Gene Wojciechowski 17y

¿Qué estaba pensando?

ST. LOUIS -- Un mensaje para los miles de fanáticos que están viendo la Serie Mundial menos considerada de la historia: resistan un poco más. Ya casi está por terminar.

Solo nueve episodios y una victoria separan a los Cardenales de San Luis de su primer título desde 1982... y a los Tigres de Detroit de una largo y dolorosa sesión de videos instructivos en la temporada baja. Y si la lluvia se toma un respiro, el campeonato podría definirse el viernes por la tarde.

Todos los que no viven debajo del Arco de Gateway y creían que los Cardenales iban a estar liderando la serie 3-1 después de cuatro partidos levanten la mano. Incluso levántenla si pensaban que San Luis iba a ganar siquiera uno de los primeros cuatro juegos.

Llovió el jueves temprano, pero sólo por un rato, y no lo suficientemente fuere como para posponer una empapada Serie Mundial. En un ambiente frío y nuboso, los Tigres cometieron muchos errores y cayeron derrotados 5-4. Ahora nadie pregunta si los Cardenales van a poder ganar, sino que es una cuestión de cuándo lo harán.

Los Tigres finalmente pudieron batear, ¿pero en dónde quedo la parte de las atrapadas y los lanzamientos? Por eso pueden culparse a ellos mismos, así como a los Cardenales, que continúan hundiendo a los Tigres en esta embarrada serie.

Pero la novedad más sorprendente del día, más allá de la incapacidad de los Tigres para mantenerse en pie, hacer un simple pase a primera base o bloquear un lanzamiento cuando realmente cuenta, fue la decisión del mánager de Detroit, Jim Leyland, de no utilizar a Kenny Rogers como abridor en el quinto partido del viernes por la noche.

Pareciera que no hay demasiadas cosas en juego. Sólo la eliminación.

Leyland tenía que elegir entre el diestro, Justin Verlander, o el zurdo, Rogers. Verlander es un novato. Rogers tiene 18 años de experiencia. Verlander perdió el partido inicial en la Serie y ha concedido seis, cuatro, tres dos, seis y seis carreras merecidas en sus últimas seis aperturas. Rogers no ha entregado una carrera en sus últimos 23 episodios de playoffs. La velocidad de Verlander estuvo alarmantemente debajo de lo normal en sus cinco entradas en el Juego 1. A Rogers no le han podido batear. ¿Y mencioné que los Cardenales han tenido problemas contra los zurdos?

Pero Leyland, quien tiene un anillo propio y 1,164 victorias en la liga, está dispuesto a arriesgar la suerte de su equipo con un novato - el Novato del Año, pero novato al fin. El mánager va a utilizar a su mejor lanzador de temporada regular para abrir el partido, pero Verlander no está jugando igual que antes. Y noten esto, ¿Quién está lanzando al nivel de los mejores de la historia?

Cuando le preguntaron si había chances de reconsiderar su decisión, Leyland no dudó.

"Absolutamente ninguno", dijo. "No voy a hacerlo lanzar en esta atmósfera".

"Esta atmósfera" es el Busch Stadium, estadio que los Cardenales hicieron vibrar en la gran victoria del jueves por la noche. De hecho, si administraras pruebas de inteligencia, los fanáticos de San Luis serían miembros del Mensa. Nada les pasa por alto, incluyendo abridores que lanzan episodios en blanco de manera consecutiva con una sospechosa sustancia amarillenta en su mano lanzadora.

Esa es la atmósfera que le preocupa a Leyland, y con razón. Rogers escucharía cosas de los fanáticos que no ha escuchado desde que zamarreó a un camarógrafo en el 2005. Algunos insultos serían ingeniosos, otros demasiado crudos. ¿Pero Leyland pretender sobrevivir al sexto juego o proteger los oídos de Rogers?

Cuando Leyland armó inicialmente su rotación para la Serie Mundial, tenía total sentido utilizar a Rogers en casa, en el segundo y el sexto juego. Rogers obtuvo cada una de sus tres victorias de playoffs en el Comerica Park. Vale mucho en ese estadio.

Pero nada, especialmente esta Serie, tiene sentido en este momento. No tengo nada en contra del inmensamente talentoso Verlander, pero preferiría arriesgarme con Rogers.

"Si tuviese que ganar un partido, si fuera el séptimo, entonces él abriría", dijo Leyland. "Pero tenemos que ganar tres juegos".

Aunque no todos de golpe. Para ganar el sexto juego, hay que ganar primero el quinto. ¿No usarías a tu mejor abridor para eso? Ahora, ese lanzador es el controversial Rogers.

Obviamente, nada importará si los Tigres no recuerdan como atrapar la bola o fildear. Estuvieron a punto de empatar la serie cuando el relevista Fernando Rodney recolectó el toque de sacrifico de So Taguchi con su mano descubierta y lanzó por encima de Placido Polanco, quien estaba cubriendo primera base en la jugada. Ni siquiera Yao Ming podría haber agarrado ese lanzamiento.

Este fue el mismo séptimo episodio en el que el jardinero central Curtis Granderson se resbaló, permitiendo que el elevado profundo de David Eckstein se convirtiera en un doble. Fue el mismo episodio en el que la ventaja de 3-2 de los Tigres, pasó a ser 4-3 a favor de los Cardenales.

Y en el decisivo octavo inning, con el marcador empatado, el catcher de los Tigres, Pudge Rodríguez, vio como el lanzamiento salvaje de Joel Zumaya lo superaba, consintiendo que Aaron Miles pasara de primera a segunda base. Eckstein luego bateó un doble con dos outs, Miles anotó y los Cardenales ganaron.

"Bueno, obviamente fue una entrada un poco rara", dijo Leyland.

Sin dudas ha sido una Serie Mundial un poco rara. Los Cardenales, ahora bateando para .220, están ASÍ de cerca de empaparse en champagne.

Piensen en eso por un momento.

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