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Cuando un amigo se va...

Con la venia de nuestros lectores que nos hacen el honor de seguir nuestras columnas semanalmente, la de esta semana no tiene que ver con la NBA. No hablaremos de los equipos enrachados, los que están teniendo una mala arrancada, los jugadores sorpresa, ni los que están defraudando. Tampoco prestaremos atención a la controversia del nuevo balón o si los árbitros deberían estar cobrando o no tantas faltas técnicas.

Este espacio será utilizado por este servidor para rendirle tributo y darle una despedida a la distancia a un amigo que nos dejó demasiado temprano. Con esto pretendo desquitar un poco la tristeza que me deja, no solo su partida, sino también el hecho de que, por estar cumpliendo con compromisos profesionales, no haya podido estar personalmente con sus familiares y amigos en un momento tan doloroso.

Eso no quiere decir que la columna de esta semana no será dedicada a un basquetbolista del más alto nivel. Al contrario, aunque no haya jugado jamás en la NBA y pueda ser un desconocido para algunos seguidores del deporte que no hayan podido disfrutar de sus ejecutorias, Federico López Camacho, mejor conocido como "Fico", ha sido uno de los mejores jugadores de básquetbol a nivel mundial que este redactor haya visto.

Claro que alguien me pudiera acusar de falto de objetividad. Después de todo, Fico no solo fue mi amigo, sino que también tuve el honor de dirigirlo en categorías menores de la Federación de Baloncesto de Puerto Rico, el Baloncesto Superior (con sus queridos Mets de Guaynabo) y en el Equipo Nacional de nuestro país. Pero los que lo vieron jugar con la camiseta de Puerto Rico en torneos centroamericanos, panamericanos, mundiales y olímpicos no tendrán más remedio que estar de acuerdo conmigo cuando les digo que su dominio de la posición de armador en el básquetbol internacional fue el equivalente al que lograron "Magic" Johnson y John Stockton en la NBA.

Fico no nació en Puerto Rico, pero que a nadie se le ocurra dudar de su puertorriqueñidad. De padres cubanos y nacido en México, el 26 de marzo de 1962, Federico llegó a nuestra isla cuando era un infante de apenas meses y se forjó en nuestra sociedad, tan boricua como el arroz y habichuelas, como el coquí, o como el himno nacional que en muchas ocasiones cantara con tanto orgullo cada vez que nuestro equipo lograba ganar una competencia internacional.

Comenzó a jugar baloncesto a los 8 años, en el Caparra Country Club, y ya desde los 11 empezó a representar a Puerto Rico en ese deporte como parte de las distintas selecciones infantiles y juveniles que formaban tanto la liga Interclub como la Federación. En esos años y hasta escuela secundaria también se destacó en los deportes de voleibol y béisbol.

Nuestro colega Juan "Tiny" Cains, quien fue su entrenador en el Colegio San José de Río Piedras, nos señalaba que Fico ha sido el único jugador, de miles que ha dirigido, al que nunca tuvo que repetirle una instrucción. Era el base ideal, no sólo por sus destrezas deportivas, sino por su inteligencia y desprendimiento; siempre dispuesto a hacer la tarea que le encomendara su técnico (y algunas otras que surgían de su inventiva) para llevar a su equipo a la victoria.

En 1981 debutó con los Mets de Guaynabo en la liga Superior, equipo con el que jugó ininterrumpidamente hasta 1995 y al que regresó para una ultima temporada en el 1997, luego de una momentánea incursión como entrenador profesional con los Capitalinos de San Juan. Con los Mets, consiguió dos campeonatos (1982 y 1989) y cinco subcampeonatos.

En 1983, durante los Juegos Panamericanos de Caracas, tuvo su debut con el equipo nacional de Puerto Rico. Con ellos estuvo hasta 1995 y durante esa trayectoria participó en tres Juegos Centroamericanos (1986, 1990 y 1993), seis Centrobaskets (desde 1985 hasta 1995), tres Juegos Panamericanos (1983, 1987 y 1991), cuatro torneos de América (1988, 1989, 1992 y 1993), tres Campeonatos Mundiales (1986, 1990 y 1994), dos Olimpiadas (1988 y 1992) y en una ocasión en los Juegos de la Buena Voluntad (1994).

Los logros que obtuvo la selección de Puerto Rico mientras López fue su cerebro y motor no tienen precedente alguno. Fico guió al equipo a 10 medallas de oro, incluyendo una a nivel mundial en los Juegos de la Buena Voluntad de Rusia de 1994 y dos a nivel de América (en el Premundial de 1989 en México y en los Juegos Panamericanos de Cuba de 1991); 3 medallas de plata; 2 de bronce y un cuarto lugar en el Mundial de Argentina 1990, en el que fue elegido como "las mejores manos del Mundial y el armador del Quinteto Ideal.

Federico se retiró del Baloncesto Superior Nacional como su líder de todos los tiempos en el departamento de asistencias con 2440 (marca que fue luego rota por James Carter). Nunca estudió en los Estados Unidos y su carrera se desarrolló en una época en la que la NBA no miraba mucho al baloncesto internacional para hacer sus reclutamientos. De haber jugado en este tiempo, hubiese también sido uno de los mejores bases de esta prestigiosa liga, sin lugar a dudas.

Luego de su retiro, se dedicó a disfrutar de su hermosa familia, negocios privados y a impartir sus conocimientos a los niños como director deportivo del Caparra Country Club, lugar donde dio sus primeros pasos en el deporte y lugar donde le sorprendió la muerte (por un aparente paro cardiaco) mientras participaba de un partido amistoso de voleibol en la cancha que lleva su nombre.

Fico fue mejor ser humano que jugador de baloncesto. Su humildad, don de gente, generosidad, gran sentido del humor y familiaridad impactaron a todos los que le conocieron de forma tal que era imposible no quererle. Por eso su velorio y funeral fue uno de los más concurridos en la historia de Puerto Rico. Yo no pude estar allí; por eso aprovecho estas líneas para rendir mi tributo.

Descansa en paz, Fico. Nos vas a hacer mucha falta.

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