AP 16y

Esta si es de verdad

BOSTON --
La última vez que Yorbit Torrealba estuvo en un Serie Mundial fue con los Gigantes de San Francisco en el 2002, pero sólo pudo ser un espectador desde la caseta.

Las cosas han cambiado diametralmente este 2007: el receptor venezolano ahora es una pieza fija con los Rockies de Colorado, algo que era inimaginable al comenzar la temporada.

Cuando despuntó la campaña regular, el nombre de Chris Iannetta --uno de los prospectos más cotizados de la organización-- era el fijo para la receptoría.

Iannetta no rindió lo esperado por lo que Torrealba tomó el lugar. Para los Rockies, el cambio de papeles resultó en una bendición.

"Para ser sincero, él (Iannetta) era el catcher de todos los días", dijo Torrealba a la AP. "Yo empecé simplemente como el segundo catcher y esperando que me llegase una oportunidad. Cuando me la dieron, traté de aprovecharme y demostrar lo que puedo hacer, y así fue como me dejaron".

Otro más de los héroes anónimos en la tropa de Colorado, el venezolano se convirtió en un elemento singular y clave en el éxito del equipo sorpresa al ser el guía de un cuerpo de lanzadores compuesto principalmente por jóvenes y desconocidos.

"Nosotros bailamos al son que él nos pone", comentó el relevista Brian Fuentes. "Además, su entusiasmo nos contagia a todos".

Fuentes y el as Jeff Francis conforman la parte veterana del grupo de pitchers, pero Torrealba tuvo como principal misión esta temporada lidiar con el dominicano Ubaldo Jiménez y el venezolano Franklin Morales, dos novatos que debutaron en las mayores durante la segunda mitad, luego que tres brazos de la rotación de abridores se lesionaron.

Jiménez y Morales no desentonaron en su bautizo de fuego, y buena parte de su éxito ha sido atribuido a Torrealba.

"Gracias por el crédito. Yo sólo traté de que ellos lanzaran como si estuviesen en Clase A, independientemente cual sea la situación y el bateador", señaló Torrealba. "Son muchachos jóvenes y ansiosos, que quieren lanzar más duro de lo que pueden. Ahí es donde influye mi trabajo, de tratar de calmarlos, de darles esa confianza".

Su aporte no se ha limitado a ese aspecto, ya que su madero ha estado encendido en octubre, al batear para .320 con un jonrón clave y siete remolcadas en los playoffs.

Y ahora sí, en serio, puede presumir de que está en una Serie Mundial.

Torrealba formó parte del roster de los Gigantes que perdieron en siete juegos el clásico del 2002 ante los Angelinos de Anaheim. Era el suplente del puertorriqueño Benito Santiago, pero no tuvo la oportunidad de salir a jugar.

"Prácticamente, es mi primera Serie Mundial de verdad", afirmó sobre el duelo contra los Medias Rojas de Boston. "Estoy súper contento de estar aquí, una responsabilidad grande pero buena. Una experiencia bastante linda".

También es un momento de satisfacción que va más allá de lo profesional, luego de pasar por situaciones difíciles en lo personal.

Su esposa, Milangela Alvarez, fue diagnosticada con cáncer de colon en el 2003, justo cuando trataba de asentarse en las mayores.

"Fue un período muy difícil", recuerda Torrealba. El cáncer de su esposa ha estado en remisión los últimos cuatros años.

Casi al mismo tiempo, se produjo el fallecimiento de su abuela, Aurelia Hernández, con quien era muy cercano.

Pero encontró en los Rockies, club al cual llegó en 2006, el grupo de compañeros ideal, una especie de segunda familia.

"Son peloteros jóvenes con bastante talento, con un corazón grande y un entusiasmo de jugar inmenso", indicó.

Torrealba puede declararse agente libre y su cotización está en alza, sobre todo para una posición en la que oferta es limitada.

Pero no se ve en otro lugar que no sea Colorado.

"Me quiero quedar", dice. ¿Por qué ir a otro sitio, cuando esto es lo mejor que me ha pasado en mi carrera? ... En cuanto a lo del mercado, para eso está mi agente. Para mí, la primera opción son los Rockies".

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