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Historia de los Juegos - Amsterdam '28

BUENOS AIRES -- Los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928 contaron con una atmósfera de paz y armonía. Un símbolo de esa paz y armonía lo constituyó el gesto del remero australiano Henry Pearce, cuando detuvo su bote a mitad de camino de los cuartos de final del single scull para permitir el paso de una familia de patos.

En la actualidad es muy difícil la existencia de patos en un pista de remo, pero me preguntó: ¿La reacción sería la misma? Como corolario de esta simple anécdota, digamos que pese a esa detención, Pearce se clasificó y, luego, ganó la medalla de oro por más de nueve segundos de diferencia respecto del segundo clasificado.

Pese a que el gobierno y la corona no pusieron mayor interés en su organización, fue el fervor popular el actor principal para la realización de esta justa, pues las instalaciones fueron sufragadas a través de colectas, poniendo en evidencia la sensibilidad deportiva de los holandeses para crear un clima ideal.

EN TERRENOS PANTANOSOS
Las instalaciones, todas agrupadas, fueron construidas en una zona pantanosa, producto de la eterna lucha por ganarle terreno al mar. Sobre 4.500 pilares de cemento se levantó el estadio, con capacidad para 40.000 personas, con una pista de atletismo de 400 metros, circunvalada por una de ciclismo de 500 metros. El pabellón para el boxeo y la lucha albergaba 4.500 espectadores y unos 6.000 las tribunas de la pileta de natación de 50 metros.

No existió en esta ocasión la Ciudad o Villa Olímpica por el enorme costo de su construcción. Las delegaciones se hospedaron en cuarteles, escuelas, centros deportivos o en los barcos que las trasladaron a Ámsterdam. Los norteamericanos en el trasatlántico Roosevelt y los italianos en el Solunto.

Los Juegos de la ciudad holandesa fueron una revolución en muchos aspectos. El primero sin el barón de Coubertin como máximo responsable olímpico. El dirigente francés había dejado su cargo tres años antes y el relevo lo había tomado otro aristócrata, el belga Henri de Baillet-Latour, poseedor de una visión y de conceptos mucho más abiertos.

EL DEPORTE FEMENINO Y LA CRITICA DEL PAPA
En Ámsterdam, se les permitió a las mujeres participar en gimnasia y atletismo. Esta decisión fue objeto de numerosas críticas, incluida la del Papa Pío XI, que calificó de inhumana la carrera de 800 metros que se incluyó en el programa.

De hecho, varias atletas llegaron a la meta en muy malas condiciones físicas, algunas se desmayaron y esta distancia no volvería a aparecer hasta los Juegos de Roma 1960. La gimnasia también resultó un pequeño fiasco y tardó 28 años en reaparecer en el programa olímpico.

El fantasma del profesionalismo cubría el cielo olímpico y ante una resolución del Comité Olímpico Internacional, que no admitía la reclasificación de los profesionales, la Federación Internacional de Tenis decidió no estar presente en Ámsterdam.

"PASEME LA CUENTA DE LOS GASTOS"
Un día antes de la ceremonia inaugural, un portero le negó el ingreso al estadio al equipo francés de atletismo, tras permitirle el acceso al de Alemania. Los franceses se retiraron, anunciado su ausencia a la ceremonia inaugural.

Detrás de ellos estaba el plantel de Estados Unidos. El portero tampoco quiso abrirle el paso. El jefe de equipo era un joven oficial del ejercito, que mucho más expeditivo y sin complejos diplomáticos derribó la puerta con uno de los ómnibus, al mismo tiempo que le decía al portero: "Páseme la cuenta de los gastos ocasionados".

Ese oficial se llamaba Douglas McArthur, quien, ya general, se convertiría años más tarde en uno de los héroes de la Segunda Guerra Mundial, al ser el comandante de las tropas estadounidenses en la guerra contra Japón en el Pacífico y el que pronunció la famosa palabra: "Volveremos".

LA LLAMA OLIMPICA
Con lluvia y niebla y sin la presencia de la reina Guillermina, que se negó a presidir el acto, el 28 de julio de 1928, se realizó el acto de apertura. Contó con dos novedades que aún perduran. La primera. Grecia encabezó el desfile y lo cerró Holanda por ser el país sede.

La otra, la llama olímpica fue encendida en lo alto de una torre de 45 metros ubicada en el estadio. Así nació el mito del fuego olímpico y de su llama luminosa que se mueve inquietamente al conjuro del viento.

En el aspecto deportivo, continuó el reinado de Paavo Nurmi y Johnny Weismuller. Hungría ganó su primera medalla de oro, de las siete consecutivas que obtuvo en la prueba de sable por equipos en esgrima. El equipo húngaro era liderado por Attila Petschauèr, quién venció en los 20 matches que sostuvo. Petschauèr murió torturado por la propia policía húngara en 1943, por la simple razón de ser judío. Otro miembro del mismo equipo, János Garay, murió en un campo de concentración nazi.

India inició un período de dominio de cuatro décadas en hockey sobre césped, con un invicto que duró hasta la final de los Juegos de Roma en 1960, a través de 30 partidos, con 197 goles y sólo 8 en contra.

REINA EL FÚTBOL RIOPLATENSE
"Creo en el triunfo de los sudamericanos y mi más ferviente deseo es llegar a la final con nuestros hermanos argentinos y poder demostrar a los europeos que, en la lejana América, se juega un fútbol inteligente y habilidoso", expresó el capitán uruguayo José Nasazzi a su llegada a Francia.

Su deseo se hizo realidad. Uruguay llegó a la final por un camino con complicados adversarios. Venció a Holanda por 2 a 0, a Alemania por 4 a 1 y a Italia por 3 a 2. Argentina no pasó por mayores dificultades. Se impuso a Estados Unidos por 15 a 2, a Bélgica por 6 a 3 y a Egipto por 6 a 0.

Empataron en un gol, jugaron el suplementario y se mantuvo la igualdad. Hubo necesidad de jugar otro partido y Uruguay triunfó por 2 a 1, para quedarse con la segunda medalla de oro consecutiva. Vayamos a la libro de la Historia del fútbol uruguayo y encontraremos una real imagen de los eternos rivales rioplatenses.

UNA ESCUELA DE FUTBOL
"Una escuela de fútbol señorial admiraba a todos. Esa tarde jugaron para Europa y el mundo. Y Europa y el mundo quedaron impactados.

"Para el fútbol a través del río fue otro...Para los uruguayos, "el triunfo de la celeste". Para los argentinos, una tarde de mala suerte.

"Pero Ámsterdam estuvo más allá del río. En Ámsterdam se jugo para Europa, para la consagración definitiva. De ese, diremos los uruguayos que "siempre ganamos nosotros"; los argentinos argumentarán que hicieron tantos méritos como el mejor, nunca menos. Y ambos tendremos razón. Ámsterdam es el mejor triunfo del fútbol rioplatense".

En la primera final, Petrone abrió el score para Uruguay e igualó Nolo Ferreyra. En la segunda y definitiva, Figueroa puso al frente a Uruguay, empató Monti y Scarone coronó el éxito de la celeste. Los equipos formaron así:

URUGUAY: Mazali; Nasazzi y Arispw; Andrade, Piriz y Gestido; Arrwmón, Scarone, Borjas, Cea y Figueroa.
ARGENTINA: Bossio; Bidoglio y Paternóster; Medici, Monti y Evaristo; Carricaberry, Tarasconi, Nolo Ferreyra, Perducca y Orsi.

UNA MUJER, DOS HISTORIAS
Betty Robinson era una estudiante norteamericana de 16 años que corría tratando de alcanzar un ómnibus. La observó un entrenador de atletismo que, asombrado por su velocidad, la invitó a formar parte de su equipo.

Cuatro meses después, Robinson ganó los 100 metros en Ámsterdam y se convirtió en la primera mujer en lograr una medalla de oro en atletismo. En esos Juegos sumó otra en la posta 4 por 100. Pero esto es apenas el comienzo.

Tres años después, el avión en que viajaba se desplomó. Un hombre la encontró. La dio por muerta y la llevo en el asiento trasero de su auto a una empresa funeraria. Allí advirtieron que estaba inconsciente, pero con vida.

Dos meses estuvo en ese estado y los médicos pronosticaron que no volvería a caminar. Voluntad, constancia y sacrificio la rehabilitaron y quiso volver a correr. Retornó a las pistas. Sus rodillas no le permitían flexionar totalmente las piernas y le impedían agacharse.

Al no poder intervenir en los 100 metros, integró la posta 4 por 100 de Estados Unidos que ganó la medalla de oro en Berlín 1936. Una de las mil historias de los libros de los Juegos Olímpicos.

UN MOMENTO DORADO PARA EL DEPORTE ARGENTINO
Para el deporte argentino, Ámsterdam 1928 significa el faro que ilumina sus actuaciones en los Juegos Olímpicos. Tres medallas de oro, tres de plata y una de bronce, para un total de siete, un cantidad igualada en Berlín 1936 y Londres 1948.

Alberto Zorrilla se convirtió en el primer sudamericano en ganar individualmente la máxima presea y aún hoy, a días de Río 2016, se mantiene como el único nadador argentino que subió al escalón más alto de un podio olímpico.

Concretó su hazaña en los 400 metros, libre, con récord olímpico. Zorrilla, por el andarivel exterior, sorprendió en los últimos 50 metros, con una impresionante levantada, al sueco Arne Borg y al australiano Charlton, los favoritos y encarnizados rivales.

En las jornadas previas a este éxito, había logrado ser quinto en 1500 metros y séptimo en 100 metros. En 1927 se radicó en Estados Unidos, donde sumó numerosas victorias hasta ubicarse entre los mejores valores de ese país. En 1930 formó parte de la posta que batió el record mundial de las 880 yardas, con 9m20s. Zorrilla figura en el Salón de la Fama de Fourt Louderdale, junto con sus compatriotas Jeannette Campbell, plata en 1936 y Horacio Iglesias, cinco veces campeón mundial de aguas abiertas.

El semipesado Víctor Avendaño se convirtió en el primer campeón olímpico argentino de boxeo, al vencer por puntos en la final al alemán Erns Pistulla. Tenía en ese entonces 20 años y se encontraba haciendo el servicio militar. Al retirarse, se dedicó a la dirección técnica y luego al arbitraje. Fue considerado uno de los mejores árbitros profesionales de la Argentina.

A continuación, el pesado Alberto Rodríguez Jurado dejó fuera de combate al sueco Nils Ramm en el primer round y sumó el segundo éxito del boxeo argentino. A la medalla de plata del fútbol, el boxeo agregó las del pluma Víctor Peralta y la del welter Raúl Landini. La de bronce, única en la historia de la esgrima, perteneció al equipo de florete integrado por los hermanos Luis y Héctor Lucchetti, Roberto Larraz, Raúl Anganuzzi y Carmelo Camet.

Para tenerse en cuenta:

  • Las mujeres compitieron por primera vez en atletismo, pese a las objeciones de Coubertin y del Papa Pío XI, aunque se limitó su participación a cinco pruebas. La alemana Lina Radke-Batschauer fue apenas la segunda atleta en ganar una medalla de oro para su país en eventos de pista y campo al ganar la demandante carrera de los 800 metros. Esta prueba se recuerda porque el resto de las competidoras sufrieron por la fatiga extrema y ello provocó que el Comité Olímpico Internacional suspendiera los 800 metros femeninos hasta 1960.

  • Chile obtuvo su primera medalla olímpica, mediante Manuel Plaza, de 28 años, quien en la maratón fue segundo a 23s del vencedor, Ahmed Boughèra El Ouafi, un argelino que representó a Francia.

  • El egipcio Ibrahim Moustafa fue el primer no-europeo en ganar un evento de lucha grecorromana.

  • La italiana Luigina Giavotti se convirtió en la más joven medallista de todos los tiempos al ganar plata en gimnasia como parte del equipo de Italia a sus 11 años y 302 días de edad.

Eduardo Alperín fue columnista de ESPN.com por 16 años. Falleció el pasado 25 de abril.

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