armas, las mismas virtudes, los mismos defectos y la misma expectativa, nos harán disfrutar de una anhelada quinta batalla. Después, que la historia los juzgue y el Salón de la Fama los transforme en leyenda. Ambos lo merecen.