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¡Buena suerte Corea!

Lee Chun Soo grita el segundo gol con toda su fuerza AP

(Especial para ESPNdeportes.com) -- "¡Ring, ring, ring!". Así suena el anticuado teléfono de mi casa. Se lo regaló a mi esposa paraguaya, Sunilda Villasanti Cañete, de los viejos Cañetes (alias "La Hichera Guaraní y culpable de todo mal que suceda en este edificio", en boca de los vecinos) su bisabuela Chiquitunga, alias "Agüe Chiqui".

En los pasillos y escaleras nadie la saluda. Especialmente, cuando baja o sube con mis seis críos de todas las edades posibles, en escalerita de bomberos, armando gran alboroto, despertando a todo el mundo.

Cuando le pregunto al respecto me dice "son unos traidores, cuando me encuentran en los pasillos ni me miran y encienden sus celulares para disimular".

¡Basta de problemas familiares!, atiendo el teléfono. Es X-Pollo, el gran ilusionista mexicali, amigo mío e hincha del Guatazapas:

-Cucu, estoy en Ezeiza, acabo de bajar del avión. Me mandan los dirigentes de la Federación Mexicana de Fútbol, a cumplir una misión para mañana. Me tenés que ayudar...

-¡Hola X, querido, qué gustazo que estés otra vez en Buenos Aires!

-Te mandé un mail. Leélo y seguí las instrucciones. Luego, corré a la Fundación Favaloro y sacáme un turno para mañana sábado antes del partido México-Argentina. Chau.

-¿Que pasa X?

Me cortó el desgraciado. Me quedé intrigado: "mails", "misión", "fundación"... ¿Qué estaría tramando este hamponcito para robar plata? En tiempos del Mundial, la gente se transforma y se puede esperar cualquier cosa.

Este viernescito estoy lo más campante, con las patas arriba, esperando el partido de Suiza-Corea del Sur, en Hannover. Oyendo las repercusiones en todo el país, por la actuación de Tevez-Messi. En todos los diarios se hace un análisis exhaustivo de los jugadores mexicanos y de la psicología del técnico Lavolpe.

Pero la curiosidad mata al gato y justifica la diablura. Así que salto al locutorio del amor, el "locu" más grande de Sudamérica y tal vez, por qué no, del mundo. El gran ciber-café-bar-pase-pelvis-depto-coreano ubicado en frente de mi casa, cruzando la calle. Y en este locutorio coreano del centro del Once, pasa de todo. Yo voy en pantuflas.

Mi amigo, que atiende la caja, Yamanochuqui Ando, alias, "Antiporno", me saluda:

-¿Qué hacés, Cucu, tan tempranito? ¡Cómo se salvaron con Holanda! La sacaron barata...

-¿Qué decís? Si le pegamos un baile bárbaro, son más amargos esos holandeses... ¿Hay una máquina?

-Imposible, Cucu, tenemos la red "cibernáutica" mundial tomada, con la cara del 10 coreano Park, el mayor ídolo de Corea. Dentro de 10 minutos jugamos contra los suizos.

Yo no me había dado cuenta de lo que sucedía a mi alrededor, pero al mirar todas las pantallas de las computadoras vi que estaba la cara de Park, "futuro Presidente de Corea, si le ganamos a Suiza", decía un cartel en un coreano ininteligible, que me tradujo la hermanita ponja de Yamanochuqui Ando, Mariola Momo. "Sabías que yo actué en Kill & Bill, con Tarantin Tino", me dijo.

Algo grave está pasando, pensé.

Todo el gigantesco locutorio de más de 800 máquinas "Yuan", las más veloces de Corea estaban pintadas con los colores rojo y blanco de ese país. Banderas por todos lados, camisetas de Park, de Suan, de Hua Yin Pong Gol y otros jugadores míticos y actuales de Corea.

A medida que pasaban los segundos y se acercaba la hora del partido decisivo contra los suizos por un lugar en los octavos de final; el "locu" loco corean look, se llenaba de coreanos de todo el Once y sus empleados: una colorida fauna de personas "todo oficio, a la hora de ganarse un mango", peruanos, bolivianos, dominicanos, ghaneses, árabes, salteños, jujeños.

Yo estaba seguro de que Corea iba a ganar porque el gobierno coreano les prometió a los jugadores que si ganaban se salvaban del servicio militar que en Corea, como todos saben, es de cinco años.

Cuando el árbitro pitó el inicio del partido, los jugadores coreanos salieron con todo, porque ellos sabían que, como pasa sólo en el fútbol, estaba en juego mucho más que un partido.

Y todos los coreanitos saltaron y yo aproveché para invitar a Mariola Momo -Miss Corea del Norte en Once- a ir a bailar cumbia al barcito "Hatuchay". Y me dijo: "¡Pero Cucu estás en pantuflas!"

¡Buena suerte esta tarde, Corea!

Continuará...