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Logran lo imposible

DENVER -- Esto no sucedió, ¿o sí?

No pudo haber sido en el Coors Field, que se sacudió tan fuerte el lunes en la noche que pudo haber tumbado toda la nieve del tope de las cercanas Montañas Rocallosas.

No pudieron haber sido los Rockies de Colorado, danzando entremedio de los fuegos artificiales, sacando sus camisetas de campeones de la Liga Nacional, el único equipo de la Liga Nacional que se mantendrá con vida en la segunda semana de octubre.

No pudieron haber sido los Rockies -- los Rockies -- que se encaminan a la primera Serie Mundial de su historia. ¿O si?

Si uno mira suficientes partidos de béisbol y sigue bastante las contiendas por los gallardetes, uno llega a pensar luego de un tiempo que sabe lo que pueda pasar y lo que no. Y seamos cándidos aquí:

Esto no es posible.

Pero en otra mágica noche de otoño en una milla por encima del nivel del mar, lo imposible se volvió posible. Los Rockies de Colorado irán a la Serie Mundial. Solo no pregunten como.

"Seré honesto," dijo el campocorto Troy Tulowitzki, luego de la victoria 6-4 sobre Arizona que selló la barrida de cuatro partidos e impulsó a estos Rockies a su primera Serie Mundial. "Todavía no nos sentamos a pensar, '¿Cómo pasó esto?' Sólo lo estamos disfrutando."

¿Y saben qué? Es mejor así. Es más seguro así. Es más divertido asó. Porque no hay respuestas buenas. Sólo no pregunten.

No pregunten como un equipo con respiración artificial de momento comenzó a ganar, a ganar, y a ganar más -- hasta que un mes después, se encontraban ganando 21 de sus últimos 22 partidos.

No pregunten cómo un equipo que estaba apenas cuatro juegos por encima de los .500 al 15 de septiembre pudo haber llegado a donde llegó desde donde estaba.

De nueve juegos por debajo de los .500 (18-27) en mayo.

De seis partidos en desventaja por la contienda por el comodín en septiembre.

De 4½ juegos de desventaja en la contienda por el comodín restando nueve juegos en el calendario.

De dos partidos en desventaja con dos juegos por jugar, y teniendo que ver a los Padres tratando de asegurar el comodín que llegó a estar a un strike de distancia.

De dos carreras de desventaja en la entrada 13 del juego 163 de la temporada, un juego que nunca debieron tener la oportunidad de disputar en primera instancia.

¿Algún otro equipo ha sobrepasado todo eso para llegar a la Serie Mundial? Ni soñarlo.

Así que lo que tenemos aquí es una de las más históricas, más increíbles, más sorprendentes historias de todos los tiempos en el béisbol. No estamos seguros de que las otras tres zonas horarias han comprendido esto. Pero he aquí su oportunidad, porque este equipo no ha terminado de jugar todavía.

"Es una historia traída por los pelos," dijo Ryan Spilborghs, el jardinero sustituto que ha sido una gran presencia en el camerino en esta temporada. "Suena como el tipo de historia que se lee a la hora de ir a la cama que se leería a un hijo de cinco años. Pero si uno le cuenta esta historia a los muchachos en el camerino, ¿saben qué? Ellos te creerían. Y no hay duda en la mente de nadie que es una historia verdadera.

"Este grupo de muchachos siempre ha creído que pueden ganar. Así que si me dicen a mí que ganaríamos 21 de 22 juegos con este grupo de muchachos, yo les diría, 'Si, lo creo.'"

Claramente, lo tienen que creer, o sino no lo hubieran podido hacer, ¿cierto?

No se hubieran convertido en el quinto equipo en los últimos 70 años en lograr marca de 21-1 en cualquier momento de cualquier temporada.

No se hubieran convertido en el primer equipo en hacer eso en el medio de un mes tan loco como lo es octubre.

No se hubieran convertido en el segundo equipo en la historia (junto con la Gran Maquinaria Roja de 1976) en barrer sus primeras dos series postemporada en cualquier octubre.

No se hubieran convertido en el quinto equipo de todos los tiempos en ascender del sótano a la Serie Mundial en apenas un año.

No se hubieran convertido en el sexto equipo en la historia en caer nueve juegos por debajo de los .500 para salirse de ese cañón para llegar a la Serie Mundial.

Y, finalmente, no se hubieran convertido en el primer equipo en encontrarse a dos partidos de quedar fuera de los playoffs con dos juegos por celebrarse y de alguna manera sobrevivir para llegar a la Serie Mundial.

Esto realmente no ocurrió, ¿o sí? Esto no fue realmente posible, ¿o sí?

"Sabes, es fácil decirlo ahora porque ya pasó," dijo riéndose el relevista LaTroy Hawkins. "Así que es posible. ¿Pero lo pensamos pensado antes de que pasara? No."

Pero de nuevo, ¿cómo alguien lo pudo haber pensado? Eso fue hace un mes atrás, antes de que comenzara toda la locura.

Antes del dramático jonron decisivo de Todd Helton ante Takashi Saito. Antes de que Josh Fogg se convirtiera en el Mata-Dragones. Antes de la debacle de Matt Holliday. Antes del jonrón con bases llenas de Kaz Matsui. Antes de que Yorvit Torrealba se convirtiera en David Ortiz.

Y entonces, finalmente, antes de esta noche -- la noche en que su viaje los llevara al tope de la montaña que ningún otro nativo de Colorado había llegado jamás.

Por un momento, parecía que esta noche iba a ser diferente de todas las otras noches. En esta noche, los Rockies estuvieron atrás por una entrada completa.

Pero durante este mes loco, alguien siempre sale al frente, para tomar las cosas en sus manos y convertirla en otra de 'esas noches'. Y esta noche, le tocó a Seth Smith.

Hasta ahora, Smith era conocido por algunas personas como el mariscal sustituto de Eli Manning en Mississippi. Llegó al equipo el 16 de septiembre, cuando los Rockies lo trajeron a Colorado Springs. Y nunca participó como regular en un solo partido -- ni uno. Pero, ¿estarían los Rockies donde están sin él? Ciertamente no.

En los 12 turnos al bate que ha tenido desde que llegó, todo lo que ha hecho Seth Smith es batear para .583 -- .636 como bateador emergente. Así que cuando llegó el momento decisivo el lunes -- con dos en base y dos outs en la cuarta entrada, Clint Hurdle apuntó hacia él.

Y por supuesto, Seth Smith no le falló. Con un feo batazo hacia la banda contraria por la línea del jardín izquierdo. Pero esto no es un concurso de belleza. Esto fue un doblete de dos carreras que cambió el partido en las hojas de anotaciones y en los libros de historia.

Si alguien le pregunta luego sobre ese batazo, Smith prometió que diría la verdad y nada más que la verdad -- que "pegó contra la pared." O algo así.

Pero este fue apenas el último y más loco capítulo en la loca e increíble historia de los Rockies. El Juego 2 fue salvado por un lanzador sin salvamentos previos en Grandes Ligas (Ryan Speier). Así que, ¿porqué el Juego 4 no iba a ser alterado de manera irrevocable por un tipo cuyas primeras dos carreras impulsadas en las Grandes Ligas llegaron en el juego que envió a su equipo a la Serie Mundial?

"¿Saben lo gracioso de esto?" dijo Smith, quien se unió al inmortal Blake Doyle (1978) cómo los únicos jugadores en la historia en empujar sus primeras anotaciones en sus carreras en un juego de postemporada. "Ni siquiera me había dado cuenta de ello cuando estaba en segunda base. Entonces anoté, y cuando volví al dugout, alguien me dijo, 'Hey, te guardamos la pelota.' Y yo le dije, '¿Porqué?' Me dijeron, 'Fue tu primera carrera impulsada.' Y yo dije, 'Oh.' Pero en un juego como este, uno no se preocupa por eso."

Minutos más tarde, tenían menos por lo cual preocuparse. Eso debido a que Matt Holliday colocó un batazo de 452 pies por todo el jardín central que puso el marcador 6-1, desatando una erupción de fuentes y fuegos artificiales, e iniciando una fiesta que podría no terminar por una semana.

OK, eventualmente, se puso la cosa difícil. OK, eventualmente, Arizona redujo esa ventaja a dos carreras en la octava. OK, eventualmente, un doblete de Chris Young puso la carrera del empate en el plato en la novena.

Pero entonces Stephen Drew bateó en conteó de 3-0 el lanzamiento del cerrador Manny Corpas y bateó un elevado para el out No. 2. Y Eric Byrnes bateó un rodado hacia el lado izquierdo que probablemente será el out más recordado en la historia de los Rockies.

De primera instancia parecía que el tercera base Jamey Carroll iba a cogerla. Pero al final, Carroll vió como el campocorto Tulowitzki, lanzó un dardo desde el hoyo para el out final.

"Él ha hecho esa jugada 100 veces," dijo Carroll. "Lo sentí detrás de mí. Sabía que estaba detrás de mí. Tan pronto como la deje pasar, ni siquiera lo pense dos veces. Miré directo hacia la primera base."

"Quería llegarle a esa pelota," dijo Tulowitzki. "Siempre he querido hacer el último out de una Serie Mundial. Pero una Serie de Campeonato funciona también."

Lo que él realmente quería -- lo que todos querían -- era que el out final entrara en el guante de Helton, el tipo que ha sufrido bastante durante 11 frustrantes temporadas y con cerca de 1600 partidos en su camino hacia el tope de esta montaña.

"Cuando esa pelota le llegó a 'Tulo,' yo sabía," dijo Helton. "Sabía donde iba a llegar ese tiro -- director en mi pecho."

Y cuando esa pelota llegó, y su equipo se encaminaba a la Serie Mundial, Helton dijo que pudo sentir cómo todo esos años de frustraciónes -- culminados en estas cuatro semanas de milagros llenos de presión -- desaparecían. Cómo por arte de magia.

Nunca siquiera había visto un trofeo de campeones de la Liga Nacional. Así que cuando lo vi -- 'Campeones de la Liga Nacional' -- y me di cuenta que ibamos a la Serie Mundial, sonaba tan bien que siquiera el decirlo es ridículo.

--El primera base de los Rockies Todd Helton

"No soy un tipo emocional," dijo luego Helton, con sus ojos hinchados, y su voz quebrada. "Pero esto es emocional. Creo que estaba demasiado concentrado en el juego, y estaba muy enfocado y tan intenso. Y cuando todo terminó ... wow.

"Esa," dijo Todd Helton, "es una droga que no se puede comprar en tiendas."

Tenía puesta su camiseta de campeones de la Liga Nacional, mojada en más que el momento. Pero que momento.

"Nunca siquiera había visto un trofeo de campeones de la Liga Nacional," dijo. "Así que cuando lo vi -- 'Campeones de la Liga Nacional' -- y me di cuenta que ibamos a la Serie Mundial, sonaba tan bien que siquiera el decirlo es ridículo."

Oh, si fue ridículo. Hace un mes -- apenas un mes -- era una idea que parecía literalmente ridícula.

Pero 22 partidos y 21 victorias después, mírenlos aquí, los Rockies de Colorado, en camino a la Serie Mundial.

Vamos. Esto no ha pasado realmente, ¿o si?