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No somos los únicos

BUENOS AIRES -Por fin alguien que abre la boca para decir algo inteligente.
-Ya veo.
-¿Sabe de qué hablo?
-Me lo imagino: de las declaraciones del Jacques Rogge, el presidente del Comité Olímpico Internacional, que le criticó a Usain Bolt la forma en que festejó sus victorias en las carreras de 100 y 200 metros. -Pero a su vez Rogge fue duramente atacado por medios como el Guardian y el Daily Telegraph.
-Igual que nosotros. Los lectores de ESPN nos destriparon por lo que dijimos del festejo de Riquelme y Cia. después del tanto de penal contra los brasileños.
-¿Pero qué dijo exactamente Rogge?
-Palabras más, palabras menos, lo mismo que dijimos nosotros: un atleta olímpico debería mostrar más respeto por sus competidores, en todo caso darles una palmada en el hombro en vez de burlarse de ellos.
-Siga.
-Ser el vencedor en cualquier disciplina sería suficiente para poner a ese sujeto un poco por encima de sus oponentes. No somos animalitos sensitivos que podemos dejarnos llevar por nuestras propias emociones, como los niños. El gesto soberbio de Bolt, girando la cabeza para sobrar a los que venían detrás de él, deja de ser aceptable cuando un corredor acaba de cumplir los, digamos, 11 años. Justamente, lo que Rogge le pidió a Bolt fueron "muestras de madurez".
-Tal vez les pedimos demasiado a estos atletas. Tal vez deberíamos dejarlos.
-De acuerdo, de acuerdo, pero los medios recalcaron en estos días el carácter sobrehumano de Bolt. El mundo no ha visto jamás nada parecido. Físicamente es el mejor, y además tiene una confianza suprema en sí mismo. Pero deportivamente tiene la mentalidad de un niño de 11 años. Le falta algo que no se puede aprender, que no se enseña en ninguna parte, que yo sepa.
-¿Qué es lo que le falta?
-Humildad. Y sobre todo la capacidad de mirar hacia el futuro. Algún día aparecerá alguien con las piernas más largas que las suyas, que lo dejará atrás. Tal vez en 2012.
-¿Y entonces?
-Y entonces Bolt se sentirá muy molesto. Y entenderá que correr más rápido no te hace estar más arriba. Hasta un guepardo bate récords todos los días y no sobra a sus colegas.
-¡Pero está comparando a un atleta con un animal!
-¿Hace falta que le explique que los animales tienen gestos mil veces más altruistas que los seres humanos?
-De acuerdo. ¿Pero no es pedirle demasiado a esta gente?
-¿A los atletas? No, no hay que pedirles nada. Insisto: por más que hablemos y hablemos, Riquelme no va a dejar de hacer un gesto como el de un chimpancé cada vez que meta un gol de penal. Bolt seguirá golpeándose el pecho como un gorila en celo cada vez que gane una carrera. Sólo se trata de poner de manifiesto que hay algo que anda mal.
-En líneas generales estoy de acuerdo con lo que dice, pero, como siempre, creo que exagera.
-Frankie Fredericks, el presidente de la comisión de atletas del Comité Olímpico y ex velocista, criticó los dichos de Rogge. Dijo que en el momento de la victoria no se le puede pedir a un atleta cómo tiene que reaccionar. Dijo que es un momento único, por el que se ha sacrificado y se ha entrenado durante cuatro años, que uno reacciona sin pensar.
-¿Y qué piensa de eso?
-Que es cierto que en ciertos momentos no se piensa, sobre todo en medio de una justa deportiva. Pero que cuando dejamos de pensar solemos comportarnos como verdaderos idiotas.

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