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Adiós a un grande

QUITO -- El ecuatoriano Alberto Spencer, conocido como el goleador de todos los tiempos en la Copa Libertadores de América, falleció el viernes a la edad de 69 años en la ciudad estadounidense de Cleveland, adonde fue trasladado el mes pasado para someterse a una operación de corazón, confirmó su hijo.

Alberto Spencer, uno de los hijos del ex futbolista, confirmó vía telefónica desde Estados Unidos a emisoras locales de radio el fallecimiento de su padre el viernes por la madrugada.

"Su corazón no aguantó más", dijo el hijo del ex futbolista, que había sido trasladado a Estados Unidos en avión ambulancia el mes pasado desde Uruguay.

Spencer, de 69 años, anotó 54 goles en las décadas del 60 y 70: 48 tantos con el Peñarol, el equipo de casi toda su vida, y 6 con el Barcelona, y como él dijo en una oportunidad "será difícil que alguien supere ese récord".

En la década del '60, Alberto Spencer se vinculó al Peñarol, de Uruguay, con el que consiguió títulos uruguayos, de Copa Libertadores y de la Intercontinental.

Si bien conservó la nacionalidad ecuatoriana, reforzó en varios amistosos a la selección de Uruguay con la que hubiese podido participar en diversos mundiales, hecho que no se concretó al no renunciar a su nacionalidad.

El hijo de Spencer, de nacionalidad uruguaya, agradeció a los ecuatorianos por mantenerse "siempre pendiente" del estado de salud de su progenitor y por el "apoyo" que varias instituciones deportivas y del Estado dieron a Spencer durante la recaída de su salud.

Spencer nació en la localidad ecuatoriana de Ancón, en la provincia costera del Guayas (oeste), donde comenzó a escribir su propia historia a base de goles.

Su camino en el fútbol profesional comenzó en el desaparecido Everest, de Ecuador, del que dio el gran salto al Peñarol, que para esa época tenía en sus filas a grandes figuras que luego, junto a Spencer, se convertirían en verdaderas leyendas del fútbol sudamericano.

A pesar del éxito, "el mejor futbolista de todos los tiempos en Ecuador", nunca perdió la sencillez.

Su imagen de gran deportista y porte de gran caballero, determinaron que el Estado ecuatoriano le otorgase la responsabilidad de cónsul honorario, prácticamente desde su retiro de las canchas de fútbol en los años setenta.

En agosto pasado, el Gobierno ecuatoriano presidido por Alfredo Palacio lo ascendió a cónsul general, con rango de ministro.

"Cabeza mágica", como también identificaron a Spencer por sus goles espectaculares de remates de cabeza, pudo disputar varios mundiales con la camiseta de Uruguay, pero su apego y gratitud al país donde vio por primera vez la luz, hizo que mantuviese la nacionalidad ecuatoriana como "el más grande tesoro", según decía.

"Si salí para representar al futbolista ecuatoriano, no podía cambiar la nacionalidad", precisó el "verdugo de los arqueros" en su último viaje a Ecuador a principios de año.

Sin embargo, disputó un sinnúmero de amistosos con la camiseta de Uruguay y fue el autor del primer gol charrúa en el estadio de Wembley, en Inglaterra.

También consta como el segundo máximo goleador de la Copa Intercontinental, con seis tantos, detrás de Pelé del Santos brasileño.

En Uruguay llenó los arcos de goles y su corazón de amigos, según comentaban sus conocidos.

Se desconoce dónde serán sepultados los restos de Spencer, quien en su última entrevista con Efe en Ecuador afirmó que "en Ecuador nací, fui feliz, pero en Uruguay encontré al amor de mi vida y procreé a mis hijos".

Por ello, serán sus familiares quienes decidan dónde reposarán los restos del ex futbolista.

El presidente de Barcelona, Galo Roggiero, aseguró el viernes a los periodistas que "el fútbol ecuatoriano y sudamericano está de duelo, no sólo porque perdió al más grande futbolista de todos los tiempos sino a un extraordinario ser humano".