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"Calciópolis", un caos

Borrelli es conocido por impulsar la anticorrupción AP

ROMA (ESPNdeportes.com) -- Eso se pone cada día peor, mucho pero mucho peor de lo pensado. El revuelo comenzado hace tres semanas por la publicación en los medios de las escuchas telefónicas, realizadas interveniendo los teléfonos de los dirigentes de la Juventus Luciano Moggi y Antonio Giraudo, crece de manera esponencial y no parece haber llegado aún a su máxima dimensión.

El escándalo ha tomado el nombre de "Calciópolis", parafrasando la famosa "Tangentópolis" que sacudió el mundo político italiano a comienzos de los años Noventa, y la semejanza no es casual: hoy Francesco Saverio Borrelli, el mismo fiscal que dirigió las investigaciones en aquel entonces, ha sido nombrado jefe de la oficina de investigaciones de la Federación Italiana de Fútbol.

LAS ACUSACIONES
Una de las novedades es que el Tribunal de Napoli formalizó las acusaciones contra 39 imputados. Vale la pena copiar palabra por palabra alguos de los conceptos de la relación oficial de los Carabinieros.

"Una asociación para delinquir, dirigida por Luciano Moggi, y dedicada a realizar una multéplice cantidad de delictos, todos ellos finalizados para alcanzar una posición de absoluto dominio y control del entero sistema del fútbol profesional".

La relación sigue explicando que "la organización, usando una estrategia esencialmente fundada sobre el chantaje, la violencia psicológica y sobretodo complicidades de todo tipo, tenía capacidad de condicionar la eleción de los máximos dirigentes de la Federación y de la Liga, y además de alterar el regular desarrollo del campeonato de Serie A, con la finalidad de conservar su nivel de poder y de capacidad financiera cuanto más tiempo posible".

La lista de los participantes en la organización es escalofriante: Moggi, Giraudo, el vice presidente federal Innocenzo Mazzini, los designadores arbitrales Bergamo y Pairetto, Alessandro Moggi y Francesco Zavaglia (los representantes de la GEA: según el acto de acusación, "instrumento operativo que le permitía al grupo el control de las economías futboleras"), Francesco Ghirelli y Maria Grazia Fazi, funcionarios federales (la segunda encargada de "arreglar" el sorteo de los árbitros), Tullio Lanese, presidente de la Asociación italiana Árbitros, y los referís Massimo De Santis (el jefe) y su grupo, entre los cuales Rodomonti y Racalbuto.

Implicados también los dirigentes de otros clubes (Siena, Messina, Reggina), verdaderas sucursales de la Juventus gracias a la gran cantidad de jugadores prestados a través de la GEA, que también recibián favores y que entregaban los partidos a la Vieja Señora cuando necesario.

El cuadro se completaba con periodistas deportivos, encargados de "defender" los árbitros en los análisis televisivos y de crear en los diarios y en otros medios una atmósfera favorable para la Juventus.

LAS DIFERENTES RESPONSABILIDADES
De la lectura de estos actos oficiales, la posición de la Juventus parece desesperada. Vale aclarar que, en este caso, no hace falta buscar pruebas: todo está grabado y los protagonistas son los primeros acusadores de sí mismos.

También hay otros equipos involucrados, pero acá es necesario hacer unos importantes distinguos. Por ejemplo, el caso de la Fiorentina: en las escuchas está dicho claramente, sin medias vueltas, que la "organización" le hacía perder los partidos para poner en dificultad el presidente Della Valle, quien era adversario político porque pedía una distibución diferente de los ingresos relativos a los derechos televisivos.

Al final, con el equipo al borde de la Serie B (se habla de la temporada 2004/05), el pobre Della Valle cometió dos desaciertos: le ofreció al presidente de la Lazio Lotito arreglar un empate en el enfrentamiento directo - su similar se rehusó terminantemente - y luego le pidió ayuda a su verdugo Moggi, recibiendo aseguraciones de que el equipo se salvará. ¿El precio? La venta bajo costo del defensor Chiellini y la promesa de no luchar más políticamente contra Moggi y sus intereses.

Por algo así, la Fiorentina debería ser descendida sin más trámites, pero surge natural una pregunta: ¿es lícito condenar quien fue largamente estafado y sólo trató al final de salvarse? ¿Es Della Valle un tramposo o una víctima de Moggi y su banda?

Discurso similar para la Lazio: el presidente Lotito, con su equipo largamente perjudicado a lo largo del torneo, rechaza la proposición de Della Valle pero recurre al presidente federal pidiéndole proteción, eso es arbitrajes imparciales. ¿Puede considerarse esto un delicto? Su probelma es que el presidente Carraro se pasó y le "ordenó" a los designadores arbitrales de "ayudar" la Lazio.

Bastante simple la posición del Milan. El dirigente encargado de los árbitros, Meoni, llama por teléfono a Bergamo y le dice textualmente: "Nos robaron en los dos últimos partidos, ¿ahora van a mandarnos jueces de línea honestos?". Meoni pide por jueces de línea porque en aquel entonces había sorteo arbitral y él, evidentemente, no sabía que el sorteo se podía "arreglar". Bergamo propone dos nombres y el dirigente los acepta, diciendo "está bien, ellos son internacionales y muy buenos".

Aún más clara la posición del Inter: el presidente Facchetti llama para quejarse de los arbitrajes y recibe la promesa de una ayuda en las designaciones de Champions League (Pairetto también integraba la comisión arbitral de la UEFA). Todo absolutamente limpio.

¿QUÉ PASARÁ?
Bueno, algo ya se hizo. El Comité Olímpico Nacional nombró un interventor, el profesor Guido Rossi, quien echó a todo el mundo de la federación, comenzando por los encargados de la oficina de investigaciones y del tribunal de disciplina, todos más o menos involucrados con la "banda Moggi". La segunda medida de Rossi, como vimos, fue la de nombrar un jefe de investigación, el ya nombrado Borrelli.

El problema grave, gravísimo, son los tiempos: la UEFA necesita antes del 10 de julio los nombres de los equipos que jugarán las competiciones euorpeas.

La Juventus, claro está, puede ser tranquilamente descartada. Más allá de que seguramente será descendida de una o más categorías, en las escuchas hay pruebas de arreglos también de árbitros en las competiciones europeas, y la UEFA, luego de haber echado a Pairetto sin más trámites, espera recibir los papeles para decidir una sanción que, como es fácil prever viendo los antecedentes, será durísima. La Juventus no podrá jugar en Europa por un tiempo no inferior a los 5 y más posiblemente cercano a los 10 años.

Pero queda para definir la situación del resto. Supuestamente, Milan, Inter, Fiorentina y Roma jugarían la Champions, Lazio, Chievo y Palermo la UEFA y el Livorno la Copa Intertoto, pero esperan en el orden de la tabla de posiciones el Empoli, el Parma, el Ascoli y el Udinese, en el sentido de que si por ejemplo la Fiore o la Lazio fuesen también castigadas, todo el elenco se correría hacia arriba para rellenar los vacíos.

Con respecto al descenso, el Messina, el Siena y casi seguramente la Reggina se irán junto a la Juventus, y por lo tanto podrán quedarse en primera el Lecce y el Treviso, mientras que es posible que haya más que los tres ascensos previstos desde la Serie B.

UN VERDADERO CAOS
Para tener una idea acabada del "caos" de estos días, hay ya quien pide que el Napoli sea "rescatado" y ascienda directamente de la Serie C (ganó el campeonato) a la Serie A, una idea que tiene varios seguidores puesto que el Napoli tiene una hinchada muy grande y hay que compensar el agujero que dejará la Juventus, el equipo con más seguidores en Italia, algo que es de importancia fundamental para los dueños de los canales que compraron los derechos televisivos.

A todo esto, no hay que olvidar el problema de los jugadores, porque está claro que los varios Emerson, Trezeguet e Ibrahimovic no tienen ninguna gana de irse a jugar en las divisiones del ascenso. También en ese caso habrá que apurarse, porque no es fácil ubicar jugadores que tiene contractos tan ricos.

En suma, un verdadero desastre: más allá de las decisiones de la justicia, que por encima deberán ser rápidas y no dejarán mucho espacio para eventuales apelaciones, está claro que el Calcio está herido gravemente y que necesitará de varias temporadas para levantarse.

La única esperanza es la seleción: un buen Mundial podría devolverle algo de la confianza y credibilidad perdida a todo el ambiente. Un peso más sobre los hombros de los jugadores azzurri, con la esperanza que, como pasó en el Mundial 1982, las adversidades tengan el poder de compactar el plantel.

Total, soñar no cuesta nada...