AP 17y

Una venganza familiar

NUEVA YORK -- Julio César Chávez hijo se vengó del púgil que envió a su padre al retiro, al noquear a Grover Wiley en el tercer asalto de su pelea, realizada el sábado por la noche.

Chávez derribó a Wiley dos veces antes de resolver la contienda con un potente zurdazo al cuerpo, que hizo caer definitivamente a la lona al estadounidense.

Fue una pelea contrastante respecto de aquella que Chávez padre libró el 17 de septiembre del 2005, cuando cayó en el quinto acto. Aquella fue la última pelea de Chávez, considerado por muchos el mejor boxeador en la historia de México.

Chávez hijo, de 21 años, pelea en la división de los superwélter, y tiene una foja de 32-0-1 con 24 nocáuts. Ha ganado nueve combates seguidos, incluidos siete por nocáut, desde que empató con Carlos Molina el 16 de diciembre del 2005.

Wiley ha sufrido cuatro derrotas seguidas, para caer a un récord de 30-10-1. En realidad nunca tuvo posibilidad alguna de ganar este combate.

Chávez lo derribó con un gancho de derecha y una serie de puñetazos al cuerpo en las postrimerías del primer episodio. El mexicano recurrió de nuevo al gancho para tirar a Wiley en el comienzo del tercer asalto.

Wiley se levantó pero recibió más castigo del joven azteca.

"Yo estaba muerto después del primer gancho al hígado en el primer round", reconoció. "El debe haberme golpeado ahí unas 20 veces más".

La pelea fue preliminar al combate por el título de los wélter de la Asociación Mundial de Boxeo, entre el puertorriqueño Miguel Cotto y Zab Judah, en el Madison Square Garden.

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