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Cinco años le bastaron a Gale Sayers para ganarse la inmortalidad de NFL

Cada acarreo de Gale Sayers poseía una cualidad de magia irrepetible, hasta que llegaba el siguiente. Getty Images

La redacción de ESPN.com.mx eligió a los jugadores más representativos para cada número de jersey, desde el 99 hasta el 1, para dar a conocer sus semblanzas a modo de conteo regresivo hasta el arranque de la temporada regular del 2015. Aquí puedes consultar la lista completa.

MÉXICO -- Es difícil encontrar una mejor ronda de draft en la historia de la NFL que la primera vuelta del sorteo de 1965 de los Chicago Bears.

Con la tercera selección global --adquirida en canje con los Pittsburgh Steelers--, los Bears eligieron al inmortal apoyador Dick Butkus de Illinois, y en la selección subsecuente, al inolvidable corredor Gale Sayers de Kansas.

A Sayers, 'The Kansas Comet', no le tomó demasiado tiempo dejar una huella indeleble en la historia de los grandes corredores de la NFL.

Como novato, Sayers promedió 5.2 yardas por acarreo y anotó 14 touchdowns terrestres al tiempo que promedió 17.5 yardas por recepción anotando otros seis touchdowns por aire. Por si fuera poco, en esa campaña sumó anotación de regreso de patada de salida y anotación en regreso de patada de despeje.

Sus 22 touchdowns como novato fueron, en su momento, marca absoluta de la NFL... y el grácil Sayers apenas estaba empezando.

Poseedor de un estilo diferente a los corredores dominantes de la época, la mayoría de los cuales basaban su juego en fuerza, Sayers era especialista en hacer errar a los defensivos, realizando cortes sin perder velocidad.

En su primera campaña, tuvo un partido de cuatro touchdowns ante los Minnesota Vikings, incluyendo un regreso de 96 yardas en patada de salida, pero el momento que definió por siempre la carrera de Sayers en la NFL llegó en diciembre de 1965, enfrentando a los San Francisco 49ers en un empapado y lodoso Wrigley Field.

"Yo estaba muy preocupado por las condiciones del clima", dijo Sayers, citado en el libro The Bears: A 75-Year Celebration. "Era un día lluvioso, con lodo, y de hecho no me gustaba jugar en ese tipo de clima. Tantas cosas pueden suceder; puedes resbalar, tirar de un músculo, desgarrar un tendón".

Si Sayers estaba preocupado, no se notó en lo absoluto. El elusivo back ofreció una demostración de la que hoy se sigue hablando: Sayers empató la marca de la liga con seis touchdowns totales --una cifra que no ha vuelto a ser alcanzada desde entonces--, incluyendo un regreso de patada de despeje de 85 yardas, un pase pantalla de 80 yardas, y cuatro acarreos anotadores: 21, 7, 50 y 1 yardas, respectivamente. En total, Sayers amasó 336 yardas para impulsar a los Bears a una victoria por 61-20. Mientras todos los jugadores de los Niners resbalaban a su alrededor, Sayers encontraba la forma de mantenerse de pie y en movimiento.

"Por el modo en que iban las cosas, probablemente pude haber anotado ocho touchdowns", rememoró Sayers. "Pero en aquellos años a nadie le importaban las marcas individuales. Ni siquiera sabía que había empatado el récord de seis touchdowns hasta terminado el partido. Ganamos, y eso era lo más importante para mí".

George Halas, entonces propietario y entrenador en jefe de los Bears, dijo: "Nunca vi tal cosa en mi vida. Fue la mejor actuación por un hombre en un campo de fútbol americano".

El ex mariscal de campo Y.A. Tittle, quien fungía como asistente para San Francisco, describió el desempeño de Sayers como: "La exhibición más brillante que he visto".

Con el paso del tiempo, Sayers se acostumbró a esa clase de halagos.

En otra instancia, después de correrle 205 yardas a los Green Bay Packers, el entonces vicepresidente de los Bears, Ed McKaskey dijo "[Vince Lombardi] me dijo que era la exhibición más impresionante que jamás vio".

En 1962, Sayers demostró que no era una maravilla de un solo año, y lideró a la NFL en yardas terrestres con 1,231. Sayers volvería a obtener el título de líder corredor de la liga en 1969, con 1,032, en una campaña en la que también fue el corredor con mayor trabajo: 236. En 1968, fue el mejor de la NFL en yardas por intento, con un todavía impresionante promedio de 6.2.

Desafortunadamente, este Cometa también tuvo un paso breve. Las lesiones empezaron a afectar a Sayers: en 1967 se perdió un partido y en 1968 se perdería tres gracias a una lesión de rodilla que requirió cirugía inmediata. Eso no impediría, de cualquier modo, que siguiera siendo reconocido entre los jugadores de élite de la época. Sayers fue votado a cuatro Pro Bowls --siendo nombrado Jugador Ofensivo del juego en tres ocasiones--, de 1965 a 1969, y en los cinco años fue designado al primer equipo All-Pro.

Sin embargo, el final de su brillante carrera había llegado. En las campañas de 1070 y 1971, apenas pudo jugar cuatro partidos combinados y entonces Sayers supo que era momento de decir adiós.

Sayers se marchó de la NFL con números difíciles de comprender. En tan sólo 68 partidos, acumuló 4,956 yardas terrestres, 1,307 yardas en recepciones, 3,172 yardas en devoluciones y 56 touchdowns anotados totales, además de un touchdown lanzado.

"Sus días en la cima fueron numerados, pero había una cierta magia alrededor de él que lo sigue separando de los otros grandes corredores del fútbol americano profesional", escribió el periodista ganador del Pulitzer, Red Smith. "No era poderoso como Jimmy Brown, pero podría cortar por el interior como un cuchillo caliente en mantequilla, y cuando recibía el balón en pichada para dar la vuelta a la esquina, era la cosa más emocionante en el juego profesional".

Sayers fue honrado con su inclusión en el Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional a los 34 años de edad --el miembro más joven en ingresar al recinto en su historia-- en 1977, mismo año en que también fue enaltecido al Salón de la Fama del Fútbol Americano Colegial. Su jersey N° 40 fue retirado de la circulación por los Bears.

Al final del día, quizás lo único lamentable de la carrera de Sayers no fue que jugara tan poco, sino que como su compañero de generación de draft, Butkus, nunca supo lo que era disputar un partido de postemporada, teniendo la mala suerte de jugar durante una mala época para Chicago.