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Historia de los Mundiales (1987)

BUENOS AIRES -- El rugby fue, por amplio margen, el último deporte colectivo en organizar su primer campeonato mundial. Diferencias entre las grandes potencias de este deporte demandaron 164 años para tener por primera vez un certamen que convoque a los seleccionados de rugby de ambos hemisferios.

Y fue un acto de justicia que la primera gran cita se realizara, en 1987, en Nueva Zelanda y con Australia como subsede. Estas dos naciones fueron las grandes impulsoras del Mundial, a pesar de la reticencia de las Home Unions, que se sentían cómodas con su tradicional Torneo de las Cinco Naciones.

La primera experiencia contó con 16 equipos, entre ellos Los Pumas, liderados dentro del campo de juego por Hugo Porta, la figura emblemática del rugby argentino que un par de temporadas antes, en aquel inolvidable 1985, había acaparado todas las distinciones posibles.

El seleccionado era dirigido por Héctor Pochola Silva y por Angel Guastella, quienes apostaron a un plan especial de preparación física y armaron un plantel que mezcló jugadores consagrados como Branca, Morel, Gabriel Travaglini, Allen, Madero, Cash, con la juventud de Sebastián Salvat, Fabio Gómez, los mellizos Lanza, el Chino Turnes y Diego Cuesta Silva.

Con algunos buenos antecedentes como los triunfos ante Francia y el empate con los All Blacks, Los Pumas y el ambiente del rugby en general especulaba de manera optimista con el cruce de cuartos de final.

Sin embargo, el desastroso debut ante Fiji marcó definitivamente el destino de la actuación argentina. Ese día con los fijianos nada salió bien. Porta fallaba a los palos, los hábiles fijianos se filtraban con velocidad por todos lados y sólo el scrum funcionó a la altura de las circunstancias . Demasiado poco...

Italia fue el segundo rival y se le ganó de milagro con un equipo que, ante la debacle del estreno, ya tenía numerosos cambios. Los italianos se perdieron un try increíble en el final y Los Pumas tomaron aire con el que de inmediato anotó Fabio Gómez.

Quedaba la misión imposible: ganarle a los All Blacks o al menos marcarles muchos tries para soñar con el pase a cuartos. Y a pesar de una digna producción la caída fue inevitable; la vuelta con la frente marchita, también...

El torneo siguió con Fiji como revelación y los isleños hasta le dieron un gran dolor de cabeza a Francia, pero a Koroduadua, por cancherear, se le escurrió la pelota por llevarla con una mano y los franceses se lo hicieron pagar con derrota.

Fue un Mundial muy bueno para Escocia y sobre todo para Gales, que acabó en el tercer lugar con Jonathan Davies, Devereaux, Moriarty, Evans y Thorburn como figuras.

La decepción no sólo fue Argentina. También Inglaterra se despidió con actuaciones desteñidas y sólo levantaron un poco en el choque de cuartos ante Australia, una selección beneficiada en ese partido con un try que Campese nunca apoyó.

Lo mejor, sin dudas, fue la semifinal Australia-Francia, partido incluido en el top ten de todos los tiempos: por las emociones, por el resultado cambiante, por las figuras como Blanco y Campese, Farr Jones y Berbizier, Poidevin y Lolo Rodríguez, Sella y Lynagh, Lorieux y Lawton, entre otros. Y lo ganó Francia, por guapo y porque se reservó la última palabra con el try impresionante de Serge Blanco sobre la bandera izquierda.

Por el otro lado, los All Blacks avanzaban a paso rampante, goleando a todos en la primera rueda, con los tries excepcionales de Kirwan, las corridas incansables del astro que asomaba Michael Jones, con la conducción de David Kirk, la puntería de Grant Fox, la calidad de Sean Fitzpatrick y la fuerza colectiva más compacta y avasallante que se vio en la historia de los mundiales.

Pasaron fácil a los combativos escoceses de Jeffrey, Calder y White en cuartos de final y Gales fue la penúltima víctima de los All Blacks en semis.

Nueva Zelanda y Francia a la final, entonces, y allí, en el Eden Park de Auckland tampoco hubo dudas. Otra producción impecable de los hombres de negro, entrenados por Brian Lochore y Alex Willye, ante un seleccionado francés que ya se daba por cumplido.

El 29 a 9 reflejó la gran superioridad de los All Blacks, quienes se convirtieron en los primeros en levantar la Copa William Webb Ellis y exportaron su haka campeón a todo el planeta rugby.

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