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De Pelé a Maradona

CIUDAD DE MÉXICO -- ¡De Pelé a Maradona... y pasando por Guadalajara! se podría titular esta reflexión.

Y es que no sólo destaca la presencia en nuestro país de los dos más grandes jugadores que ha tenido la historia mundial del fútbol, sino que su paso por suelo azteca nos reflejó las grandes diferencias que existen entre los dos ídolos.

Pelé será siempre el Rey, no sólo por lo que obsequió durante tres Mundiales y su recorrido por el fútbol mundial, con una imagen impecable como atleta y figura pública, acaso empañada por los problemas de su hijo con adicciones, pero a fin de cuentas, es algo que va más allá de su trayectoria.

Favorito sentimental de quienes tuvieron la oportunidad de gozar con su magia y la del increíble equipo que le acompañaba, es diametralmente opuesto a Diego Armando Maradona, incluso les separa un abismo generacional, que influyó en aquella votación por internet para acrecentar la rivalidad entre los dos astros.

Y es que una cosa es cierta, los que vivieron la época de Pelé no son cibernéticos, como los que vivimos la de Maradona, así es que la encuesta mundial sólo provocó irritación y mayor rivalidad entre los dos más grandes futbolistas de la historia.

Son dos estilos opuestos pero que convergen en sus cualidades para anotar goles. Recorrían con elegancia y sobriedad un campo de fútbol, burlaban magistralmente a sus oponentes, y por supuesto, tuvieron el carisma y la calidad para ser considerados, cada uno en su momento, el mejor futbolista del mundo.

¡Vaya calificativo!

Ambos adorados, y a quienes desde mi particular punto de vista no es posible comparar aún cuando muchos se empeñen en hacerlo. Sus momentos y circunstancias fueron muy distintos, e incluso el fútbol como todos los deportes, ha variado notablemente de la época del primero al segundo.

Por si fuera poco, son representantres de dos naciones históricamente rivales, Argentina y Brasil, y se reconfirmaron como polos opuestos durante su paso por México, cuando a ambos se les cuestionó sobre la salida de Hugo Sánchez al frente del Tri, su estilo para apoyar al equipo que los lanzó a la fama durante su actuación en Copa Libertadores, y en la forma de aceptar los reconocimientos que los clubes mexicanos se esforzaron en brindarles, independientemente de los patrocinadores.

¡Ah, porque eso sí! Para eso nos pintamos solos, si bien es cierto que Maradona y Pelé merecen todo tipo de reconocimientos, difícilmente vemos algo similar para los nuestros, se trate de Hugo, Cuauhtémoc o deportistas de la talla de Julio César Chavez, Ana Guevara o Fernando Valenzuela.

Pero más allá de eso, Pelé se mostró una vez más como un gran mercadólogo de su imagen, siempre pulcra y humilde ante la afición mexicana que le cobijó en grande durante aquel legendario Mundial de 1970, y especialmente Guadalajara, sede en la que disputaron los partidos más recordados de esa competencia.

En cambio, a Diego Armando no le interesó, aunque dicen los que intentaron entrevistarle, que se trató más por la falta de un acuerdo económico, que por desprecio al homenaje de los mexicanos a su grandeza futbolística.

Y es que Diego Armando, más allá de su atormentada vida personal que le costó mucho económicamente, es lógico que necesite explotar su imagen.

En el tema Hugo, Pelé -sin ahondar ni querer entrar en controversias como es su estilo-, señaló que los resultados no se dieron y es lógica la salida del técnico. Simplemente son "cosas del fútbol" aunque hay quien quiera darle otro sentido a sus palabras, mientras que para Maradona, aparentemente más enterado de las circunstancias, y apasionado y frontal como es, "fue un asco la forma en que se le trató" y de pasadita le tiró lo suyo a La Volpe... ¡Algo totalmente inusual entre dos paisanos argentinos!

Seguramente, "El Diego" no le perdona su pésima actuación como técnico de Boca, equipo al que sigue y venera a donde quiera que vaya.

Pelé imparcial, Maradona, visceral, apasionado, pero algo dejó en claro, y es que a un ídolo como sea, se le debe dar siempre ese lugar, aún cuando se equivoque... ¡Y de eso algo sabe!

Dos personalidades tan opuestas, que nada tienen en común, pese a coincidir en su calidad futbolística.

Dos hombres con vidas diametralmente opuestas, con estilos geniales y dos formas de ver la vida y el deporte, con pasiones y visiones que aún cuando convergen en el fútbol no se asemejan, pero que son objeto de reconocimientos en donde quiera que se paren.

Lo curioso de su presencia en estadios mexicanos para apoyar al equipo de sus amores, fue que ni su grandeza les inspiró para el triunfo, sino por el contrario atizó el orgullo del Atlas y las Chivas que con la ventaja del local, aprovecharon el momento y se impusieron a dos grandes.

Atlas superó a un Boca Juniors con un Maradona asombrado, ya que se supone un equipo muy por debajo del multicampeón argentino. Chivas imponiendo su dominio ante un Santos, que debió doblegarse ante el buen accionar de los tapatíos.

Así es que los dos ídolos, los de estilos contrastantes, rivales que nunca coincidieron dentro de una cancha, sí encontraron algo en común en su paso por México -el país en que los dos se coronaron como campeones del Mundo-: las derrotas de sus equipos, que a pesar de no ser ellos jugadores ni técnicos, fueron los grandes protagonistas en las victorias de Chivas y Atlas... ¡Cosas de la vida y del fútbol!