Juan Marichal con David Venn
Especial para ESPNdeportes.com
18y

Ayudó a abrirle el camino a muchos

Cuando firmé mi primer contrato, la vida en las menores era bien difícil para los jugadores latinos. Llegé a las ligas menores en 1958 en Tampa, Florida, donde había un problema racial de mayores proporciones. Y viniendo desde la República Dominicana, nunca habíamos vivido algo semejante. Fue difícil para nosotros, para los jugadores latinos, entender porqué nosotros y los jugadores negros teníamos que vivir y comer separados de nuestros compañeros blancos. De hecho, los únicos momentos en que los dominicanos, cubanos, venezolanos o puertorriqueños veíamos a los blancos era en el terreno. Cuando terminaban los juegos, los blancos iba a sus hoteles, mientras que nosotros íbamos a casas de familias que nos albergaban…y tenían que ser familias negras en vecindarios negros.

Una vez que llegué a las mayores con los Gigantes, ahí por lo menos podíamos estar juntos todos como equipo, los blancos, negros y latinos. Pero en cuanto al ambiente general, eso no cambió hasta mediados de los años 60. Un incidente que recuerdo bien ocurrió al principio de los 60 cuando estábamos en Houston para una serie contra los Colt 45, y Orlando Cepeda quería ir al cine a ver la película Cleopatra. Yo le advertí que no sería fácil, y que no quería ir. Él se enojó algo conmigo y por ahí se fue solo, mientras que yo me quedé en el hotel. A los 45 minutos, escuché a alguien tocando la puerta; pensaba que era para limpiar la habitación. Abrí la puerta y ahí estaba Orlando, con lágrimas saliendo de los ojos. No lo habían dejado entrar al cine. No pude aguantar la risa, y ahí se enojó más el Peruchín. Le dije, 'no te molestes conmigo, no es mi culpa…te lo dije'.

En el béisbol, los Gigantes eran uno de los primeros equipos activos en América Latina. En los años 50 en Dominicana, tenían un escucha del nombre Horacio Martínez, que firmó a varios, incluyendo los hermanos Alou (Felipe, Mateo y Jesús), Elías Sosa y a mí. Martínez trabajaba para el departamento de Latinoamérica de San Francisco, que a mi juicio estaba adelantado en esa materia, junto a los Dodgers y los Piratas.

En mi caso, me alegro de haber sido firmado por los Gigantes y de haber llegado a Grandes Ligas con los Gigantes. Cuando me subieron el equipo grande ya tenía en su róster a Felipe y Cepeda, además de estelares negros como Willie Mays y Willie McCovey. Eso fue muy importante para mí, ya que no me sentía solo como jugador de color.

Sin embargo, no todo era tan fácil en el clubhouse de San Francisco. Con los jugadores que mencioné arriba, había cierta choque de culturas, y esto se manifestó en 1964 con nuestro manager Alvin Dark, que había llegado al punto de prohibir que se hablara español en el clubhouse, y que le dijo al periodista Stan Issacs de Newsday que "los jugadores negros e hispanos no tienen el mismo nivel mental" (que los blancos). Hace poco leí un artículo en que Dark alega que fue citado mal. Realmente no sé si eso es verdad o no. Él niega haberlo dicho. Lo único que puedo agregarle a todo eso es que sé que le costó su trabajo.

Nunca pensé que, 41 años después, podía ocurrir lo de los comentarios de Larry Krueger por radio acerca de "bateadores caribeños con el cerebro muerto". Eso me sorprendió sobremanera. Sobremanera. Nunca pensé que en el béisbol de hoy en día escucharía algo semejante, que este tipo se atreviera a hablar en esos términos sobre los jugadores y especialmente sobre Felipe. Tanto Felipe como los jugadores merecen más respeto.

Pero aparte de incidentes como ése, en general los jugadores latinos de hoy son tratados como verdaderas superestrellas, y diría que se les trata igual a los demás, como seres humanos. Nosotros en los 50 y principio de 60 no éramos tratados como seres humanos. Ahora los peloteros son respetados por los fanáticos, los dueños y todos los demás.

Me siento muy bien de haber sido uno de los pioneros que abrieron camino para la generación latina de hoy. Sé que Osvaldo Virgil (el primer dominicano en Grandes Ligas) está contento con eso, y sé que Roberto Clemente sentiría lo mismo. Estoy seguro también que los hermanos Alou están bien orgullosos.

En cuanto al Clásico Mundial de Béisbol, creo que es algo grandioso para el béisbol. Mi única preocupación es que si los jugadores estarán en óptimas condiciones físicas a esta altura del año. No estoy seguro si éste es la mejor época del año para realizar el evento. Pero eso aparte, sé que se va a dar bien bueno. Aquí en la República Dominicana, la gente está a la expectativa, porque sabemos que R.D. estará entre los favoritos. También sabemos que hay otros buenos equipos en el torneo, especialmente los Estados Unidos, pero somos bastante buenos y sé que los nuestro darán un 100%. Sólo espero que nadie se lesione.

Me hubiera encantado que existiera algo como el Clásico en mi época de jugador. Yo hubiera participado, y sé que muchos otros también lo hubieran hecho. Hubiéramos dado el todo por nuestros países.

Juan Marichal ganó 243 juegos en una carrera de 16 años en Grandes Ligas, con los Gigantes, Medias Rojas y Dodgers, y fue exaltado al Salón de la Fama en Cooperstown en 1983.

El "Dominican Dandy"es comentarista para las transmisiones de la Liga Dominicana por ESPN Deportes, y a partir del 2006 comentará también los partidos de la post-temporada de Grandes Ligas. También estará en las transmisiones de ESPN Deportes para el Clásico Mundial de Béisbol.

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