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Con un nombre en la memoria

(Especial para ESPNdeportes.com) -- Cuando pienso en el Mundial de los Estados Unidos en 1994, siempre los recuerdos están muy claros en mi mente, pero un nombre se identifica muy claramente con todo el proceso, y es...

Bora, Bora, Bora

Pincha tu madre... un jugador, una pelota... Nunca paso un día de los muchos que convivimos juntos que esas palabras no fueran utilizadas por nuestro entrenador, algo esperado para nosotros que tuvimos el honor de poder vivir los mejores cuatro años en el proceso de la selección de los Estados Unidos para un Mundial.

LA ETAPA PREVIA
El método de evaluación de jugadores para la nómina final, llevó a casi cuatro años de trabajo y miles de millas en que los jugadores, técnicos y administrativos pasaron la mayoría del tiempo viajando a diferentes países del mundo.

Quizás muchos pueden pensar que esto es un privilegio, y lo es, pero involucra a la vez muchos sacrificios por todos los que compartimos diariamente todos esos, días horas y minutos.

Bora Milutinovic, pensaba, jugaba y hacía que todos tuvieran el fútbol en la mente las 24 horas al día; tarea nada fácil, porque la mayoría de los jugadores quizás veían un partido de fútbol al mes, siempre y cuando fuera algún partido importante.

Nuestra forma de vivir en los Estados Unidos no nos daba las oportunidades para poder tener esa clase de información a nuestras manos y eso era algo que Bora quería y tenía que cambiar.

Si bien Bora estaba acostumbrado a realizar milagros con otras selecciones mundialistas, este sería un proyecto complicado, quizás uno de los más difíciles que encontraría.

Cambiar no la manera de jugar, sino la forma de vivir de un grupo de jugadores que habían estado acostumbrados a cosas muy diferentes.

Recuerdo una de las cosas que Bora hizo fue, todos los días antes de los entrenamientos, imponer la sesión de video. Esta muchas veces duraba mas de lo que uno esperaba, y encima luego venía eso ir a entrenar... y cada uno de los entrenamientos de campo duraba casi 2 horas y media.

La mayoría de las sesiones de entrenamientos eran dobles, y esto llevaba a muchos incluyendo a quien escribe, a sufrir dolores diarios. Lo mío quizás era una cuestión de edad, pero para muchos otros jugadores, el dolor llegaba por la falta de costumbre con esos regímenes.

LA HORA DE LA VERDAD
Todos los sacrificios nos llevaron a poder jugar en un grupo difícil, en donde había un gran favorito como Colombia, pero también otros equipos que estaban en un muy buen momento, como Rumania y Suiza. Nadie daba mucho por el equipo de los Bora Boys, quizás conseguir algún empate era lo que anticipaban los analistas.

Pero este grupo de jugadores era diferente a lo que muchos pensaban, y estaba guiado por un técnico totalmente convencido de que este equipo podía hacer algo importante.

Quizás uno de las anécdotas en lo personal que me quedarán grabadas para el resto de mi vida, fue la noche antes del partido contra Colombia. Bora me llamó a su habitación y me dijo que si quería jugar, tenía que usar los zapatos de la compañía que patrocinaba a la Federación, y no la que yo estaba usando que en esos momentos era otra.

Muchas cosas me pasaron por la mente, pero creo que en unos dos segundos le dije que jugaba sin zapatos si eso era lo que tenía que hacer para poder estar en la cancha.

Al otro día entramos a un estadio totalmente repleto de aficionados y banderas de los Estados Unidos, algo que vivimos con una tremenda emoción con Marcelo Balboa, no solo jugador de la selección, también compañero de habitación y "niñera" por casi tres años de mis hijos.

Me acuerdo de ingresar todos caminando juntos, tomados de la mano, y no poder parar las lagrimas que me corrían por la cara en la introducción de los equipos.

Estados Unidos 2 Colombia 1: eso es un recuerdo todavía realmente claro a pesar del paso del tiempo.

A esta altura Estados Unidos había frustrado a todos los especialistas del fútbol, pero por inesperado que fuera el resultado, como lo dije desde un principio, Bora había creado un grupo de jugadores que creía que había posibilidades de hacer cosas muy importantes.

Pero llegó el partido que eliminó a los Estados Unidos del Mundial, nada menos que ante el extraordinario equipo de Brasil, el favorito para todos, pero que nadie le dijera eso al grupo de jugadores de Estados Unidos.

Brasil ganó 1-0, en el partido en el que Leonardo le dio un tremendo codazo a mi compatriota Tabaré Ramos y que lo sacó de competición por casi seis meses.

¿Acaso algo podría haber cambiado el resultado? En el equipo había una sensación de que ese era nuestro día, 4 de julio de 1994. Todos creíamos que esa fecha era especial y que pertenecía a nosotros para logros impensados por la mayoría, pero eso fue solamente una ilusión.

EL FINAL DEL CAMINO
En ese momento terminó mi sueno de jugador de fútbol. Desde ese día en adelante no habría otra competición que pudiera darme la satisfacción, las lagrimas, la felicidad, como ese Mundial me lo había dado como jugador.

Ese fue el último día que vio a Fernando Clavijo como futbolista, y realmente le estoy agradecido a todos los que me dieron la oportunidad de haber podido jugar para ellos, a todos los millones de fanáticos que disfrutaron de mi entrega. A todos ellos gracias por darme la oportunidad de hacer mi sueño realidad.

Fueron cuatro años de proceso en donde tantas anécdotas quedaron en la memoria de todos los que tuvimos la oportunidad de participar. No todas ellas son buenas, porque los momentos mas difíciles llegaron a finales de abril de 1994, cuando hubo que cortar la nómina de jugadores. Fue muy duro ver a amigos llorando porque había llegado la hora de no ser parte del equipo. De parte de los que quedamos, había lágrimas por los que se retiraban del proceso y temor por lesiones que nos podrían dejar afuera del sueño que teníamos desde niños.

Bora, el estratega serbio, había comenzado una nueva etapa en la historia del fútbol de los Estados Unidos, y qué alegría el haber podido ser parte de ella.

Qué importante el haber podido ser parte de un proyecto, en donde le dimos identidad a un fútbol hasta entonces sin identificación. Desde ese mundial, los Estados Unidos se convirtieron en uno más de los grandes equipos de la Concacaf.