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Chicago 1959, tercera parada

BUENOS AIRES -- Las dudas, a causa de problemas organizativos previos, aparecieron por primera vez en la tercera edición de los Juegos Panamericanos, constituyendo un hito de los inconvenientes surgidos en posteriores versiones. Por el lado deportivo, había comenzado la transformación de los métodos de entrenamiento y, en Chicago, casi no quedaron récords en pie.

Apoyado en esa transformación, más la selección de un equipo con las mejores figuras del país, teniendo como mira los Juegos Olímpicos de Roma del año siguiente, Estados Unidos hizo más evidente el gigante abismo existente entre sus representantes y los de los países latinoamericanos.

Originalmente iban a tener lugar en Cleveland, Ohio, pero el Congreso de los Estados Unidos le negó los u$s 5.000.000 solicitados a los fondos federales, estableciendo que cada ciudad debía hacerse cargo de la faz económica de sus propias organizaciones, como sucedió después en Indianápolis 1987 y en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984 y Atlanta 1996.

Ante esa medida, Cleveland se retiró como sede. Chicago, poderoso centro industrial, aprovechó la oportunidad para ocupar su lugar. Al mando del alcalde Richard J. Daley, enfrentó la candente situación, a pesar del escaso tiempo existente para armar las estructuras y recaudar los fondos necesarios.

Se recurrió al Campus de la Universidad de Chicago para hospedar a los hombres, denominándolo Villa Panamericana, y a las 298 mujeres las alojaron en el Hotel Shoreland, situado en las cercanías de ese complejo universitario.

El escenario principal fue Soldier's Field, donde se desarrollaron las ceremonias, el atletismo y el fútbol. La piscina de Portage, en las afueras de Chicago, reunió a la natación, los clavados, el nado sincronizado y el waterpolo. En el lago Michigan, se efectuaron el remo, el canotaje y el yachting. De donde se hicieron los otros deportes no existen datos fehacientes, aunque algunos fueron dentro de ese ámbito universitario.

SUSAN CHRISTINE VON SALTZA, LA REINA

Alta, rubia, nacida en San Francisco, descendiente de abuelos suizos, Susan Christine von Saltza, una sirenita de apenas 15 años, imantó a los espectadores, con brazadas que le hacían deslizarse en el agua a una asombrosa velocidad.

Venció fácilmente en los 100, 200 y 400 metros, libre. Cerró victoriosa las postas 4 por 100, libre, y 4 por 100, medley. Finalizó invicta y sumó cinco medallas de oro, de las ocho distribuidas en la natación femenina, ganadas todas por las estadounidenses.

Este fue el único paso por este tipo de juego. Un año más tarde, en la Olimpiada de Roma, hizo suyo el oro de los 400, libre, y el de las dos postas. Fue segunda en los 100, libre, a tres décimas de segundo de la legendaria australiana Dawn Frazer, quien mejoró el récord olímpico para poder superarla. Así concluyó la fugaz aparición de Susan Christine von Saltza. Las razones de esa corta trayectoria son un misterio.

La natación masculina estadounidense también finalizó invicta en las ocho pruebas. El espaldista Frank McKinney sobresalió en ese sector. Repitió su triunfo de México 1955 y demostró su evolución, al emplear 3s6 menos que en aquella oportunidad. Venía de ser bronce en los Juegos Olímpicos de Melbourne y fue plata en Roma.

EL FESTIN ATLETICO

De las 32 preseas de oro distribuidas por el atletismo, 26 fueron para los Estados Unidos. De los 24 nuevos registros, 21 quedaron en manos de sus representantes. En medio de es avasallante supremacía, merecen resaltarse quienes fueron capaces de superarla.

EL JAMAIQUINO GEORGE KERR

Lo hizo por partida doble. En los 400 metros y como último hombre de la posta 4 x 400. En esta especialidad consolidó las tareas de sus compatriotas Melvelle y Malcolm Spence y el trinitario Bacil Ince, haciéndose inalcanzable y establecer una nueva marca de los Juegos.

EL BRASILEÑO ADHEMAR FERREIRA DA SILVA

A pesar de estar lesionado y de tener ya 32 años, Ferreira da Silva, el rey del salto triple durante la mayor parte de la década del 50, se retiró de las pistas con un triunfo, el tercero en igual cantidad de Juegos efectuados hasta ese momento. Ferreira da Silva fue el primero en superar la barrera de los 16 metros. Mejoró el récord mundial en seis ocasiones, conquistó dos oros olímpicos, hablaba varios idiomas, es considerado la piedra basal del atletismo de su país, fue uno de los protagonistas principales de la película Orfeo Negro y falleció en el 2001.

EL ARGENTINO OSVALDO SUAREZ

El mejor fondista de su país volvió a ser protagonista de los 5.000 y 10.000 metros como en México. No pudo repetir el doblete y se debió conformar con el oro en la distancia más larga, agregando otro récord a su historial, y la plata en los 5.000, al ser segundo, a dos décimas de segundo de Bill Dellinger.

LA CHILENA MARLENE AHRENS Y LA CUBANA BERTHA DIAZ

No resultó una sorpresa ver a la espigada y rubia jabalinera Marlene Ahrens imponerse sin problemas. A esa altura se había erigido en una gloria del deporte de su país, pues era y sigue siendo la única mujer chilena en subir a un podio olímpico, al ser segunda en Melbourne. En momentos en que Cuba vivía la revolución, Bertha Díaz se impuso en los 80m, con vallas. El registro fue de 11s2 y quedó como el mejor registro panamericano, porque no fue superado en San Pablo 1963, última vez que se corrió esa distancia, pues pasó de 80 a 100m.

FIGURAS A GRANEL

La abrumadora presencia en lo alto de los podios de un contingente excepcional estadounidense, dueños del atletismo del continente, determinó una basta cantidad de figuras, entre ellas hubo una muy especial y se constituye en la apertura de nuestras menciones.

ALFRED OERTER

La única actuación de Alfred, más conocido por Al, Oerter, en este tipo de Juegos sucedió en Chicago. Medía 1,92m de estatura y pesaba 130kg. Este discóbolo que había sorprendido, a los 20 años, al ganar el oro olímpico en Melbourne 1956, iba a convertirse en el mejor lanzador de su especialidad de todos los tiempos. Triunfó con 58,71m, superando al segundo por casi cuatro metros, mejorando su marca de 56,36 que le dieron la victoria tres años atrás. Luego, fue campeón olímpico en Roma, Tokio y México, para conformar una cuarteta inigualada Fue el primero en superar los 60 metros y llevó el primado mundial hasta los 64,68m.

HARRY JONES Y LEE CALHOUN

Harry Jones empleó 13s6 en la final de los 110m, con vallas, y pudo ser la gran estrella, pero su tiempo, que era la mejor marca del momento, no pudo ser validado, debido al viento a favor superior al máximo estipulado. Lo escoltó Lee Calhoun, con 13s7. Al año siguiente en Roma, Lee se adjudicó el oro (13s8) y Harry se debió conformar con el bronce (14s). Falta un detalle, Calhoun ya era el recordman mundial, con 13s2.

OTROS DESEMPEÑOS DESTACADOS

El potente Ray Norton, de 23 años, fue el astro de la velocidad, al imponerse en los 100, 200 y clausurando la posta 4 por 100. Dos con antecedentes dorados olímpicos se lucieron: el lanzador de bala Parry O`Brien, quien poseía el registro mundial y también fue bronce en disco, y el saltador en alto Charles Dumas. Entre las mujeres, Lucinda Williams tuvo una dimensión similar a la de Ray Norton. Triunfó en los 100, 200 e integrando la posta 4 por 100.

WILMA RUDOLPH

El paso panamericano de Wilma Rudolph indica una plata en los 100m y un oro en la posta 4x100. No se puede hablar del nacimiento aquí de esta inconmensurable estrella, pues su debut internacional había sido tres años antes, cuando siendo quinceañera, disfrutó el bronce de la posta corta en Melbourne. Pero ya anunciaba ser una atleta fuera de lo común. Sus largos pasos, acompañaban su alto y espigado cuerpo, dando la imagen de una gacela. Llegó a Roma portando el record mundial de los 200m. Allí corrió los 100m en 11s, un tiempo de otro planeta para esa época. Ganó los 200 y abrochó la marca mundial de la posta, convirtiéndose en la primera mujer estadounidense en lograr tres oro olímpicos en un mismo Juego. Ese año alcanzó su otro objetivo: ser la recodwoman mundial de los 100m, con 11s2. Tuvo una infancia plena de infortunios y un triste final, cuando un cáncer cerebral se la llevó a los 54 años.

BASQUETBOL DE SUPER NIVEL

Las derrotas ante Brasil y la Unión Soviética en el MundoBasquet 1958 de Chile, determinó que concurriera con un poderoso seleccionado universitario. En él estaban Oscar Robertson y Jerry West, quienes sobresalieron en la NBA hasta ser incluidos en el Hall de la Fama. El puertorriqueño Juan "Pachín" Vicent fue el líder del plantel de su país y lo eligieron como integrante del equipo ideal del torneo. Brasil, el campeón de 1958, tuvo a Wlamir, Mosquito, Edson do Santos y Waldemar Blakauskas. Estados Unidos se quedó con el oro; Puerto Rico, con la plata, y Brasil, con el bronce.

BOXEO COMPARTIDO

Los latinoamericanos obtuvieron el 60% de las diez categorías del boxeo. Los argentinos Miguel A. Botta (51kg), Carlos Aro (57kg) y Abel Laudonio (60kg), quien se destacó en el profesionalismo; los brasileños Waldo Claudiano (54kg) y Abrao de Souza (75kg), y el chileno Alfredo Cornejo (67kg).

EL TENIS MEXICANO

Yolanda Ramírez, una de las grandes de dobles en Wimbledon y Roland Garros, le dio a México dos medallas de oro y una de plata, repitiendo lo realizado en 1955. Como en aquella ocasión formó pareja con Rosa María Reyes en el doble femenino y con Gustavo Palafox en el doble mixto. Gustavo, con su hermano Antonio, también venció en el doble masculino. En el singles, Yolanda fue superada por Althea Gibson. Y para iluminar más el tenis latinoamericano, el chileno Luis Ayala Salinas se consagró en el singles masculino.

POCO PUBLICO PARA EL FUTBOL

Menos de 10.000 espectadores tuvo la final de fútbol en el Soldier's Field, donde la Argentina cerró su serie de tres títulos consecutivos. Empató con Brasil y los dos invictos igualaron el primer puesto, que se definió por diferencia de goles. Un año después de conquistar su primera Copa del Mundo, en Suecia, Brasil envió por primera vez una selección de fútbol a los Juegos Panamericanos. El equipo estaba formado por jóvenes jugadores de los clubes de Río de Janeiro, entre los que se destacaba Gérson, muchos de los que iban a ser campeones en la Copa de 1970, en México.

VENEZUELA, EN BEISBOL

La novena venezolana emergió vencedora. Después de superar una compleja etapa clasificatoria, concluyeron invictos en la rueda final. Batieron a Estados Unidos (3-2), a Cuba (6-5) y a Puerto Rico (6-2). Esta fue la tercera medalla de oro en la historia panamericana de Venezuela.

PRIMER ORO URUGUAYO

El remo le dio la primera satisfacción al deporte de Uruguay en los Juegos Panamericanos. La logró el dos largos con timonel, integrado por Raúl Torrieri, Luis M. Aguiar y Gustavo Pérez.

EL CICLISMO

Tres triunfos para la Argentina y uno para Brasil en ciclismo. Juan Carlos Cantó fue el encargado de mantener la supremacía rioplatense en velocidad. Ricardo Senn ganó los 189km en ruta y condujo al equipo de ruta, constituido también por Vázquez, Zarlenga, Miri y Acosta) a la victoria. El éxito brasileño lo construyó Anesio Argenson, en el kilómetro contra reloj.

VOLEIBOL Y WATERPOLO

Con un plantel llamativo por la enorme talla de los jugadores, Estados Unidos dominó el torneo de voleibol masculino, escoltado por Brasil y México. En el femenino, se trocaron los papeles. Las brasileñas saborearon las mieles del triunfo, delante de las estadounidenses y las peruanas. Para la Argentina fue el fin de su etapa gloriosa del waterpolo, salvaron la plata en un dramático tiempo suplementario ante Brasil, mientras que Estados Unidos era el dueño invicto del lugar más alto del podio.

OTROS LOGROS LATINOAMERICANOS

La mexicana María del Pilar Roldán venció en florete femenino y lo mismo hicieron sus compatriota Alvaro Gaxiola, en el trampolín de los clavados, y Francisco Alvarez, en clavas de gimnasia artística. Gilberto Navarro, en skeet individual de tiro, y el equipo de adiestramiento, con José Maia, Cesar Mendoza y José Larrain enmarcaron los éxitos chilenos. El pesista Juan Torres (67kg) obtuvo el segundo y último oro cubano. El yachtman Jorge Salas Chávez, en la Clase Dragón, le otorgó a la Argentina el segundo lugar en el medallero, mientras que Brasil quedaba tercero con las victorias de Robert Scheidt, en Ligthing, y Antonio Moraes, en Snipe, más la de Wenscelao Malta, en el individual del pentatlón moderno.