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Un juego duro y cardiaco

MÉXICO -- Pese a las inhóspitas condiciones climáticas en la tundra congelada del Lambeau, el Juego de Campeonato de la NFC, que terminaron ganando los New York Giants por 23-20 sobre los favoritos Green Bay Packers en tiempo extra, fue un partido muy bien jugado entre dos cuadros que mostraron mucho carácter, y que deberá ser recordado como uno de los juegos más duros de la presente temporada.

El partido fue tan parejo en todas sus líneas, que no bastaron 60 minutos de tiempo regular para decidirlo.

Para los que pensaban que las recientes buenas actuaciones de Eli Manning habían sido cuestión de coincidencia, hoy el menor del clan Manning demostró que está en su mejor nivel como pasador puro. Exhibió gran presencia en el bolsillo, completó algunos pases muy buenos con gran toque, y estuvo correcto en la mayoría de sus lecturas sobre la defensiva. Quizás le falta madurar como líder dentro de la organización, pero como jugador, poco se le puede criticar el día de hoy.

TRES ACOTACIONES
por Gustavo Fillol Day
  • A veces, tus ideas preconcebidas son las que te llevan al desastre. La idea preconcebida en Green Bay es que si el partido está en etapa de definición, hay que poner el balón en manos de Brett Favre (foto). Eso es válido en el 99 por ciento de los casos, pero no esta vez. Cuando el partido entró en etapa de definición, la temperatura había caído a niveles inhumanos, y era evidente que el frío había endurecido al veterano mariscal hasta los huesos. Era hora de bajar el balón a tierra. En las últimas dos series ofensivas de tiempo regular, con la oportunidad de ganar el partido, Favre no había hecho nada bueno. Después, Green Bay tuvo una nueva oportunidad: ganó el sorteo en tiempo suplementario y recibió el ovoide. Era hora de ir por tierra. Estaba claro que los lanzamientos de Favre ya no eran seguros. Pero en la segunda jugada, los Packers mandaron un pase de Favre. El envío quedó exageradamente corto, y fue interceptado. Sólo para comparar: los Patriots se vieron en una situación similar ante los Chargers. Tom Brady no estaba teniendo su mejor día. ¿Qué hizo New England? Olvidó los preconceptos y realizó el ajuste que la realidad del momento exigía. Acudió al juego terrestre, y ganó el partido.

  • Salud, Eli. El mariscal de los Giants jugó otro gran partido, el tercero en playoffs sin intercepciones, y esta vez lo hizo contra la peligrosa secundaria de Green Bay. Y los tres juegos fueron sin el ala cerrada Jeremy Shockey, a quien Manning siempre recurría en situaciones de apremio.

  • El número mágico. Lawrence Tynes había errado dos intentos mucho más accesibles, pero era inevitable que acertara el tercero... ¿por qué? Por esas cosas del cosmos. Era su intento de gol de campo más largo de la noche. Probablemente la segunda patada más importante en la historia moderna de los Giants. La primera fue la de Scott Norwood, de los Bills, para definir el Super Bowl XXV entre New York y Buffalo. Norwood desvió su intento, y ganaron los Giants. Tynes acertó el suyo, y ganaron los Giants. ¿Dónde entre en juego aquí la magia del cosmos? Bueno, en una casualidad notoria: ambas patadas fueron de 47 yardas.

  • Por otro lado, el canoso Brett Favre demostró que está para juegos grandes, y también logró completar pases importantes, aunque lo traicionó por momentos su naturaleza apostadora lanzando pases a la doble y triple cobertura, en lugar de sólo deshacerse del balón hacia las bandas. Desgraciadamente para Favre, el juego se decidió gracias a un error suyo en la costosa intercepción que lanzó en tiempo suplementario.

    El ataque terrestre de poder de los Giants fue más efectivo que el bloqueo por zonas de los Packers, y sobre todo destacó la actuación del corredor Ahmad Bradshaw por parte de New York.

    Sin embargo, la historia del partido fue la sorprendente eficiencia en general del ataque aéreo, sobre todo si tomamos en cuenta que la temperatura y el frío invitaban a que el juego fuera disputado mucho más a ras de suelo.

    Esquemáticamente, a las defensivas no les quedó más que jugar el pase, retrocediendo a sus apoyadores varias yardas por detrás de la línea de golpeo, lo que abría algunos espacios para lanzar en la zona corta.

    Pese a que en el juego hubo muchos errores mentales como castigos personales, balones perdidos y goles de campo fallados, realmente no se puede decir que fue un partido malo. Las defensivas fueron duras y físicas, y la batalla en las trincheras fue intensa. Se intuyó desde el inicio del tercer cuarto, que un error de balón sería la diferencia entre dos equipos tan parejos, y así resultó ser, pese a que en tiempo regular, ambos equipos tuvieron oportunidades de irse arriba tarde.

    El duelo individual entre Plaxico Burress y Al Harris por sí solo valió la entrada, y al final de cuentas, el receptor de los Giants logró ganar en más instancias que el esquinero.

    Los Giants con ello ganaron su décimo partido consecutivo como visitantes, y es seguro decir que luego de la gran demostración que dieron ante New England en la Semana 17, los invictos Pats no pueden confiarse cuando en dos semanas disputen el Super Bowl XLII.

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