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Finito López sigue cosechando

El haber tenido la oportunidad de conocer de manera profunda y fuera del ámbito boxístico a Ricardo López Nava, nos deja una huella indeleble en este noble oficio que es el periodismo deportivo.

Años atrás nuestras asignaciones de reportero incluyeron la visita obligada a los distintos gimnasios que una sede de enorme jerarquía boxística como la Ciudad de México, tenía. Y naturalmente los baños "Lupita", ubicados en el barrio bravo de Tacubaya al poniente de la gran urbe, estaban marcados en el recorrido cotidiano. En ese entonces impartía sus enormes conocimientos de boxeo uno de los que para muchos es el mejor manejador mexicano de todos los tiempos Arturo Cuyo Hernández.

La charla habitual con este conocedor del pugilismo variaba de un momento a otro pues si bien se podía hablar de sus propios peleadores, también eran incluidos en la polémica muchos otros personajes, boxeadores y no, que por esos tiempos eran sujetos de noticia deportiva.

Un buen día sentados a un costado del cuadrilátero escuchábamos las novedades de la cuadra de boxeadores de este gimnasio cuando de pronto la charla giro alrededor de un buen prospecto de la categoría paja y que marchaba invicto en más de 10 combates profesionales. El Cuyo ponderó las capacidades de este peleador hasta aventurar un pronóstico: "Entrevístalo porque va a ser campeón del mundo".

La imagen del Finito no permitía de entrada lanzar las campanas al vuelo. No parecía que aún compitiendo en la mínima categoría pudiese adquirir un posición de privilegio Pero ante la insistencia del entrenador nos llevamos esa tarde un corta entrevista con un muchacho sin nombre, pero con una chispa especial a la hora de calzarse los guantes.

Así conocimos a Ricardo.

Tres años después, 1990, ganó a Hideyuki Ohashi en Tokio Japón para apoderarse de la faja mundial paja del CMB e iniciar una carrera que le llevó a lo que ahora todos atestiguamos.

Ricardo nació de una familia alegre y trabajadora que ubico sus negocios en el mercado de Becerra. A muy temprana edad se quedó sin la guía y consejo de su madre, y fue su papá don Magdaleno ó Maleno como le conocemos quién tomó las riendas de sus hijos para señalarles el camino. Sergio es su hermano mayor y a unos cuantos pasos de su casa esta ubicada una pequeña joyería a la que todos dedicaron su quehacer para ganarse el pan de cada día.

Y así entre tradiciones populares y mucha gente brava transcurrieron los años iniciales de Ricardo. De su padre heredó el gusto por el baile. Pero él gusta por la salsa de preferencia.

De firmes convicciones, de decisiones directas siempre. Se fue del boxeo en plenitud, invicto y con marcas formidables. Pulcro en su persona y en su boxeo.

Marca de defensas del cinturón paja CMB, 20. Campeón mundial minimosca entre otras medallas.

Que si no peleó contra aquel o contra este es cosa del pasado. La realidad nos indica que está ya en el salón de la fama de Canastota Nueva York y que también está inducido en similar recinto pero de California.

Y estos lugares son tan solo para personajes que mostraron en sus trayectorias capacidad y valía.