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Cuando la lógica no es lógica

BRISTOL -- Los jugadores italianos levantaban la mano, los holandeses miraban temerosamente a los jueces, los aficionados apagaban de pronto la euforia porque no sabían que sucedería, los comentaristas gritaban el fuera de lugar, los árbitros decían que no existió... Las dudas invadían el espacio. Las reglas son puestas a un riguroso examen de justicia. Y la lógica no parece tener lógica.

Una simple jugada, un gol que finalmente terminó siendo avalado, se transforma en la gran noticia de la Euro 2008, mientras el fútbol vuelve a dejar lagunas sobre su capacidad de hacer justicia sobre una cancha.

Parece inaudito e impensable que el fútbol, el deporte más popular del mundo y uno de los más viejos de la tierra, deje tantas cosas a la imaginación y a la capacidad de los jueces.

Al final del día, los árbitros suecos tuvieron una buena intervención en el primer gol holandés sobre Italia, pero ¿en cuántas otras jugadas trascendentales, se podrán equivocar dañando la imagen y el mensaje que los 22 jugadores quieren enviar desde el césped?

La FIFA ha hecho adecuaciones importantes a su reglamento, pero sigue dejando demasiadas cosas para que sólo tres seres humanos interpreten lo que ellos creen que sucede.

¿Y cómo saber realmente si Panucci estaba fingiendo o realmente estaba lastimado a un lado de la cancha? ¿Cómo pudo el señor Frojdfeldt (árbitro central) determinar de forma rápida que Van Nistelroy no sacaba ventaja de su posición?

Hubo una silbatina de las 40 mil personas en el Stade de Suisse de Berna mientras la jugada se repetía en la pantalla gigante del estadio. La UEFA terminó embargando la cinta.

Han pasado 42 años desde la coronación inglesa en el Mundial de 1966 y el mundo se sigue preguntando si el tanto de Geoff Hurst realmente atravesó la línea de gol.

Han pasado 22 años y la mano, "la mano de Dios", de Maradona en el Argentina-Inglaterra en 1986 parece ser un imperdonable y bochornoso episodio del fútbol más que una situación de heroicidad, de magia o de talento como se nos ha querido imponer. Y así, otros muchos ejemplos.

El fútbol es un deporte incierto en sus reglas, deja demasiadas cosas para la interpretación, deja demasiado para el sentimiento, deja demasiado para los sentidos y en pleno siglo XXI, esquiva de modo travieso su responsabilidad para con la justicia deportiva.

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