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Pacquiao empañó la despedida de Barrera

Many Pacquiao fue mucho más que Marco Barrera AP

LAS VEGAS -- Seguramente, la revancha entre Marco Antonio Barrera y Manny Pacquiao no fue exactamente el duelo de alto voltaje que se esperaba. Pero, de todos modos, la gran mayoría de los 10 mil asistentes a la arena del hotel Mandalay Bay se fueron conformes, pues esa especie de electricidad que producen los grandes choques estuvo presente durante toda la noche.

Obviamente, Pacquiao fue un absoluto y claro ganador, lo cual se vio reflejado en dos de las tres tarjetas de los jueces. Jerry Roth y Glenn Trowbridge dieron 118-109, mientras que Tom Schreck insólitamente sólo vio tres puntos de ventaja a favor del filipino. La tarjeta de ESPNdeportes.com también marcó 118-109.
De principio a fin, Pacquiao fue el gran protagonista, intentando constantemente llevarse por delante a un Barrera a quien, evidentemente, no le alcanzó con las ganas y el hambre de quitarse la espina de la derrota de 2003 ante el mismo rival.

Lo más aconsejable para el mexicano era hacer una pelea cautelosa e inteligente, esperando por error del "Pacman" para luego meter sus contragolpes. Pero se olvidó, o simplemente no pudo, ejecutar la segunda parte de la estrategia.

Porque si bien Barrera se mostró sólidamente parado ante los embates de su rival, nunca tuvo la precisión que se requería para ponerlo en apuros. Falló mucho el mexicano y, por momentos, ni siquiera intentó como debió haberlo hecho.

Por su parte, Pacquiao se mostró fiel a su repertorio habitual. Tras un comienzo tranquilo, fue en busca del nocaut desde el tercer asalto y nunca especuló. A lo largo del combate fue encontrando lugar para conectar esa furibunda izquierda recta con la que vapuleó a tantos adversarios en los últimos tiempos, incluido el propio Barrera.

Pero, claro, el mentón del mexicano ha sido siempre de los más resistentes. Y esta vez no fue la excepción.
Uno de los momentos más excitantes de la pelea se produjo en el quinto asalto, cuando durante el último minuto Barrera y Pacquiao se cruzaron a fondo sobre las cuerdas. Y aunque el filipino sintió una derecha de Barrera, terminó saliendo mejor parado de esos intercambios.

Quizás en el penúltimo asalto el filipino estuvo a punto de doblegar la resistencia de Barrera, a quien logró conmover con dos izquierdas y una derecha, produciéndole un corte debajo del ojo derecho. Pero el oficio del mexicano hizo que apelara a la sucia treta de aplicarle un codazo a su rival, para capear el vendaval.
Barrera sufrió un punto de descuento por esa acción pero, al fin y al cabo, logró su objetivo de sobrevivir.

Seguramente, todos esperábamos que el mexicano tuviera mayor resolución en un combate que se sabía de antemano marcaba su despedida del primer nivel boxístico. Pero una vez más queda demostrado que aún cuando existe la motivación y el deseo de venganza, el propio boxeador se da cuenta rápidamente que el cuerpo no responde a este deseo. Y, entonces, se hace lo que se puede.

Más allá de que a todos nos hubiera gustado que el combate final de la ilustre carrera de Barrera hubiera reflejado su condición de guerrero indomable, realizó un digno papel ante un Pacquiao que se vuelve cada vez más invencible.

Probablemente, en su interior Barrera se haya convencido rápidamente de que de haber adoptado una actitud de mayor protagonismo hubiera existido el riesgo de retirarse del boxeo con una derrota por nocaut. Y nadie puede culparlo, teniendo en cuenta que la última vez que se habían medido --más allá de sus consabidos problemas de preparación aquella vez-- el resultado no pudo haber sido más catastrófico para él.

"No tengo excusas, Pacquiao me ganó muy bien. Pero les tapé la boca a los especialistas que decían que no iba a aguantar más de tres asaltos. En nuestra primera pelea todos sus golpes me hacían daño. Pero esta vez realmente no sentí el poder de sus manos", comentó Barrera.
Y también confirmó su retiro.

"Tenía la idea de hacer alguna pelea más de despedida el año próximo. Pero no creo. La verdad es que mi carrera ha sido impecable. He enfrentado a los mejores. Hablé con mi hermano Jorge (su entrenador junto a Sendai Tanaka en esta ocasión) y decidimos que es mejor es decir gracias y adiós ahora, que estamos bien", confirmó Barrera.

"Ya no hay más Barrera. De acá en adelante todos los que me querían desafiar, que peleen con Edwin Valero", agregó el mexicano, refiriéndose al temible pegador venezolano, campeón de los superplumas de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB).

Valero, quien ayudó a Barrera durante su preparación en Guadalajara, subió al estrado durante la conferencia de prensa para agradecerle sus palabras.

Pacquiao, por su parte, parece tener en su carrera sólo dos obstáculos, antes de convertirse definitivamente en uno de los mejores de la historia: un desquite ante Juan Manuel Márquez y un duelo que sacaría chispas, ante Valero, quien confesó no haber quedado nada impresionado por la actuación del filipino.

Sin embargo, el Pacman prefiere mantenerse al margen de los elogios que lo señalan como el mejor libra por libra.

"No quiero compararme con el resto. Soy un boxeador ordinario que pelea contra quien le pongan por delante", dijo.

El filipino, quien tuvo un enorme apoyo de al menos la mitad de los asistentes, confirmó que esta fue su última pelea en la categoría superpluma.

"Hacer las 130 libras ya me cuesta bastante, así que estoy planeando subir a las 135 y las 140 libras. No, lo de las 140 libras es sólo una broma", señaló con su habitual sonrisa, y luego le dio un abrazo a Barrera.