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Punto final, punto de partida

Paola incursiona como comentarista de tenis AP

BUENOS AIRES -- Pasaron 15 años de mi vida en el circuito del tenis y me encuentro en este momento transitando hacia una nueva etapa. En ella quedan atrás los viajes, los entrenamientos, la adrenalina de los partidos, los triunfos y las derrotas... innumerables momentos y vivencias que ya forman parte de mi pasado.

Comienza una etapa nueva en mi vida, con muchos proyectos completamente diferentes a los de los últimos años; un ejemplo muy claro es estar escribiendo mi primer artículo para todos ustedes a través de ESPNdeportes.com.

En este espacio intentaré reflejar de la mejor forma posible la actualidad del tenis, aportando el punto de vista de alguien que "estuvo ahí" sobre cada torneo y cada partido. O, en determinadas situaciones comprometidas por las que pasan los jugadores, se las intentaré explicar y transmitir tal y como las siente el jugador in situ.

ASÍ LLEGÓ EL FINAL
En cuanto a mi retiro del tenis, las razones fueron muy específicas. En primer lugar pondría los problemas físicos que tuve en los últimos tiempos, sobre todo tras la operación de cadera que sufrí después de Roland Garros 2005.

Eso me hizo ausentarme 7 meses del circuito, y desde entonces se me hizo muy duro competir al mismo nivel que antes y con la misma continuidad.

De hecho, ese fue el último torneo de Grand Slam que gané en mi carrera.

La lesión sucedió jugando cuartos de final de dobles en la cancha número 1. Durante el tercer set sentí un dolor terrible en mi cadera, me asusté mucho y le dije a mi compañera: "Vivi (Ruano Pascual), no puedo ni caminar".

Terminé el partido, que ganamos con mucho sufrimiento, y unas horas más tarde me reuní con el médico de la Federación Española de Tenis, que me recibió en su hotel. Me dio unos antiinflamatorios y me dijo que al día siguiente, como no jugaba partido, que descansara.

Cumplí todas las indicaciones al pie de la letra, y con el mismo dolor jugué la semifinal y la final, que ganamos casi milagrosamente.

Al salir de la cancha y tras la entrega de premios hablé urgentemente con el médico que me había atendido y que estaba viendo nuestra final. Me confirmó lo que ya sospechaba: que me había mentido piadosamente y que casi me podía asegurar que mi cadera estaba rota desde el partido de cuartos de final.

Tampoco tengo nada para reprocharle: desde su punto de vista, la cadera ya estaba rota, seguir jugando no iba a empeorar las cosas y retirarse en los cuartos no iba a evitar la operación que vendría.

Días más tarde, a mi llegada a Buenos Aires, los estudios médicos confirmaron lo peor: rotura del labrum de la cadera derecha. En cuestión de días me operaba en Barcelona y comenzaba una rehabilitación de 5 meses en Argentina.

UN CIERRE DISTINTO
En enero de 2006 empecé el año desde cero y con muchas ganas, tras una pretemporada muy dura. Durante la gira de Australia me sentí bien físicamente y en un nivel tenístico muy bueno, pero las alegrías no iban a durarme mucho...

Al poco tiempo, en Pattaya, sufrí un desgarro en el gemelo. Fue solamente el primero de cuatro consecutivos durante el mismo año. Cada desgarro requería un parate de 3 semanas y esto llegó a desmotivarme y agotarme, física y mentalmente.

Todos estos problemas físicos, sumados a la falta de objetivos en mi carrera, hicieron que la idea del retiro comenzara a rondar mi cabeza.

Pero las personas de mi entorno veían injusto que el final de mi carrera tuviera un sabor amargo marcado por las lesiones, así que me animaron a jugar 2007 desde un punto de vista totalmente diferente. Jugar sólo para disfrutar y despedirme de un deporte y una forma de vida que me habían dado tantas alegrías.

Durante los últimos meses, ya con la decisión del retiro totalmente tomada, viajaba a los torneos no tanto con la idea de intentar ganarlos o de hacer un buen papel, sino con la intención de disfrutarlos al máximo. Así viví sin tantas presiones en el último Roland Garros o el último Wimbledon, y aproveché para despedirme de ciudades y estadios en los que viví momentos inolvidables.

LO QUE PASÓ, LO QUE SE VIENE

A la hora del adiós, entonces, me voy del tenis profesional con un poco de nostalgia por todo lo vivido, pero también muy satisfecha de haber cumplido objetivos, como ser top-10 en singles, número 1 en dobles o traer una medalla olímpica para mi país, algo que me llena de orgullo y felicidad.

Pero esa nostalgia de ninguna manera impide que tenga desafíos a corto, mediano y largo plazo. Algunos son de índole más personal, como mantener mi comedor de niños en Pergamino, pero muchos tienen que ver con este deporte que me dio tanto.

Entre otras metas que me planteo, quiero comenzar una academia de tenis e intentar que crezca el tenis femenino, dándole las mismas facilidades que el masculino para poder tener más jugadoras en un futuro.

Y en esta nueva función de analista, intentaré contarle al lector, y quizás en algún momento al teleespectador, lo que siente un jugador dentro de la cancha. Sobre todo, en situaciones limite, algo que por televisión no se puede percibir a simple vista.

Como verán, son muchas y muy variadas las cosas que me gustaría hacer. Pondré todo de mi parte para que se puedan cumplir, con el mismo esfuerzo y buena actitud que me ayudaron a conseguir mis objetivos tenísticos.