202d

La historia de la Copa del Mundo de Gales 1999

El próximo 9 de septiembre tendrá lugar la décima edición de la Copa del Mundo de Francia 2023. En Scrum, un repaso de la cita mundialista de 1999, que tuvo lugar en Gales.

El profesionalismo ya era un hecho en las potencias del rugby y el cuarto mundial por realizarse en Gales, un país con enorme tradición, prometía emociones fuertes y, de hecho, la propia selección local se preparaba de la mejor manera para pegar el golpe. No faltaron condimentos para un Mundial que quedó en la historia por su gran nivel de juego.

Gales había contratado al neozelandés Graham Henry, que luego haría historia al frente de los All Blacks, como entrenador de su equipo. Además de cobrar una fortuna para la época (500 mil libras esterlinas por año) lo bautizaron como El gran redentor y le encomendaron la nada sencilla tarea de devolverle a los Dragones Rojos la gloria que supieron conseguir en décadas pasadas.

Paralelamente, Los Pumas atravesarían una etapa pre mundial caótica. El apartamiento del entrenador José Luis Imhoff y la renuncia de su sucesor, Héctor Pipo Méndez, fueron los primeros palos en la rueda que sufrió el plantel albiceleste en su preparación, junto con el affaire de dos pesos pesado del plantel, como el segunda línea Pedro Sporleder y el hooker Mario Ledesma, quienes recibieron un salvoconducto para poder integrar el seleccionado y luego cumplir con la sanción que les había impuesto la URBA por un entredicho con el árbitro Marcelo Pilara en un partido con su club, Curupaytí.

Todo esto, sumado a la lesión del mendocino Federico Méndez, no hizo más que unir a un grupo que se vio sobre la cornisa, provocando la mejor actuación argentina en la historia de los mundiales con 30 nombres bajo la conducción de Alex Willie.

Su camino, por supuesto, no fue nada fácil, ya que el comienzo fue en el partido inaugural ante el local, en la caldera del Milennium de Cardiff. Sin embargo, la precisión del apertura Gonzalo Quesada mantuvo a Los Pumas a tiro buena parte de un encuentro que terminaría en derrota digna y también previsible 18-23.

La segunda actuación fue ante el karma argentino, Samoa, verdugo en los últimos dos mundiales. Todo comenzó mal en Llanelli. Errores en el traslado y en la toma de decisiones dejaron a los isleños arriba del marcador en el entretiempo por 16-3.

Sin embargo, luego de esa decepcionante performance argentina, llegaría uno de los momentos más importantes de la historia de Los Pumas: el neocelandés Alex Wyllie, a cargo del equipo, alzó su voz en el vestuario y sus palabras tuvieron efecto inmediato. El equipo argentino avasalló a los de Oceanía con la conducción de Agustín Pichot, un try fundamental del segunda línea cordobés Alejandro Allub y un Quesada inspirado, dando forma a una de las remontadas más espectaculares y necesarias de todos los tiempos. Significó, también, el segundo triunfo Puma en los mundiales por 32-16.

El envión anímico sirvió para superar sin dificultades 33-12 a los veloces japoneses con tries de Pichot y de Albanese y avanzar de este modo por primera vez a la segunda rueda, pero aún quedaría tiempo para la hazaña.

En la fría noche de Lens, un 20 de octubre de 1999, Los Pumas aplicaron un golpe épico. Contra todos los pronósticos, los capitaneados por Lisandro Arbizu dieron vuelta un partido inolvidable ante Irlanda con la efectividad de Quesada, quien finalmente sería el goleador del Mundial, y el tantas veces admirado try de Diego Albanese, jugada que surgió, vaya paradoja, de un scrum en retroceso. Fue triunfo 28-24 y el boleto a los cuartos de final del torneo por primera vez en la historia.

Después llegaron los malditos nueve minutos, según las palabras de Wyllie, en referencia al tiempo adicionado por el árbitro australiano Dickinson; nueve minutos bancados con garra y coraje para detener los embates irlandeses, quienes perdieron la última pelota a centímetros del ingol argentino ante la heroica resistencia Puma. La hazaña y el carnaval se dieron la mano en esa noche de gloria para seguir soñando, con nuevos impactos a pesar de que Francia asomaba como rival.

En cuartos de final, en Lansdowne Road, el desgaste físico y emocional dejó huella y los franceses no perdonaron y ganaron 47-26, en un partido en el que Los Pumas, con bravura y tries de Pichot y Arbizu, habían logrado equilibrar transitoriamente. Igualmente, y a la par de la enorme repercusión que hubo en la Argentina, Los Pumas regresaron con toda la gloria luego de una actuación que sigue presente en la memoria de todos.

El mundial siguió en cuartos de final con un emocionante encuentro en el que, con cinco drops de Jannie de Beer (cifra récord en un partido), Sudáfrica venció a Inglaterra por 44-21, en París. Por otro lado, Nueva Zelanda superó sin problemas a Escocia y Australia lo imitó rompiendo la ilusión de Gales, que no tuvo la menor chance con los Wallabies.

Ya en semifinales, los australianos extendieron el suceso al vencer a los Springboks en tiempo extra, con un sensacional drop de Stephen Larkham, ejecutado a la carrera. Pero sin duda el gran cimbronazo sucedería al día siguiente, también en Twickenham, cuando Francia consumó una de las producciones más sorprendentes de todos los tiempos y sacó del camino a los hiperfavoritos All Blacks de Jonah Lomu, que hizo dos tries imponentes y fue el único que salvó la ropa de un equipo con mucho marketing, pero escasa reacción ante la adversidad.

La final, en Cardiff, fue entre australianos y franceses, en un duelo decisivo en el que los Wallabies ganaron 35-12 no dejaron espacio para las sorpresas y confirmaron la neta supremacía de una selección muy bien balanceada, con Gregan y Larkham en el manejo, con Tim Horan en nivel superlativo y con John Eales como símbolo y figura de una nación que se convertiría en la primera, y la única hasta ahora, en levantar dos veces la Copa William Webb Ellis.

^ Al Inicio ^