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Se lesiona el Fair Play

BRISTOL (ESPNdeportes.com) -- ¿Cuántas veces hemos visto que un jugador de repente se lanza al suelo -aparentemente lesionado- para que el equipo contario, con posesión de la pelota, detenga la jugada? Un sinfín de ocasiones y quizás un poco más en los últimos tiempos.

Lo que pasa, señores, es que de la buena fe de ser más conscientes del Fair Play, estamos pasando a una tendencia abusiva que le está causando daño a esa práctica entre caballeros.

Es una táctica muy vieja y común entre los pícaros del balompié. Sin embargo, no en todas partes del mundo se tiene el mismo concepto y por consiguiente no se asimila igual, lo que ha abierto la puerta para llegar a extremos en su uso -o mal uso-.

La semana pasada en Italia, por ejemplo, Fabio Capello -técnico de Juventus- salió furioso a acusar esta tendencia y aseguró que sus pupilos no apoyarán este abuso por parte de sus rivales.

Esto no quiere decir que los jugadores de la Juve no vayan a preocuparse de un rival caído, sino más bien (como lo aclaró Mauro Camoranesi durante nuestra entrevista semanal en Los Goles de Italia) la idea es poder evaluar si realmente la situación amerita que el balón sea enviado fuera del terreno de juego o si el rival está fingiendo una lesión.

Pero esto de evaluar si "la situación lo amerita" genera más incógnitas y deja muchas situaciones "a criterio del árbitro", que a la postre sigue siendo el lema favorito de los colegiados. En otras palabras, esto no nos daría certeza ni justicia.

Aparte del timonel juventino, también salieron a secundar su acusación otros como el eterno Carlo Mazzone, del Bolonia, quien dijo haber notado esta práctica desde hace mucho tiempo aunque no la había denunciado públicamente.

También ha hecho declaraciones al respecto el técnico del Palermo, Francesco Guidolin, quien insta a que se respete el código de conducta creado entre los jugadores, aquel "acuerdo entre caballeros" que dicta ante todo buena fe y honestidad en el campo, y que prohibe engañar a un rival de esa forma.

Pareciera que con las exigencias y presiones del nivel competitivo en la actualidad y la ambición de sacar rsultados, algunos o más bien muchos, poco a poco se van olvidando de los acuerdos que no están escritos en los libros de reglamentos pero que todos conocemos.

Es cierto que el fútbol ha evolucionado mucho y ha ido ganando terreno y valor en el aspecto comercial y empresarial pero con tendencias de abuso como ésta, también pierde gusto, clase y el valor que no se mide con dinero.

Antes, el fútbol representaba una competencia universal de buen espíritu, de pundonor deportivo, de amor por la camiseta y de respeto al rival.

Actualmente, las pautas las marca el entorno donde se desenvuelve el equipo y esto afecta a algunos de manera negativa pues, para salir adelante, se traicionan esos valores propios del deporte.

Esperemos que sirvan las palabras de Capello como un "jaloncito de orejas" para conscientizar a todos de una realidad que podría llegar a causar más problemas.

Creo que la labor de los árbitros será vital en este asunto pues ellos deberán,con ojo más agudo, desarrollar un critero más aplicado en este tipo de situaciones. Para esto también se necesita la colaboración de los asistentes, que de hecho ya tienen una mayor participación conjunta en situaciones que se dan de la línea hacia adentro del terreno.

Ahora, no siempre los árbitros van a saber con certeza si en realidad un jugador está lesionado o no, por lo que también deben tomar en cuenta factores como el lugar donde el equipo rival tiene posesión del balón para tratar de evaluar las intenciones.

Lo ideal sería, claro, que los mismos jugadores se pusieran la mano en el corazón y decidieran apegarse al acuerdo entre caballeros
-escrito sin tinta en las paredes de cualquier vestuario del mundo- de no engañar las buenas intenciones del Fair Play.

Ojalá que jugadores y técnicos (la gran mayoría ha sido culpable en algún momento) recuerden que la picardía no da paso al abuso y que la esencia de la participación deportiva es el respeto al rival y el sabor del triunfo es más dulce cuando se logra con honestidad.

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