Jerry Crasnick
ESPN.com
18y

Proceso de adaptación

VERO BEACH, Fla. - Los Dodgers de Los Angeles enfrentan a los Marlins de Florida en una fría noche de primavera en el Holman Stadium, y Nomar Garciaparra no sufría sobresaltos en la primera base.

En la quinta entrada, Jeremy Hermida de Florida batea una rodada sin destino. Garciaparra se estira para atrapar la pelota, pero no puede evitar el imparable. Miguel Cabrera lo imita conectando un doble que vuelve a superar a Nomar. Dos bateadores después, el segunda base de los Dodgers, Jeff Kent, ejecuta un hit de rutina y Garciaparra ajusta su guante y concreta el out.

Este es el tipo de transición al que Garciparra se refiere cuando habla de "trabajo de adaptación". Mucha gente imagina que este cambio debería resultarle fácil al renombrado campo corto. Pero realmente no tienen idea.

De joven en California, Garciaparra pasó por todas las posiciones en el terreno, por eso tiene mucho respeto por cada una de ellas. La diferencia es que ya no tiene 12 años y los Dodgers no reciben un helado cada vez que terminan un partido.

"La gente no se da cuenta que en este nivel, un cambio de posición no resulta fácil", dijo Garciaparra. "En las ligas menores o en la preparatoria cualquier puede hacerlo. Pero no aquí".

Ha sido una primavera intrigante en Vero Beach, con los Dodgers adaptándose a su nuevo gerente general, Ned Colletti, y a su nuevo mánager, Grady Little. Los Angeles espera mejores temporadas de Derek Lowe y J.D. Drew, y han contratado algunos veteranos - Bill Mueller, Kenny Lofton, Rafael Furcal - para darle tiempo de desarrollo a sus jóvenes.

Y también está Nomar, un imán para el público. Cuando juegas en los Medias Rojas y la gente te percibe como un futuro jugador del Salón de la Fama es difícil mantener la privacidad.

La percepción sobre Garciaparra ha cambiado, obviamente, desde que disminuyó su productividad y pasó seguido por la lista de lesionados. El año pasado, Garciaparra firmó con los Cachorros pero se perdió 100 partidos por un problema inguinal. Fue su segunda temporada consecutiva dominada por las lesiones.

De todos modos, Garciaparra atrajo a varios equipos como agente libre en esta temporada baja. Houston, Cleveland, Toronto, Atlanta, San Diego y los Yankees mostraron interés.

Al firmar por un año y seis millones de dólares con los Dodgers, Garciaparra imita el camino del gran Cachorro, Ernie Banks. Consideren esto:

Garciaparra jugó 1,024 partidos como campo corto antes de debutar como primera base a los 32 años. Banks fue shortstop durante 1,125 antes de pasar a primera a los 31.

Garciaparra cambia debido a sus lesiones. Banks se movió para prolongar su carrera tras una serie de problemas en su pierna.

Banks bateó 214 jonrones en primera base, jugó hasta los 40 y solidificó sus credenciales hacia el Salón de la Fama. Pero con Garciaparra, ¿Quién sabe?

Colletti tiene muchas expectativas. Creció en Chicago como admirador de Banks y trabajó previamente en las oficinas de los Cachorros y los Gigantes, donde pasó parte de su tiempo viendo jugar a dos de los mejores primera base de la historia, Mark Grace y J.T. Show.

Con un acortado mercado de agentes libres y la promesa de James Loney en el horizonte, los Dodgers consideraron a Garciaparra como una buena solución para el 2006. Colletti sabía que Garciaparra sufriría un menor desgaste en primera y creía que la transición desde el jardín no sería complicada teniendo en cuenta que el pelotero estaba acostumbrado a la "velocidad" dentro del cuadro.

El bono es el entusiasmo de Garciaparra; atacó la nueva posición con muchísima energía. Trabajó en el Dodger Stadium a principios de febrero para hacerse la idea de su nuevo puesto, antes de arribar a Vero Beach y ponerse en manos del nuevo entrenador Eddie Murray.

"No puedo recordar a un jugador del nivel de Nomar, en este punto de su carrera, trabajando tan duro como lo hizo", dijo Colletti. "Tiene mucho orgullo y quiero que la transición sea exitosa".

De todas maneras, todavía quedan muchos detalles por resolver. Luego de experimentar con distintos guantes, Garciaparra encontró un modelo negro de Mizuno que le gustó. Pero la sensación en su mano izquierda sigue sintiéndose rara.

La historia reciente ha demostrado que una movida a primera puede ser complicada para cualquiera. Mike Piazza y Javy Lopez están entre los catchers Todo-Estrella que tuvieron problemas con el cambio. Garciaparra, por el contrario, está recibiendo buenas críticas. Tiene buenas manos para anticipar tiros cortos y los reflejos y habilidad para detener bolas rápidas.

"Es tan buen atleta que hace que las cosas parezcan fáciles", dijo Mueller, ex compañero de Garciaparra en Boston. "No ha tenido ningún problema".

Eso no significa que el cambio no sea un desafío. Garciaparra sabía precisamente donde ubicarse como campo corto, bajo cualquier escenario. Ahora deberá aprender todos los movimientos necesarios para jugar en primera base.

"Al principio tienes la cabeza dispersa", dijo Garciaparra. "¿Dónde me debo parar? ¿Qué tengo que hacer? ¿Cómo estoy posicionado? A medida que progresan los días, uno se va a acostumbrando. Pero no sucede de la noche a la mañana. Lleva tiempo".

Incluso una rutina tan simple como atrapar una bola puede resultar complicada. Lowe le dijo recientemente al The New York Times que los lanzamientos de Garciaparra como campo corto hacia primera realizaban una ruta tan movediza que en Boston la llamaban "el tiro banana". En estos días, Garciaparra está experimentando el mismo fenómeno pero desde otro lugar y deberá ajustarse a las mañas de sus compañeros.

No hay forma de planear algo para las jugadas difíciles. Un día Garciaparra concretará una doble matanza, o perseguirá agresivamente un toque y girará hacia segunda para atrapar a tiempo al rival. Una de las jugadas más complicadas para un primera base, dijo Little, ocurre cuando el corredor sale a segunda y debe lanzarse rápidamente con el jugador en el medio.

¿Podrá Garciaparra manejarlo? Little no tiene duda. Cuando le preguntaron al nuevo mánager si su primera base podía ganar un Guante de Oro algún día, ni siquiera esbozó una sonrisa.

"Esperemos que lo consiga este año", dijo Little.

La ironía es que, mientras Garciaparra se adapta a primera base, la defensa podría ser el menor de sus problemas. En la Liga de la Toronja está bateando para .250 con demasiados elevados en el proceso. Aunque los números en primavera pueden ser engañosos, Garciaparra solamente acumuló una carrera impulsada y dos imparables de bases extra - ambos dobles - en 52 oportunidades al bate. Por eso abundan los escépticos.

"No debería tener problemas en primera, porque tiene buenos hábitos", dijo un cazatalentos. "Me preocupa su velocidad de bateo. Las bolas no salen disparadas de su bate".

Garciaparra es un gran defensor y consigue estadísticas similares a las de Lyle Overbay o Nick Johnson desde el costado derecho. Si batea para .280, con 15-18 jonrones desde la quinta posición en la orden, ¿Podrá ser considerado un éxito?

Es una pregunta que deberá ser contestada en octubre. En los entrenamientos de primavera, hay mucho optimismo y buenas vibraciones. Garciaparra jugó su primer partido en las Ligas Mayores en el Dodger Stadium, y su regreso a California dejó de lado cualquier duda acerca de jugar en primera.

"Es especial para mi ponerme este uniforme", dijo.

Ahora que lo tiene, Garciaparra no tendrá problemas en ensuciarlo. Su sueño de juventud se hizo realidad este verano. Simplemente lo verá concretarse desde una posición que no imaginaba.

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