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Tres pilares para un éxito olímpico

BUENOS AIRES -- La final olímpica ya es historia y Argentina otra vez es dueña del oro, pero me llamó la atención que, intercambiando palabras con una persona, me dijera antes que nada que Argentina no había jugado bien.

Le respondí lo que siempre pensé en estas situaciones: "Las finales hay que ganarlas".

Es que en Argentina ya parece obligación cuestionar a los ganadores, tanto que me da la impresión de que la crítica llega por envidia, algo así como el placer de no dejar que los que triunfan sean tan felices de haberlo hecho.

El que ganó, como en este caso lo hizo Argentina, que en ninguno de los seis partidos fue inferior a su adversario de turno, demuestra que hay situaciones en las que no hay margen para cuestionar lo incuestionable. Argentina, qué duda cabe, salió campeón muy pero muy merecidamente.

Así que en vez de dar más explicaciones para un triunfo que no merece mayores justificaciones, en vez de explicarles cómo fue el partido final ante Nigeria, prefiero detenerme en tres componentes del plantel campeón.

Estos tres jugadores nos dijeron que están para más, por su manera de actuar en situaciones como las que tuvieron que vivir.

Me refiero a tres jugadores que sabían que estaban para formar parte del grupo, pero aceptando que de entrada iban a tener un rol secundario. Por experiencia, nivel y notoriedad, sabían que tendrían que esperar su momento para ser reconocidos, y ahí sí, no dejarlo pasar y demostrar que podían ser tan importantes como los demas componentes.

Comenzaremos con Romero, el arquero de AZ Alkmar, que entró primero en pleno partido de cuartos de final ante Holanda, demostrando mucha tranquilidad y personalidad en un momento delicado del encuentro.

Hay una diferencia entre Ustari y Romero: el primero es más jugador que arquero, y lamentablemente para él, en la jugada que termina con su lesion anticipó demasiado, lo que lo hizo pasar de largo y al querer volver se lesionó.

En cambio, Romero es más arquero que jugador. Uno podría pensar que en el futbol de hoy es muy importante saber jugar con los pies, y eso no deja de ser cierto. Pero de la misma manera en que pienso que todos los puestos tienen características que hay que priorizar, en este puesto también lo hago: para mí siempre será más importante que sepa más con las manos que con los pies.

Para terminar con Romero, es un joven arquero que tiene un gran futuro. Además tiene un técnico en su club en Holanda que le enseñará lo que todavía no sabe con los pies, por que a él le gusta que el balón venga bien jugado por abajo.

El siguiente es Pareja: un defensor que, para llegar a Beijing, tuvo que pasar por más caidas de compañeros que todos los muros que cayeron despues del muro de Berlín.

Para el publico masivo era alguien poco conocido, y como está jugando en Bélgica, un futbol de segundo nivel en Europa, los únicos que lo recordaban antes de este torneo era los del medio futbolístico.

Así fue que Pareja llegó en punta de pies, como el tercer jugador de más de 23 años. Pero tuvo algo a su favor que quizás pasó desapercibido: antes de irse a Europa, jugaba en Argentinos Juniors, club que conoce muy bien el técnico Batista.

Con una técnica prolija, sin grandes gestos físicos o futbolísticos, su ubicación en el medio de la defensa le dio mucha tranquilidad a sus compañeros. Trató siempre de salir jugando por abajo y que el balon pasara por los pies de Gago y Mascherano, y no como hacen repetidamente muchos marcadores centrales, que a puro pelotazo queman el mediocampo.

En conclusión, Pareja fue una grata sorpresa que le da a Coco Basile otra posibilidad más para la selección mayor cuando le falte algun marcador central.

Termino con Di María, que tuvo la más importante demostración de atrevimiento. Fue alguien que supo aprovechar desde que pisó el campo de juego para demostrar que merecía estar de arranque. Y es destacable que haya sido el reemplazo de Lavezzi, el atacante que había jugado mejor hasta ese momento de los dos puntas.

Di María comenzó moviéndose con tanta habilidad como sacrificio, dándole mucho respiro a Riquelme por su izquierda y a la vez cumpliendo el doble rol de volante por afuera y punta para definir o servir.

Después de sus actuaciones como reemplazo pasó a ser titular para prácticamente discutir cabeza a cabeza con Messi el premio al jugador ofensivo más importante del equipo.

Esa pregunta es retórica, pero sin duda que al citarlo para las eliminatorias, Basile le dio todo su reconocimiento a un jugador con mucho futuro en un puesto en el que no hay muchos de su nivel.

Romero, Pareja y Di María merecían este reconocimiento: destacar como pasaron de los roles de reparto a los protagónicos es una buena manera de explicar por qué Argentina ganó tan claramente la medalla olímpica.

Para terminar, extiendo ese reconocimiento a los jugadores,cuerpo técnico y médico y utileros, agradeciéndoles el haber ganado otro título que agranda aún más el historial del fútbol argentino.

Felicidades.

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