Diego Diezgutiérrez 9y

De las sombras hasta la élite, Tom Brady libró todo tipo de obstáculos

La redacción de ESPN.com.mx eligió a los jugadores más representativos para cada número de jersey, desde el 99 hasta el 1, para dar a conocer sus semblanzas a modo de conteo regresivo hasta el arranque de la temporada regular del 2015. Aquí puedes consultar la lista completa.

MÉXICO -- La improbabilidad de su éxito dejó de ser relevante en cuanto estableció su propia era y dominio en una franquicia que no había ganado nada antes de su reclutamiento, no obstante, se mantiene como uno de los ejemplos más admirables en términos de desarrollo profesional en un deporte con reflectores nacionales.

Hace 15 años, Tom Brady venía de ganar un dramático tazón con Michigan sobre Alabama para culminar una carrera colegial inestable, donde tuvo que sobreponerse a los estigmas que su juego poco espectacular --al igual que su físico-- brindaban a los ojos de los visores y cazatalentos, quizá ni siquiera para sus propios compañeros.

En la actualidad, si sólo conociéramos la historia de la temporada del 2000 a la fecha, obligados a imaginar de dónde y cómo surgió el mejor mariscal de campo que han visto los New England Patriots y quizás la NFL, ¿quién podría inventar que fue elegido en la sexta ronda del draft? Y, más importante, que hubo seis pasadores reclutados antes que él.

"No pienso que alguien en la vida lo hubiese visto en colegial y decir, 'este muchacho será el mejor mariscal de campo de todos los tiempos'", aseguró Charles Woodson, ex compañero de Brady en los Wolverines. "Ahora, sabíamos que le gustaba competir. Jugábamos partidos de básquetbol en el campus y él era un competidor. En términos de práctica, era alguien que entendía el juego y siempre estaba listo para el momento de entrenar.

"Pero, ¿en lo que se ha convertido? Nadie esperaba eso. Nunca".

¿En qué se ha convertido Brady? Es apenas el tercer mariscal de campo en la historia de la NFL con cuatro triunfos de Super Bowl (junto con Joe Montana y Terry Bradshaw), dentro de los cuales se llevó la distinción de Jugador Más Valioso en tres ocasiones. Ese número de campeonatos son los mismos que tiene New England en sus vitrinas y el más reciente fue conseguido este año, el primero de los Patriots en una década tras la racha de tres títulos en cuatro años a inicios del siglo XXI.

Aunque es entendible que Brady no llamara la atención de los visores por su composición física y números discretos en colegial (aunque superiores a otros QBs tomados antes que él), tuvo el apoyo sólido del coach Bill Belichick una vez que fue necesaria su incorporación al equipo titular, pero el camino hacia el estrellato también fue complicado. Por razones que no son claras, Brady fue mantenido en el club pese a un campamento de novato que ofreció pocas ilusiones y lo dejó enterrado en la plantilla de profundidad detrás de Drew Bledsoe, John Friesz y Michael Bishop. Conforme avanzó el año, Brady fue escalando posiciones en gran medida por su determinación, una cualidad que conserva y que lo ha hecho mejorar temporada con temporada.

Para el 2001, como ha sucedido durante la historia del fútbol americano profesional, una lesión del mariscal de campo estelar (Bledsoe) abrió paso a un joven con mucho por demostrar. Brady inició 14 juegos de la Semana 3 en adelante y los Pats danzaron con marca de 11-3 bajo el mando de su novel artillero, quien lanzó para 18 touchdowns en un sistema que privilegiaba la seguridad del ovoide y vio triunfos de New England en los últimos seis juegos del calendario regular, incluyendo uno de tiempo extra contra los Buffalo Bills que garantizó la temporada ganadora.

Ya en los playoffs, lo improbable continuó reinando y, bajo una tormenta de nieve que será recordada siempre como un momento decisivo en la carrera de Brady y en la polémica que afectó a los Oakland Raiders, los Pats avanzaron a la Final de Conferencia tras vencer 16-13 al club de costa Oeste. Aunque el juego presentó a un Adam Vinatieri con precisión sobrenatural pese al clima, la acción en que la defensiva de Oakland forzó que el ovoide dejara la mano de Brady para impresionar un balón suelto, misma que fue revertida por la "Tuck Rule" y el afamado movimiento para lanzar que anula el fumble, es el recuerdo más fresco de dicho partido.

Los Patriots avanzaron y viajaron a Pittsburgh para retar a los Steelers en la Final de la Conferencia Americana y para el tercer período se armaron una ventaja que los alejó lo suficiente y envió al recluta N° 119 global del 2000 a su primer Super Bowl, donde se toparía con "The Greatest Show on Turf", los St. Louis Rams de Kurt Warner y Marshall Faulk que venían de ser campeones dos temporadas antes. Brady, otra vez aliado de lo inesperado, lideró la serie ganadora de los Patriots con menos de 2 minutos por jugar dejando a Vinatieri listo para romper el empate.

De pronto, lo improbable se volvió tendencia y Brady abrió la puerta a una de las eras más prolíficas en la historia de la NFL para un jugador, su coach y una franquicia que se tambaleaba por la liga antes que la magia de Tom rompiera el status quo.

Los Patriots volvieron a ganar los Super Bowls del 2003 y 2004 al tiempo que Brady maduraba en un pasador de categoría. En el 2005 rompió la marca de las 4,000 yardas por primera ocasión y en el 2007 comandó una de las mejores ofensivas en la historia, lanzando para 4,806 yardas y fijando un récord del momento con 50 pases de touchdown, desempeño que le atrajo su primer reconocimiento como Jugador Más Valioso de la liga.

Los Patriots del 2007 es el único equipo que ha terminado invicto una temporada de 16 partidos, aunque la historia no acarreó un final exitoso para Brady y compañía, quienes alguna vez vencieron a la ofensiva más poderosa de la liga y dieron quizás la campanada más grande en la historia. Fue el turno de Eli Manning y los New York Giants de tirar al coloso; New England perdió con su mariscal de campo All-Pro, quien al año siguiente poco tardaría en quedar descartado por toda la temporada a causa de una lesión grave en la rodilla.

De pronto, la historia ya no apuntaba al chico que se sobrepuso a las críticas por su físico y al multicampeón que logró lo impensable. Ahora se decía que los Patriots, Brady y Belichick, no volverían a ganar un Super Bowl. Que ostentaban cero Lombardis desde que la NFL los sancionó por espionaje durante la misma campaña que terminaron invictos. Lo que probablemente nadie anticipaba en ese momento, era que Tom volvía a sus bases: el hambre por demostrar a todos de lo que era capaz y sobreponerse a críticas y barreras.

A partir de su regreso en el 2009, Brady nunca ha quedado al margen de una votación de Pro Bowl, los Patriots no han visto una campaña menor a las 10 victorias --con cinco consecutivas de al menos 12-- y Brady concretó un nuevo acuerdo multimillonario en el 2010, año en que consiguió su segundo MVP de la NFL. En el 2011 lanzó para 5,235 yardas pero justo en esa campaña récord, en la cual New England volvió al Super Bowl con la oportunidad de zanjar historia nueva y redención para el club, nuevamente los Giants de Eli y el coach Tom Coughlin los noquearon en la línea final.

El argumento era tan reiterado como cierto: cero Lombardis posteriores al "Spygate". Un triunfo opaco por la "Tuck Rule". Y aunque Brady no heredó campeonatos y la cuenta de victorias de Super Bowl para el mariscal de campo era la misma para su franquicia, las derrotas de antaño perfilaron que el par de caídas ante los Giants convirtiera a los Pats a ser el equipo más perdedor en la historia de los súper domingos, junto con los Minnesota Vikings, los Buffalo Bills y los Denver Broncos (quienes conservan la marca actual con cinco).

La racha de postemporada, al tiempo que Brady acumula medallas personales, tuvo una extensión histórica: 11 títulos divisionales en 13 años. New England ya era un contendiente automático sin importar los cambios de plantilla que cada verano les trajera. Mientras la constante del club privilegiara a Brady y Belichick, los triunfos estaban garantizados, sin embargo, aquellos despliegues de entereza y lucha que derivaron en los tres Lombardis se veían cada día más escasos. Brady ya era dos veces MVP y mariscal de campo All-Pro, con anillos de una época previa.

Tras un inicio de 2-2, incluyendo una paliza de 14-41 a manos de los Kansas City Chiefs, diversas opiniones se precipitaron a describir el fin de la era Brady-Belichick en New England. En resumen, los Patriots perdieron un solo partido de la Semana 6 a la 16, ganaron en Ronda Divisional y apalearon a los Colts en la Final de la AFC. El escenario era conocido, un Super Bowl más. Nada extraño. Incluso común ya para la franquicia, pero con el reto de vencer al campeón vigente.

Con otra controversia encima, que meses después abrió la puerta a una de las batallas legales de mayor perfil --exagerado, si me preguntan-- en la historia del deporte, Brady y los Patriots superaron de forma dramática a los Seattle Seahawks en el Super Bowl XLIX, el mariscal de campo ganó su tercer MVP de campeonato y la dupla con su coach se volvió la más ganadora en playoffs de la historia.

Actualmente, Brady se mide a la autoridad de la NFL en un esfuerzo por limpiar su nombre, el cual pasó por listas y pizarras de draft siendo ignorando durante tres días y degradado frente a 198 jugadores, incluyendo seis mariscales de campo que ya no están activos. Un nombre que escaló desde abajo hasta aferrarse a un puesto titular que no ha soltado en 15 temporadas, y que probablemente sea el más conocido en el mundo que rodea la NFL, más allá de aficionados y expertos: el rostro de una liga, por ende, el que más divide opiniones. Cuatro Lombardis, tres MVPs de Super Bowl y dos de la NFL después, aún hay quienes debaten que la carrera del afamado pasador está empañada, no así su joyería de élite.

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