<
>

Una cuestión de convivencia

BUENOS AIRES -- Estamos a mediados de enero y todos los clubes volvieron al trabajo, algo que, dicho sea de paso a no a todos los jugadores les cuesta lo mismo: unos lo sufren más que otros. Pero lo más importante de este momento especial y crucial de la pretemporada pasa por otro lado.

Es el momento en el que comienza a delinearse, de a poco, en los primeros trabajos tácticos, un posible equipo. Es entonces que un cuerpo técnico empieza a ver si hay que traer más refuerzos y quiénes se pueden ir si lo desean.

Vale la pena detenerse un momento aquí y ver que, de entrada, las bajas las sufren todos: desde los grandes hasta los chicos, todo sea para sobrevivir en este negocio en el que se ha convertido el fútbol en los países de Sudamérica.

De los que se fueron, hay algunos más conocidos que otros, como Ever Banega a Valencia o Fernando Belluschi a Olympiacos. Pero la gran mayoría del éxodo se produce a otros paises sudamericanos o centroamericanos, o incluso si es a Europa, a países de segundo nivel futbolístico como Rusia,Turquía o Grecia.

Evidentemente, no estamos hablando en estos casos de un progreso futbolístico, algo que no parece interesar mucho hoy en día. En realidad, el asunto pasa por salir del país con un buen contrato, algo que puede servir en el corto plazo, pero que después seguramente signifique navegar durante varios años de un club a otro. "Pan para hoy, hambre para mañana", se solía decir...

Pero como esta es una tendencia que no se va a detener, sino, por el contrario, intensificar, veamos qué se hace con lo que queda. Por empezar, hay que señalar que en el campo de las incorporaciones, se destacan los jugadores que estuvieron ya en el extranjero y que vuelven para darse el gusto de jugar en equipos de primer nivel con la idea de ser los mejores de América: son nombres de primer nivel como Diego Placente, Sebastián Abreu, Julio César Cáceres, Juan Román Riquelme y Lucas Castroman.

Con ese panorama es que un técnico comienza a trabajar en el verano sudamericano. La gran cuestión será ver si compró bien, y eso recién se sabrá con el correr de los partidos, que darán la justa medida en esta historia.

Es que será recién después del periodo lógico de adaptación cuando uno pueda empezar a juzgar si el material es bueno o descartable. Y atención: hay jugadores que necesitan más tiempo que otros para comprender a sus compañeros y que ellos lo comprendan a él, una situación que a veces lleva su tiempo y requiere de paciencia... si uno está dispuesto a tenerla, por supuesto.

QUÉ PASA EN EUROPA

Siguiendo con las comparaciones odiosas, en Europa no sucede lo mismo que aquí, al menos en los equipos más poderosos: ellos suelen tener 11 internacionales detrás de los llamados titulares.

Como ejemplo vaya lo que dijo hace poco el técnico de Liverpool, el español Rafa Benítez: "Puedo hacer dos equipos y no sé cuál de los dos es mejor".

En cambio, los latinoamericanos tenemos que saber que no hay demasiado margen de error. Yo lo sufrí incluso en Europa, en momentos en que el Atlético de Madrid no gastaba tanto como ahora. Cuando dirigí al equipo, trajimos cuatro jugadores capaces de desempeñarse en la fase ofensiva, y un año mas tarde el club vendió a tres de ellos a equipos de nivel más bajo.

De ahí que, retocando un poco otro dicho popular, "más vale bueno conocido que muy bueno por conocer".

En mi etapa de jugador, afortunadamente tuve cuatro cambios de equipo y no tuve problemas en adaptarme. Pienso que, por jugar en el puesto en el que lo hacía, el proceso y los tiempos de adaptación eran más cortos y sencillos: mis compañeros me facilitaban el trabajo colocándome en buena posición, y a partir de ahí yo sabía lo que tenía que hacer y cómo definir.

Pero repito, me considero un afortunado: en todo cambio de club siempre existe un porcentaje de incertidumbre sobre la relación entre el jugador que llega y los que lo reciben.

A veces, es el sistema de juego del equipo el que no concuerda con la incorporación, o viceversa. Y es ahí donde uno, como técnico, comienza a preguntarse si compro bien o mal, caro o barato.

Este tema suele tratarse con el presidente y con la comisión de fútbol del club. Eso, siempre y cuando no exista una dictadura futbolística, en la que el o los más poderosos traigan lo que les interesa y les gusta a ellos. Como anécdota que puede ilustrar este aspecto, les contaré una situación que me tocó vivir.

Cuando llegué a Roma, tenía cuatro delanteros: Abel Balbo, Daniel Fonseca, Marco Del Vecchio y Francesco Totti.

Pero resulta que un dia el presidente me dice: "Mister, le voy a comprar un gran atacante se llama Martin Dahlin".

Dahlin es un sueco que en ese entonces jugaba en el Borussia Moenchengladbach de Alemania. Más allá de la descripción positiva del presidente, le respondí: "No me hace falta, mejor traigamos laterales que no tenemos".

A la semana llego el jugador: era potente, rápido, fuerte... pero con todas esas cualidades a los tres meses se volvió a su ex club y en Roma prácticamente no jugó.

El presidente quería hacer un negocio económico antes que futbolístico. Ese fue el comienzo de discusiones entre un magnate y su empleado. Claro, él se olvidó de que al equipo lo formaba yo. Fin de la historia.

O no... ya sé, ustedes me dirán que por cuestiones como la de Dahlin es que a los nueve meses el presidente terminó echándome, cuando estábamos en buena posición para jugar la Copa UEFA.

DE REGRESO EN ARGENTINA

En definitiva, y volviendo al fútbol argentino, el análisis de estas idas y venidad me hace pensar que Boca y River serán los protagonistas tanto en la Libertadores como en el Clausura. Tienen un plantel mucho mas pletorico en calidad y cantidad que el resto.

Ambos tienen nuevos técnicos, que llegan con ideas propias, y eso hace que los jugadores que ya estaban en el plantel sepan que necesitarán dar un plus para conservar sus lugares, porque todo comienza de cero. Y los que llegan, al menos en los papeles refuerzos de calidad, saben que por algo fue que los trajeron, pero a la vez necesitan esforzarse extra para integrarse a un grupo ya formado.

A San Lorenzo y Estudiantes, en cambio, se me ocurre que con la mira en la Copa se les hará difícil correr dos carreras a la vez. Eso hace que, en principio y como en el campeonato pasado, Independiente y Velez (si no se equivocan mucho, claro está) sean los que pueden pelearle la supremacía en el campeonato local a los candidatos River y Boca.

No, no me olvidé de Lanús, el ultimo campeón, pero a ellos también se les hará difícil querer tener presencia en los dos frentes de manera simultánea.

Por último, ojalá que Tigre quiera seguir molestando como lo hizo en el Apertura: sería lindo que demuestre otra vez que en un campo de juego siempre serán 11 contra 11 y que los de afuera no juegan.

Y ahora sí, que llegue el campeonato rápido: porque como dije siempre, los amistosos sirven para acumular minutos pero desgraciadamente, también lesionados. Así que a todos les deseo por igual que lleguen al comienzo con todas sus huestes en forma. Felicidades.