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Ese traje de baño

BUENOS AIRES -Es el traje.
-¿Le gusta mi traje?
-No, no estoy hablando de su traje, hablo del traje de baño de Phelps.
-¿Le gustó? Cómprese uno.
-No, no quiero comprarme uno, ¿para qué si no sé nadar? Lo que digo es que gracias al traje que ese tipo usa, no para de batir récords.
-Ah, pero usted es un ingenuo. Mejor dicho, es de lo que ven complots por todos lados.
-¿Qué quiere decir?
-Que apuesto a que usted es de los que no creen que el hombre pisó la luna.
-¡Por supuesto que no creo en esa fábula! ¡Todo lo que vimos en el 69 fue filmado en algún paraje perdido de Arizona!
-¿No le dije? Mire, es una cuestión de lógica pura. Por del hecho que usted atribuye las victorias natatorias de Phelps a su traje de baño, puedo deducir muchas cosas. ¿Quiere que siga?
-A ver...
-Usted es un hombre al que no le gusta perder.
-¡Ja! ¿Y a quien le gusta perder?
-Tiene razón. Mi afirmación estuvo mal planteada: usted es un hombre que no soporta perder.
-Bueno... no es algo agradable...
-También puedo deducir que usted es soltero.
-Es cierto. ¿Cómo dedujo eso?
-Porque si estuviera casado no perdería el tiempo charlando conmigo.
-Qué gracioso.
-Hablando en serio, deje esas teorías conspirativas para los fracasados que no toleran los éxitos ajenos y acepte que Phelps es un monstruo acuático.
-Yo creo que el traje influye...
-¿Y qué influyó para que en su momento ganara tantas medallas de oro Mark Spitz? Entonces llevaba un slip Adidas parecido al que usted tiene puesto ahora...
-¿No le gusta?
-Sí, pero ya está un poco grande para usar eso.
-Lo conservo desde unas vacaciones en Buzios.
-Bien, pero conteste a mi pregunta: ¿influyó ese slip para que Spitz se llevara siete medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Munich en el 72?
-Bueno... no... ¡pero Michael Phelps lleva cinco!
-Y tal vez se lleve seis mañana.
-Pero tendrá que ganarle a rivales complicados, cuidado.
-Lo que usted diga. Hasta es posible que pierda. ¿Y? ¿Cree que si se hubiese tirado al agua desnudo no hubiese ganado nueve medallas?
-De ninguna manera. La tecnología puesta al servicio del deporte...
-No diga pavadas, por favor. Phelps es un atleta, y como todo verdadero atleta nació en un país que le brinda todas las facilidades, que ha entrenado más tiempo del que usted pasó durmiendo y ha estado tanto tiempo metido en el agua como nosotros sentados ala mesa de un bar, discutiendo.
-Puede ser...
-Oyó lo que respondió cuando le preguntaron que pensaba hacer en Beijing de ahora en más?
-No, ¿qué dijo?
-Tres palabras: "comer, descansar y nadar".
-Lacónico el chico.
-Sí, pero su laconismo es señal de algo más.
-¿De qué?
-Ese chico tiene verdadero talento. Y como toda persona verdaderamente talentosa, no pierde el tiempo con discursos embrollados. Sabe lo que quiere y fue a buscarlo. Pretender que todo depende de su traje de baño es insultar años y años de entrenamiento y autoexigencia física.
-¿Usted dice que mañana se lleva la medalla número seis?
-Soy malo haciendo previsiones, pero de todos modos no tiene la más mínima importancia. Aunque perdiera, terminaría antes que Meolans. Así que un poco de respeto, por favor, por este norteamericano que ya se convirtió en el atleta récord de la historia.
-Chapeau.
-Y por favor, sáquese ese slip, ¿quiere?

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